Crisis y guerra económica: ¿Qué hacer?

Como se sabe el sistema capitalista funciona, a partir de los años setenta del pasado siglo, gracias a la creación de burbujas especulativas – tendencias al crecimiento del precio de los activos a partir de políticas monetarias expansivas y acceso fácil al crédito- Se trata de un nuevo mecanismo que implementa el sistema capitalista  para seguir obteniendo beneficio en una etapa en la que el modo tradicional de funcionamiento ha entrado en crisis. En efecto, se ha producido un cambio del centro de gravedad de la economía desde la producción hacia las finanzas, cuestión conocida como la financiarización, la cual se convierte en uno de los temas claves de nuestro tiempo y, por tanto, de importancia superlativa en el actual contexto capitalista de globalización neoliberal, dado que esta es una de las característica definitoria del neoliberalismo. Ciertamente, durante los últimos 30 años, la financiarización ha prosperado a través y bajo el disfraz de la promoción del mercado (es decir, del capital privado) en general. En la práctica esto significa la subordinación de la reproducción social a los imperativos de los mercados financieros en todo,  desde la privatización y la regulación hasta los objetivos de inflación y la difusión del crédito personal.

 

De manera que es, lógico afirmar que la crisis que tenemos hoy se incubó dentro del modo neoliberal que le es hegemónico hoy al sistema capitalista, tras la periclitación del keynesianismo de postguerra y la caída del modelo de Socialismo de los Países del Este. Actualmente, estamos ante una crisis económica mundial que ha venido manifestándose con ahínco desde que estalló el sistema bancario y financiero norteamericano en diciembre de 2007 y que alcanzó su cima más peligrosa en septiembre de 2008. Esta se ha convertido en la peor crisis financiera mundial desde la Gran Depresión y consagrado en la recesión más grande desde la Segunda Guerra Mundial. Pero con una particularidad inevitable y es que la crisis de ahora coloca la relevancia de las finanzas en primer lugar y aunque desde el 2010, celebridades como Paul Krugman –Premio Nóbel de Economía-, apunten que esta ha sido superada y convertido en una depresión ordinaria, lo cierto es que aún continúan sintiéndose sus secuelas en los centros de desarrollo capitalistas –Japón, Alemania, por ejemplo- y además en otras latitudes de la geografía mundial. Es evidente que Estados Unidos no crece ahora en término económico al ritmo que lo hacía antes del estallido de la crisis de 2007. En cuanto a la gran economía China, esta hace sus mayores esfuerzos por mantener los niveles de crecimientos alcanzados.

 

Por lo cual, el capital que no tiene patria ni amores, como ya lo predijera Carlos Marx, ahora se ha vuelto más irracional y enfermizo, elevando a estadios inédito la cuestión de la desigualdad como lo han dejado en evidencia tanto Joseph Stiglitz en su libro: El precio de la desigualdad (2013); y más recientemente el economista francés Thomas Piketty en su libro Capital in the Twenty- First Century –El capital en el siglo XXI- (2014). Por ello el tipo de capitalismo que tenemos hoy, regido, preponderantemente, por un hiper neoliberalismo que se asienta sobre la financiarización, es un vivo ejemplo de aquel papel invertido de Robin Hood que nos pone en evidencia la película: El capital, de Costa Gravas, cuyo libreto impone, refiriéndose a los ricos que “seguiremos robando a los pobres  para dárselos a los ricos”. La alternativa a este sistema depredador hoy, más que nunca, continúa siendo el Socialismo.

Todo esto tiene que ver de un modo muy significativo tanto con la guerra económica que ahora mismo se desarrolla en nuestro país, como con la guerra de precio que se sucinta en el mercado petrolero internacional y cuyo avance se constituye en una amenaza para la estabilidad económica y política de nuestro país. Recuérdese que, de acuerdo con cifras del Banco Central de Venezuela, el 96 % de los dólares que le ingresan a Venezuela provienen de la exportación de petróleo.

1.-  De la guerra económica a la crisis de ingobernabilidad

El fin ultimo de la guerra económica que, en nuestro país han desplegados los sectores más apátridas del “empresariado” y la oposición política más radical al Gobierno Bolivariano, tiene como fin ultimo generar una crisis de ingobernabilidad que hagan sucumbir la lealtad y el apoyo de la ciudadanía a la Revolución Bolivariana, preparando con ello la derrota en las elecciones parlamentaria de 2015 y además para la activación del referéndum revocatorio en el 2016. No obstante, igualmente trabajan en utilizar estas condiciones para promover la violencia política, similar a lo ocurrido en el 2002.

Desde luego, los sectores políticos de la oposición en sinergia con las élites económicas y empresariales del país, han venido implementando toda una estrategia, caracterizada por un cóctel de inflación, escasez, especulación, acaparamiento y contrabando sobre todos los bienes y servicios, incluidos medicamentos y alimentos. Podría decirse que, al mejor estilo weberiano se han visto y continuará trazados por aquella máxima que expresa “el fin justifica los medios”. Por tanto, no se limitarán en sus acciones, así tengan que fomentar prácticas inhumanas, con tal de alcanzar su objetivo. De allí que, las grandes cadenas de alimentos como la POLAR y transnacionales de la medicinas, además de aquellas encargadas de artículos de limpieza personal y para el hogar, como la Proter Gambler -que ya se fue del país-, continuarán haciendo sus esfuerzos para que los anaqueles sigan vulnerables.

Por supuesto, unirán a este coctel la calamidad de la inseguridad  provocada, hoy más que nunca, por el paramilitarismo rapante. A todo esto continuará  sumando la guerra mediática internacional que, desde hace rato, pululan en los principales medios internacionales en contra de Venezuela, enfatizando que hay censura a los medios; destrucción del aparato productivo nacional; represión policial; violación de los Derechos Humanos (DDHH) y que el presidente Maduro y Venezuela se hunden. Generando con ello la matriz según la cual el país no tiene salida. De hecho, ya varios dirigentes de la oposición, entre ellos, María Corina Machado, anuncian, sin rubor, una transición a la “democracia” en Venezuela. De allí que, no es casual la campaña internacional según la cual Venezuela esta ante un inminente default y que el Gobierno quebró a Petróleos de Venezuela (PDVSA), al punto que ahora importamos petróleo. Obviamente, con todo esto se facilita la estrategia de acusarnos de Estado forajido y Estado Fallido.

2.- La diversidad de los tipos de cambios: un factor que estimula la guerra económica y la crisis política.

La actual estructura del régimen de cambios múltiples, lejos de incidir en el freno a la especulación y la inflación y, por tanto, en torno a la guerra económica lo que ha hecho es estimular la “caza” de dólares baratos no sólo por parte de los empresarios apátridas, sino también por aquellos ciudadanos que promueven la cultura desleal y parasitaria del “raspa tarjeta” o “raspa cupos”, quienes obtienen divisas a tasas de Sicad I y II. En efecto, resulta fabuloso obtener los  dólares bajo estas modalidades - para el Sicad I, el costo oscila, en promedio, alrededor de 11BSf/dólar y en el caso del Sicad II alrededor de los 49 bsf/dólar- dado que muchos de quienes los obtienen, tienen luego la posibilidad de revenderlo al tipo de cambio paralelo que ahora se cotiza, en aproximadamente, 100 Bsf/dólar.

Ante ello se corre con el riesgo de que se constituyan, con gran eficiencia, empresas de maletín que incurrirán, además en delitos de sobrefacturación de importaciones o exportaciones según sea el caso. Tal política cambiaria, paradójicamente, pareciera promover y consolidar las prácticas de corrupción, si se toma en consideración que el dólar paralelo se ha venido incrementando a lo largo de este último año. Ciertamente, en septiembre de 2013 el dólar paralelo estaba en 41,17 bsf/dólar, pero para octubre de éste 2014 roza ya los 100bs/dólar, lo cual representa un incremento porcentual de 142,89%, en tan sólo 14 meses.

Ahora bien, como un grupo importante de empresas y comercios utilizan este indicador para calcular los costos de reposición, es obvio que esto  impulsa el incremento desmedido de la gran mayoría de los bienes y servicios que se consumen y, por tanto, termina facilitando la operatividad de los hilos que promueven la guerra económica y política en contra del Gobierno Bolivariano. A esta situación de los múltiples tipos de cambios viene a sumársele el incremento de la liquidez monetaria y de dinero inorgánico que seguramente se verá fortalecida en los próximos meses –noviembre y diciembre- con el pago de aguinaldos y utilidades, todo lo cual impulsará aún más el precio del dólar y con ello la codicia de los empresarios apátridas quienes buscarán promover la escasez para instalar con mayor apremio la especulación y obtener como plusvalía política el descontento social, tras la escasez, el contrabando, los altos precios  y las largas colas. 

Por todas estas razones, es imprescindible que el Gobierno Bolivariano evalué de la mejor manera la política cambiaria. Asimismo, es imprescindible que se priorice el destino de los dólares y se diseñen escenarios que faciliten la unificación o convergencia de los diversos tipos de cambios. Todo esto debe estar acompañado por una efectiva contraloría social. De lo contrario podría continuarse estimulando estas prácticas dolosas y con ello se afianzaría no sólo la guerra económica sino que se agravaría la crisis política que, cómo ya se ha dejado claro, es el fin último de la oposición y la derecha internacional.

3.- La caída de los precios del petróleo y su incidencia en el escenario de guerra económica.

A esta guerra económica que se libra con los sectores “empresariales” y oposicionistas apátridas viene a sumársele en el plano internacional la caída del precio de petróleo. En este año 2014, el mayor valor de cotización sobre el precio del petróleo se produjo en el mes de junio cuando, la cesta venezolana alcanzó, en promedio, 99,11 $/b. Desde entonces ha venido bajando hasta llegar, entre el 13 y 17 de octubre, a 77,65 $/b. Aunque el promedio para este año se ubica en 96,23 $/b (Ver Cuadro N° 1). Se trata de su nivel más bajo desde noviembre de 2010. En aquel año nuestro petróleo cerró, en promedio, en 71,97$/b. Sin embargo, 2011 y 2012, fueron años muy positivos, tras arribar a 101,06 $/b y 103,42 $/b, respectivamente. En tanto que, el pasado año 2013 promedió 99,49$/b. (Ver Cuadro N° 2).

CUADRO N° 1: EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO 2014                       

(Dólares Estadounidense Por Barril)

AÑO-

PRECIO VENEZUELA

CESTA OPEP

WTI

BRENT

2014*

96,23

104,76

100,46

108,02

I Trimestre

96,14

104,75

98,53

107,88

Enero

95,07

104,76

94,85

107,23

Febrero

97,48

105,31

100,39

108,69

Marzo

95,99

104,23

100,53

107,79

II Trimestre

97,70

105,79

102,95

109,65

Abril

96,74

104,27

102,10

108,08

Mayo

97,28

105,37

101,77

109,12

Junio

99,11

107,74

105,00

111,78

Julio

96,14

105,82

102,69

108,52

Agosto

91,74

100,93

96,06

103,53

Septiembre

89,27

96,24

93,39

99,01

29 al 03

85,89

93,40

92,00

95,09

Octubre

81,32

88,01

87,14

90,25

06 al 10

82,72

89,34

88,40

91,73

13 al 17

77,65

84,11

83,58

86,48

 

Fuente: MENPET

*Cifras preliminares

 

CUADRO N° 2: EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS DEL PETRÓLEO 2008-2013                          (Dólares Estadounidense Por Barril)

AÑOS

PRECIO VENEZUELA

CESTA OPEP

WTI

BRENT

2008

86.49

94.45

99.90

98.54

2009

57.01

61.06

61.82

62.55

2010

71.97

77.45

79.52

80.24

2011

101,06

107,47

95,12

110,80

2012

103,42

109,53

94,23

111,64

2013

99,49

105,90

97,96

108,70

2014

96,23

104,76

100,46

108,02

 

Fuentes: OPEP/MENPET (Varios años)

Construcción Propia.

Esta caída en el precio del petróleo se explica, principalmente, por varias razones, la primera de ellas tiene que ver con el hecho de que la economía mundial atraviesa por una etapa de crisis y desaceleración y, en consecuencia, la demanda petrolera se ve afectada. En segundo lugar, se ha venido produciendo un incremento en la producción petrolera mundial que genera una sobre oferta y además incrementa los inventarios de crudo en los más importantes centros de consumo petrolero. Huelga señalar que esta situación de sobreoferta está asociada, fundamentalmente, al incremento en el seno de varios de los países OPEP, entre ellos Arabia Saudita que el pasado mes de septiembre elevó su producción a 9, 7 millones de barriles por día. Igualmente, vale destacar el aumentos de la producción en Kuwait, Irak Libia y los Emiratos Árabes Unidos, países que han reducidos los precios de su petróleo a compradores asiáticos y europeos, tras acrecentarse la oferta de crudo. Todo lo cual muestra diferencias en la OPEP.  De hecho, la convocatoria formulada por Venezuela para una reunión de emergencia en la Organización con miras a lograr un acuerdo para bajar la producción  e incidir en los precios, por ahora, no ha tenido respaldo y la fecha de su próxima reunión ordinaria será realizada en Viena el próximo 27 de noviembre. Del mismo modo, debe subrayarse la producción de petróleo de esquistos en Estados Unidos, a través de la tecnología del “fracking” que le ha permitido a ese país, incrementar significativamente su producción, alcanzando unos 8,8 mb/d. Aunque, de acuerdo con el Bank of American, ya ha superado la producción de Arabia Saudita y la de Rusia.  A esto habría que agregar también, el fortalecimiento del dólar. Por tal razón, los sucesos geopolíticos –crisis de Ucrania; ingobernabilidad en Libia y el despliegue de acciones bélicas contra el llamado Estado Islámico, entre otros- que antes hubiesen resultados más que suficientes para impulsar los precios del petróleo, ahora no producen ese efecto. Además, estos conflictos no impiden el suministro seguro de petróleo.

No obstante, la situación de los productores marginales en Estados Unidos, aunado a los altos costos de los esquitos en ese país, cuyos costos de  producción por barril oscila entre 60 y 65 dólares no puede, por tanto, ser viable con un barril por debajo de 70 $/b. Desde luego, ante la conducta que exhiben ciertos productores del Golfo Pérsico, especialmente, Arabia Saudita y, por otra parte, EEUU, todo lo cual contribuye a una sobre oferta de casi 3 millones de barriles por día, es difícil que los precios retornen en el corto plazo a 100 $/b. Resulta curioso, sin embargo que tal disminución afecté especialmente a Rusia, Irán y Venezuela, países que no están en la Agenda de Aliados de Estados Unidos. En todo caso, esta situación de sobreproducción será, con toda seguridad, un nuevo reto para la OPEP. Ya ante la caída de los precios en el ultimo trimestre de 2008 pudimos ver a una OPEP fortalecida acordar su mayor recorte histórico de producción, estamos hablando de un recorte acumulado de 4,2 mb que se hizo efectivo desde el 01 de enero de 2009 y que en el mediano plazo contribuyó con la recuperación que experimentan los precios luego desde el 2010 en adelante. Aunque, ahora, las condiciones son diferentes y no todos los países de la OPEP están ganados para recortar la producción en lo inmediato. Afortunadamente, en lo que a nuestro país respecta, tenemos una gran ventaja por el costo de producción del barril y ello juega en pro de soportar el descenso que ahora muestra la caída sobre nuestra principal variable económica. Por tanto, los desarrollos petroleros que se adelantan en la Faja Petrolífera del Orinoco: Hugo Chávez Frías, el mayor reservorio de crudo del mundo, no dejarán de ser viables por esta caída en los precios. De allí que la Faja, por sus costos competitivos, seguirá teniendo ventajas extraordinarias. A esto habría que agregar que el anteproyecto de Ley de Presupuesto para 2015 se realizó con base a un cálculo promedio de 60 dólares por barril para mantener una expectativa conservadora sobre la evolución de los precios internacionales del crudo. Sin embargo, no podemos subestimar la caída del precio del barril, más aún si esta amenaza con extenderse. De hecho, paralelo a la caída de los precios se ha producido, ipso facto, una caída en el precio de los bonos de la República que vencen en el 2027 y también en los bonos de PDVSA que vencen en el 2017.

¿Qué hacer?

Brevemente, advirtamos que es impostergable reducir las distorsiones que obstaculizan la asignación productiva de los recursos provenientes del ingreso petrolero. Asimismo, es necesario fortalecer los mecanismos que hagan más equitativos la distribución de esa riqueza entre los miembros de nuestra sociedad. Todo lo cual debe estar regido por una inversión cuidadosa y planificada en atención a las áreas que resulten más atractivas fuera del ámbito petrolero, pero sin descuidar lo esencialmente petrolero. Igualmente, es imprescindible diseñar un escenario que conllevé exitosamente una unificación cambiaria. De lo contrario se corre con el riesgo de que los tipos de cambios continúen estimulando las importaciones y las praxis parasitarias en detrimento del aparato productivo nacional. Finalmente, con el fortalecimiento de la educación y la formación ciudadana se debe promover una transformación que nos permita tener conciencia del daño terrible que la cultura de lo petrolero le ha hecho a nuestra sociedad. Solo así podremos ser capaces de emprender con éxito la construcción de un nuevo modelo societario. Debemos, tener conciencia de que el petróleo,  per se, no es ni una bendición ni una maldición. Estos escenarios sólo son consecuencias inexorables del manejo que se hagan sobre la riqueza del ingreso petrolero. Por ahora, como bien lo señalaba Napoleón Bonaparte en sus notas y comentarios sobre El príncipe de Maquiavelo, “Dígase lo que se quiera, lo esencial para el príncipe, en un Estado, es consérvalo, y mantener en él orden”.



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