CADIVI y La murga de Panamá

Sin muchos bombos y platillos los medios oficialistas vieron de reojo la noticia reciente de que le tomó tanto mas de seis meses al excelentísimo viceministro de Relaciones Exteriores de Panamá para caer en cuenta de que (al menos) el 90% de la deuda de $400MM reclamada al gobierno de la República Bolivariana de Venezuela por supuestas mercancías exportadas desde la zona franca del istmo, se debía a que "muchos empresarios jugaron vivo, hacían facturas falsas y anotaban mercancía que no estaban enviando". Así, sin sacar siquiera un tornillo de sus inventarios, estos audaces comerciantes (presumiblemente del istmo) se atrevieron a solicitar la intervención de su gobierno para presionar a Venezuela con el pago de mercaderías ficticias que no fueron reflejados en libro contable alguno, evidentemente sobre la base de documentación forjada, y para el viceministro de marras las cosas casi que le parecieron una simpática tontería típica del día de los inocentes.

Así había venido ocurriendo en otras variopintas esferas del tremendo despelote con las divisas otorgadas por el estado venezolano, como los casi que olvidados raspacupos y las siempre pujantes empresas de maletín, pero la corrupción requiere como el tango de dos, y en este affaire panameño no hay duda de la existencia de complicidades bilaterales que con toda seguridad involucran a empresarios inescrupulosos y a diferentes actores del aparato burocrático bolivariano que se han mantenido pescando en río revuelto. Esta parecería una oportunidad de oro para que en el contexto de cualquier relación bilateral respetuosa, ambos estados abran responsablemente una investigación judicial para seguir las pistas todavía frescas de estos casos de "empresarios que jugaron vivo", para ver si se puede llegar a los bolsillos de los implicados para repatriar al menos una parte emblemática de la inmensa fortuna dilapidada en tiempos recientes con la maquinaria de CADIVI, y con ello honrar el pago solamente de las deudas verdaderamente ciertas.

En el caso de la hermana república de Colombia, está bastante claro que no fue posible avanzar en una colaboración mutua en materia del contrabando de gasolina, víveres y moneda, pero tal vez ingenuamente podamos ahora plantear que está murga pueda reunir en una orquesta de reciprocidad verdaderos esfuerzos por investigar y castigar a los responsables al menos con medidas administrativas porque no habría cárcel para tanta gente. La inercia del ejecutivo para tomar medidas concretas podría indicar alguna intención inexplicable de dejar las cosas como están para no azuzar el avispero de las divisas desaparecidas, pero la ausencia de liquidez tendrá tarde o temprano que ocasionar un espasmo que haga reaccionar al aletargado estado. Yo no se que irá a hacer Rubén, pero el pobre Héctor seguramente debe estar cantándonos desde el cielo "los muchachos se alborotan, cuando la ven caminar".


dejesupo@hotmail.com
 

 

 

 



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