La mediática gamberra y tarifada.



No sorprende pero si nos deja una vergüenza ajena, que se escapa a nuestra capacidad de contención emocional y al ya hábito de ver éstas cosas, el quiebre ético y moral de algunos medios de comunicación, llámese en éste caso EL NACIONAL. Aunque bien sabemos que decirlo en estos tiempos es transitar por los lugares comunes. La falta de ética y la deshonestidad de estos “señores” no tienen parangón, se pierde en la lobreguez, asiento de la canallada. Para ellos no existen las reglas de la decencia intelectual, desconocer la “gobernanza” de la veracidad es su mayor lujo; el recato y las formas válidas yacen en las libretillas, apuntes de las clasecitas atropelladas y truncas, tomadas cualquier tarde gris de un aula sin ventanas y de un preceptor sobreviviente de una escuela de periodismo alemana o italiana del año 1942.

Estos señores como fieles mercaderes de Goeebels, venden opinión, no verdades, mimetizadas como información, lo que constituye una estafa a la ética, la moral y la decencia comunicacional, siendo lo peor recurrir a presuntos calificados; expertos de la nadería, facinerosos, medradores en las esquinas de los “ Pedro Navaja “; para “acreditar” sus infamias, una tarifa cubre la otra, entre tarifados te veas.

A estos “señores” fablistanes no se les debería olvidar que prestan un servicio público y en consecuencia la gente, el ciudadano debería estar por encima de sus intereses mezquinos y de baja ralea.

Es indignante ver como manipulan la fe, la confianza ciudadana, como engendran la desestabilización y propician escenarios cultivadores de la insania mental. Libertad de opinión no debe ser libertad para la desinformación y la calumnia, nuestro ordenamiento legal en cuanto al ejercicio del noble oficio del periodismo, debería revisarse, lo que está en juego es el destino de la nación.

En días pasados el IPASME, y su actual junta administradora y equipo de dirección, fue objeto de arremetidas de contenido falsario por un supuesto dirigente gremial docente, en las páginas del diario EL NACIONAL, en virtud de lo cual se le hizo la solicitud al mencionado periódico para la correspondiente réplica, cuestión que les hicimos llegar, y la cual tergiversaron de la forma más grotesca e irresponsable, no publicaron nuestra respuesta, la utilizaron acomodaticiamente y recurrieron a un personajillo agitador de oficio, sargento de la medianoche, vividor por muchísimas décadas, sin oficio conocido, para validar las calumnias. Si ese “señor” es el referente del diario mencionado, para qué dedicar más de una sola nota al asunto, ellos son del mismo pelambre y estercolero, y se entienden.




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