Respecto a los containers: ¡Mosca porque cigarrón atora!

La Televisión, ese medio de comunicación que tanto bien podría hacer a la humanidad, es hoy –por causa de los intereses del podrido sistema capitalista- un medio de destrucción masiva. La posibilidad que tiene de mostrar como un todo apenas una parte lo convierte en un poderoso medio para el engaño. Una cámara ofrece al televidente una imagen de una pequeña parte ocupando toda la pantalla. Presentando al televidente una parte como el todo.

Usted puede tener un liceo con 20 aulas funcionando en perfectas condiciones, con 40 baños que prestan adecuado servicio y si tiene –por la causa que sea- un aula con una grieta en la pared, o un baño tapado, la malicia del periodista y el medio, enfocando adecuadamente estos estropicios pueden perfectamente presentar al liceo como un monumento a la desidia, invisibilizando como por arte de magia más de 5 mil liceos que seguramente funcionan adecuadamente, y además rematarán la faena con el latiguillo de “Una imagen vale más que mil palabras” ¡Cosas de medios al servicio de la destrucción y no de la veracidad!
Igual puede tener más de un millón de pensionados que religiosamente cobran –como sólo el gobierno revolucionario lo ha hecho- su pensión igualada al salario mínimo. Pero si hay cincuenta o cien personas a quienes no les ha salido su pensión a tiempo o se les retrasó unos días un pago, tiene, en manos de estos medios de la conspiración (Globovisión, El Nazional, etc., etc.) la noticia más destructora en la opinión del televidente: el Seguro Social engaña a los viejitos; el Seguro Social es un nido de corrupción; el Seguro Social –y Chávez, por supuesto- engaña a los viejitos y viejitas. Además aliñado todo con el testimonio lloroso y angustiado de algunos de estos ancianitos o ancianitas.
Por otro lado, una actitud casi generalizada entre las personas consiste en fijar la atención sobre la excepción obviando la regla. Usted puede transitar por una carretera con cientos de kilómetros en buenas condiciones y eso no llamará su atención, pero si en medio de esos cientos de kilómetros hay un hueco, su referencia o testimonio de la carretera se centrará en el hueco y para nada en los inmensos tramos en buen estado “porque –y tiene razón- eso es lo normal”.
En nuestra Venezuela, la derecha vernácula y su mentora la derecha imperialista tiene claramente un plan de destrucción –por la vía que sea- de la Revolución Bolivariana. En este plan juega un papel de primera línea hacer “crujir la economía” (¡dígalo ahí Allende!) Colocar contra la pared al gobierno revolucionario y cortar el lazo de unión entre el pueblo y su gobierno por la vía de la escasez de productos de primera necesidad, la inflación y la magnificación (manipulación de por medio) de los brotes de corrupción que se dan entre algunos burócratas, como no puede ser de otra manera, habida cuenta de la carga de cultura vieja que lleva en sus neuronas una burocracia que –en general- está a años luz de la espiritualidad socialista o de la conciencia del servidor público. El hombre nuevo no cae del cielo. Si construir la base material socialista es algo heroico, alcanzar la generalización de ese hombre y mujer nuevos es mucho más difícil.
El caso de los containers está siendo explotado con avaricia. La campaña mediática es inclemente. El objetivo es destruir el tejido construido por el gobierno revolucionario para garantizar la soberanía alimentaria. El punto débil que se explota –como siempre- se apoya en la amnesia. Presentar a la redes Mercal y PDVAL como epicentro de corrupción total, incluso como muestra de la corrupción generalizada de todo el gobierno responde a ese objetivo: destruir el avance heroico registrado por el gobierno revolucionario en el ámbito de garantizar alimentos de calidad y baratos al pueblo; colocar a la Revolución contra la pared y si fuera posible regresar ese poderoso segmento del mercado a los tentáculos avaros del capitalismo.
Olvida nuestro pueblo –o pretenden que olvide- dos cosas fundamentales en el análisis de esta coyuntura:
a. Que la red Mercal-Pdval ha distribuido y/o acopiado en reservas, unos 11 millones de toneladas de alimentos. En Mercal se han vendido a precios subsidiados (sin inflación) y en el peor de los casos en PDVAL a precios regulados. Frente a esta heroica gestión del gobierno revolucionario (11 millones de toneladas) se descubren unos condenables signos de corrupción e ineficacia, o ambas cosas. Sumando todos los hallazgos son unas 3.500 toneladas. Eso nos da matemáticamente un 3.18% de basura totalmente repudiable.
Pensemos: Esto es, poco más o menos similar al baño tapado del liceo o los cincuenta o cien pensionados que no cobraron a tiempo o no les salió su pensión, mientras un millón lo hacía. Un brote, reitero, tan natural como la verdolaga, que no puede opacar el todo a riesgo de contribuir con la destrucción de los logros como unos santos inocentes, amén –que no es poca cosa- de haber sido descubiertas las irregularidades por factores revolucionarios, como AIPO, y tomado las medidas pertinentes que ahora deben determinar responsabilidades y ser contundentes e inexorables con quienes sean. Los culpables del affaire de los containers estaban dentro de nuestro gobierno y tienen que ser ejemplarmente castigados. Cada cosa en su lugar.
b. Las razones por las que la Revolución debió salir a romper la monopólica hegemonía del sector privado en la distribución de alimentos no pueden olvidarse. Mercal y PDVAL nacen cuando estos mismos capitalistas privados, la POLAR entre otros, intentaron rendir por hambre al pueblo. Hay que recordar las acciones criminales que esta gentuza realizó, en el ámbito de aquella campaña por la Reforma (2007), dejando al pueblo sin alimentos tales como: harina precocida, azúcar, leche, café, etc., etc.
Esto sin entrar a recordar, porque enerva e indigna hasta el límite, la campaña de hambre de 2002-2003 cuando el paro-sabotaje petrolero. Puedo recordar –porque me correspondió vivirlo estando en un estado lechero por excelencia como Mérida- la campaña que hizo desaparecer la leche pasteurizada por meses, en medio del hermoso espectáculo de vacas con ubres gordas pastando en aquellas montañas merideñas; vacas dando leche a reventar que era convertida en quesos no regulados y en muchos casos arrojada a las quebradas. O como, cuando se tenía semanas sin café, el representante de Fedecámaras para el sector, afirmaba con tonito de burla sádica “que el café se había perdido porque se iba hacia Colombia, Panamá, etc.”
Este desgraciado individuo no explicó nunca como hacía el café para “irse” a Colombia o Panamá, por sus propios medios, como si tuviera paticas. En ese momento sólo la fe del pueblo en su gobierno revolucionario impidió una reacción popular. El país estaba totalmente en las manos de estos fariseos. No teníamos reservas alimentarias sino para unos 15 días. Hoy el país dispone de unos 3 meses de reservas alimentarias básicas. Olvidar es letal. “Por el engaño hemos sido dominados más que por la fuerza” Simón José Antonio de la Santísima Trinidad.
Caer en la trampa de la burguesía conspiradora es un suicidio. Castigar éste y todos los focos de corrupción que haya o pueda haber en el gobierno es una obligación y un mandato. Nada de blandenguerías con nadie, mucho menos con los que se disfrazaron de rojo-rojito. Pero a la contra “ni tantico así”. Aquí es bueno recordar el viejo aforismo popular: mosca porque cigarrón atora o camarón que se duerme se lo cogen los sapos (Mc dixit)
 
 
¡Aquí no se rinde nadie!
¡No podemos optar entre vencer o dejarlos que vuelvan!
¡Esto es Patria Socialista o es muerte!
¡Chávez es Patria!
¡Chávez es Socialismo!

¡VENCEREMOS!




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Martín Guédez


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