¡La cultura nos está matando compadre!

La cultura hace que entremos al mundo infinito del saber, de las artes, del conocimiento científico de la naturaleza. A través de la cultura nuestras áreas del cerebro se activan y la inteligencia se desarrolla. La inteligencia en verdad es instintiva en nuestro cerebro y se canaliza con el cultivo de los saberes. He conocido campesinos que no saben leer ni escribir y son muy inteligentes. Muchos intelectuales de oficio son poco inteligentes. En la Asamblea Nacional vemos a diario gente de oposición que, a pesare de tener títulos universitarios, carecen de la mínima inteligencia en el arte de la política. Albert Einstein fue un intelectual inteligente y como él podemos citar a muchos más que la historia ha reflejado en el universo del saber científico, religioso, filosófico y artístico, verbigracia Leonardo Da Vinci. Queremos llegar al camino de transición al socialismo.

Queremos derrotar al capitalismo. Queremos que el poder popular tome las riendas del país para enrumbarnos a una sociedad de justicia social. Queremos que los grandes anhelos del comandante eterno Chávez cristalicen ante el veredicto solemne de la conciencia pública. Queremos que la renta petrolera nos sirva para lograr nuestra soberanía alimentaria y tecnológica y así no depender de convenios foráneos industriales. Pero para alcanzar esos hermosos deseos debemos deslastrarnos de varias “culturas” que nos están matando de ignorancia y de paroxismo consumista. De esas subculturas alienantes y erosivas a la inteligencia que todos tenemos las principales son: (1.)- La subcultura consumista del sistema capitalista que nos posee mediante la hipnosis colectiva de los medios de difusión. Mientras seamos vacíos de conciencia social y llenos de egoísmo, viviremos hipnotizados para consumir hasta el infinito. Un consumista frustrado cae en la violencia variopinta, sin dudas.

Los hurtos y atracos son hijos del consumismo. Asesinar al prójimo es visto como “normal” en el cine, la prensa y la Tv y las primeras víctimas bidireccionales son los niñ@s. (2.) La subcultura de la pirámide de clases. Si eres pobre estarás perdido en el limbo de las oportunidades y nunca serás “alguien”. Cisneros es “alguien” por ser rico. Los Mendoza son “alguien” porque han sabido explotar a sus compatriotas a fuerza de salarios miserables. Si eres un Diputado de la república estás por encima de la gente que te dio esa oportunidad y para darles una audiencia tendrán que prenderle velas a 60 santos. Es la subcultura del poder político. (3.) La subcultura judicial. Nuestra pobreza material es directamente proporcional a la libertad.

Mientras más pobre somos menos libres. Mientras más rico serás más impune pues en esta subcultura el Vellocino de oro está más allá de la justicia terrenal. Si eres familia de algún Fiscal, juez o de un alto funcionario del gobierno, entonces la justicia será tan blanda como la jerarquía de la “palanca”. Esa subcultura está tan arraigada que, honestamente, si no ocurre una rebelión radical en el país, no la superaremos. Cuando las comunidades linchan a un aberrado sexual es porque no confían ni así en los tribunales corruptos y complacientes. No apruebo la pena de muerte pero sí la muerte de pena en una cárcel sin medidas cautelares. De eso tenemos un rollo de casos. Con el actual poder judicial NUNCA tendremos justicia para el corrupto. (4).

La subcultura adecopeyana del “pónganme dónde haiga”. La corrupción alcanzó niveles estratosféricos en la 4ª república y se expandió en el ADN de millones de venezolanos y nacionalizados. De allí nació el burocratismo para garantizar corruptelas, y el dinero entregado por ley a gobernadores y alcaldes en gran parte se va por el albañal de las comisiones del 10% y más. Dijo un famoso corrupto que “el dinero es como la tos, no se puede esconder”. Hay tantos altos funcionarios con un tren de vida pomposo que sus cómplices del sistema no lo tocarán ni con el pétalo de una imputación. Son enfermos de tosferina.

Por último me referiré a la subcultura del fanatismo político. Si eres compañero de partido no aceptaré que critiquen tu gestión pues eso sería darle armas a la oposición. Imbécil, si no hacemos autocrítica la oposición aprovechará esa veta para desangrarnos. En el SIBCI esa subcultura está muy arraigada y no se vislumbra una corrección a tiempo, por tanto el proceso revolucionario estará cayendo en una fase de entropía muy peligrosa que derrumbará todo el proyecto de Bolívar y Chávez. Este gobierno cerró programas de opinión porque sus analistas fueron críticos de la gestión. Chávez no ceró ningún programa. Dios salve a la patria!


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Efraín José Granadillo


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