13/02/13.- Después de cuatro años de recogidas de firmas, las rúbricas de más de un millón y medio de españoles llegaron ayer al pleno del Congreso de los Diputados en forma de Iniciativa Legislativa Popular (ILP) contra los desalojos y a favor de la dación en pago con efectos retroactivos, según indicó el portal Público.es.
Pocos minutos antes de que comenzara el debate, la realidad de esos desahucios volvía a evidenciarse con un matrimonio mallorquí que decidió acabar con su vida poco antes de verse fuera de su vivienda. También ayer, a las puertas del hemiciclo, cientos de ciudadanos exigían a los políticos que tuvieran en cuenta su palabra.
La presión social era máxima, y el Partido Popular (PP), que goza de la mayoría absoluta en el Parlamento, no tuvo más remedio que dar su brazo a torcer y rectificar su posición inicial, que era negativa, para aceptar la toma en consideración de la mencionada iniciativa popular.
El portavoz del PP, Alfonso Alonso, convocó una rueda de prensa improvisada, y en pleno debate sobre los desahucios ha explicado que tras hablar con el presidente del Congreso, Jesús Posadas, y los servicios jurídicos de la Cámara, han encontrado una alternativa para realizar una tramitación “ágil” de la ILP.
EN CONTRA
Hasta ahora el PP había avanzado que votaría en contra de la toma en consideración de la ILP porque supuestamente el Congreso está tramitando un proyecto de ley sobre la misma temática y la admisión de la iniciativa retrasaría la aprobación de la nueva normativa.
Mientras, los manifestantes que se encontraban protestando en la misma puerta del hemiciclo gritaban: “Sí se puede, sí se puede”.
DACIÓN EN PAGO
La dación en pago, que es el instrumento jurídico que solicitan los comités antidesahucios, suele aplicarse como sistema de pago final por parte del deudor de una hipoteca inmobiliaria a la que no puede enfrentar las cuotas impuestas por el crédito hipotecario establecido y en la que se entrega el inmueble, en vez de dinero, para liberarse de la deuda.
Hasta ahora, en muchos países como en España, la persona que se compromete al pago de una hipoteca inmobiliaria no salda su deuda con la entrega del inmueble, sino que debe continuar su pago aun fuera de él.
