El pueblo combate saboteo alimentario con sus tradiciones productivas

Con respecto al saboteo alimentario se hace necesario considerar el escenario real y el escenario mediático (como diría Walter Martínez) para orientarnos y encontrar soluciones constructivas en el día a día del proceso revolucionario.
La guerra económica contra el pueblo y sus instituciones intenta confundir y debilitar a la revolución, al presentar una situación caótica en el abastecimiento de ciertos rubros; sobre todo aquellos que dependen de las importaciones, ya sean directas o de las insumos necesarios para su producción en el país, que se procesan industrialmente y se expenden principalmente en la cadenas de supermercados, tanto públicos como privados.
Esta realidad caótica se expresa a través de la “dictadura mediática”, y sus voceros siempre son representantes económicos capitalistas del sector importador agroalimentario (nacionales y transnacionales), politiqueros de la derecha fascista y algunos presuntos especialistas tarifados. En contraposición, el pueblo responde con la fortaleza de los valores de sus tradiciones productivas, las cuales son invicivilizadas, por la guerra mediática, y en ocasiones hasta el mismo gobierno cae en esta práctica, por diferentes razones.
Una observación de las estadísticas y una mirada a los diversos puntos de abastecimiento (Ferias, mercados municipales, mercados campesinos, intercambios solidarios, ventas de carretera y calle) nos muestra que el pueblo está consumiendo plátano, topocho, cambur, yuca, lechosa, mango, auyama, ocumos (y hasta algunos poco conocidos como la pericaguara o achira) como una respuesta práctica, efectiva y sabrosa. Aunque parezca mentira consumimos más plátano y lechosa que trigo, por ejemplo.
Desde el gobierno, y sobre todo desde las organizaciones comunitarias, debemos impulsar esta práctica en nuestras comunidades y regiones como una forma de fortalecer el poder popular siguiendo la sencilla orientación del pueblo. Además de saludable, económico y sabroso enriquece nuestra cultura.
Pensemos las bolas de plátano, de Paria, en los topochos de las vegas llaneras, el ocumo chino de Monagas, la auyama de toda Venezuela. Fomentando la creatividad deberíamos incorporar a la lechosa como componente de nuestras ensaladas, sopas y acompañamiento de carnes y pescado. Con el mango podemos hacer algo similar además de ricas salsas para acompañamiento de carnes.
En Táchira y Paria aun se consume la pericaguara - achira, capacho- (canna edulis), de cuyo rizoma se extrae una harina alimento por excelencia para niños y ancianos desde épocas inmemoriales.
Con estos ejemplos y las experiencias infinitas que encontramos en nuestras comunidades podemos dar respuestas efectivas e inmediatas a los enemigos del pueblo.


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