Yo también quiero mi Chery, mi aumento de 45% de sueldo, mi vivienda, etc…¡y no regalado!!

Una de las prácticas que nos ha hecho mucho daño (como ciudadan@s con actitudes de corresponsabilidad dentro de la sociedad en la que hacemos vida) es el haber instalado la idea de que el Estado nos debe regalar nuestra educación, nuestra salud, nuestra vivienda, los servicios públicos, la gasolina, etc.

Por el contrario, un Estado debe ser el actor que cuenta con toda la estructura y los instrumentos necesarios para poder ofrecer bienestar a su población, o como lo definió Chávez, la máxima felicidad suprema. Definir Bienestar es algo complejo porque entran en juego las posturas ontológicas de cada quien; es un concepto polisémico, característica que se observa en las diferentes descripciones que de él dan organismos internacionales, académicos y la gente en general. Por ejemplo, dentro de la visión de bienestar del PNUD se expresa que éste no depende sólo de la cantidad de bienes que se tenga sino también de las necesidades satisfechas en lo que se refiere al acceso a la salud, la educación y el respeto a los derechos fundamentales, variables estas que se toman en consideración para evaluar el concepto de Desarrollo Humano (DH) usado por este organismo y cuyo origen se debió en gran parte a la colaboración del economista Amartya Sen.

Sen, propuso las dimensiones de capacidades y funcionamientos, que vienen a formar parte del ser y el hacer de los individuos y que en definitiva dependerán de los contextos donde estos de desenvuelven, ya sean en la familia o en la sociedad. El contexto es el que ofrece calidad de vida; esa calidad está relacionada con una lista de funciones básicas humanas, válidas para todas las personas que conviven en el mundo.

Existen capacidades que son esenciales para alcanzar ese estadio: la vida, la salud, la integridad, el pensamiento, relación con otros seres, emociones, ocio, libertad de participación política y respeto a los derechos. Además deben estar garantizadas, en este caso por el Estado para tener una sociedad justa y cohesionada.

Esa justicia y cohesión se rompen cuando escuchamos anuncios como regalar un carro por un acto de valor, de paz, de querer a la patria (palabras del Presidente N. Maduro); y es que hay personas que en su constante transitar van por la vida actuando con valor, con paz y queriendo a la patria, ejemplos: un/una docente de primaria que debe viajar largas distancia para llegar a la escuela donde la espera el futuro del país; una/un enfermero que cuida a nuestros enfermos y que está expuesto a situaciones de riesgo; un adulto mayor que le dio a su país por muchos años valor, paz y amor a la patria; un señor del aseo público que se levanta temprano y se acuesta tarde para que nuestras calles estén libres de basura. Seguro una gran parte de los mencionados no tiene ni carro, ni techo propio y un sueldo que no llega ni a mitad de mes.

Escuchamos diariamente palabras como inclusión e igualdad en los discursos de nuestros dirigentes políticos. Sin embargo, con decisiones como las mencionadas, se están alejando de dichos conceptos.

Eso ya es preocupante, pero debo decir que más grave es el imaginario colectivo que se ha construido y que gira en torno a la no corresponsabilidad de los ciudadanos. De igual manera, las prácticas gubernamentales en los aspectos planteados que están instaurando brechas entre los ciudadanos y ciudadanas, entre profesionales y entre pueblo del mismo territorio.

Un gobierno, representa a todos no a un sector. Un Estado debe velar por todos no por un sector de la población. Queremos bienestar y máxima felicidad para todos y todas.


Email: ardigm@yahoo.com


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