31 Ene. 2013 - La excongresista Gabrielle Giffords no habla en público muy a menudo ya, porque tiene problemas para formar oraciones completas desde que recibió un disparo en la cabeza en un tiroteo que se produjo durante una reunión pública hace dos años. También está parcialmente ciega y su brazo derecho se paralizó por completo.
Pero abrió este miércoles en el Senado una audiencia del Comité Judicial sobre la violencia armada - la primera desde que Obama se comprometió a frenar la delincuencia armada después del tiroteo en la escuela Hook - con un discurso breve, emotivo y claramente muy forzado que hacía sus palabras desgarradoras.
"A mí me hirieron de bala en la cabeza mientras me reunía con mis votantes", en Tucson, Arizona, recordó en su mensaje inaugural de la campaña la exrepresentante demócrata, quien ha recuperado lentamente, aunque no del todo, el habla y los movimientos.
"Hablar es difícil, pero tengo que decir algo importante", exclamó. "La violencia es un problema grande. Demasiados niños están muriendo. Demasiados niños. Tenemos que hacer algo. Será difícil, pero el tiempo es ahora. Usted debe actuar. Sea valiente, sean valientes estadounidenses contamos con ustedes".
Gifford agradeció las muestras de solidaridad que ha recibido desde que fue víctima del ataque, describió su penosa rehabilitación y añadió: "una y otra vez nuestro regocijo se ha menguado por las imágenes, tan conocidas ya en la televisión, de muertes, de matanzas en alguna otra comunidad".
Su esposo, el capitán Mark Kelly, quien también testificó hoy, le tomó la mano y la condujo fuera de la sala.
Estados Unidos está sumido en una polémica por los numerosos tiroteos que se han registrado en todo el país. La poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) de EEUU redobló su campaña contra el control de armas en esa nación justo luego de la masacre en Connecticut.
En la escuela Sandy Hook Elementary School en Newtown, Connecticut, (noreste de los Estados Unidos) se produjo un tiroteo que dio la vuelta al mundo. En el hecho murieron 27 personas, entre los que se encuentran más de 20 niños.
Este mismo miércoles 30 de enero de 2013, una persona murió y otras cuatro resultaron heridas en un tiroteo en un edificio de oficinas en Phoenix, Arizona (suroeste de Estados Unidos), pero el atacante huyó antes de que llegara la policía, informaron autoridades y medios locales.
