Pérez Pirela: “Lo de Abreu fue una excusa para quienes odian el Sistema de Orquestas”

Credito: Enrique Hernández

28/01/13.- Aunque el tema de fondo es la música académica, el cuento se parece al de Songo, Borondongo, Bernabé, Muchilanga y Burundanga. Sucede que José Antonio Abreu se reunió con Miguel Bosé y Juanes para hablar de uno de esos conciertos por la paz. Numerosos revolucionarios se quejaron de lo que consideraron una actitud traidora de Abreu al recibir a semejantes tipos. Abreu llamó a Miguel Ángel Pérez Pirela y le dio su versión. Pérez Pirela la divulgó en su programa. A partir de allí, las críticas se dirigieron contra el moderador de Cayendo y corriendo, quien –al menos en ciertos hervideros del chavismo– ha dejado de ser un ídolo para pasar a ser un villano merecedor de la lapidación.

—A estas alturas, luego de ver el video del diálogo de Abreu con Juanes y Bosé y después de conocer la excusa oficial que dio el Sistema de Orquestas para no realizar el concierto, ¿cómo evalúa este episodio?

—Estoy tranquilo porque se ganó una gran batalla: no se hará el concierto en Venezuela con la orquesta, como se pretendía. La excusa del Sistema Nacional de Orquestas, de que no tiene espacio en la agenda para Bosé y Juanes, es el desprecio más grande que pueda habérseles hecho.

—Muchos de quienes lo criticaron a usted dicen que el concierto se detuvo gracias a ellos…

—No, ese concierto no se cayó porque la gente lo haya criticado en Twitter ni porque hayan publicado tantos artículos vejándome en lo personal, humillándome, colocándome como alguien de derecha o como un tonto fan de Juanes o Bosé. Se cayó porque quedó claro que estos dos señores no son músicos, sino actores políticos de una operación de guerra psicológica de intereses transnacionales estadounidenses.

—¿Qué le queda de esta coyuntura?

—La convicción de que si defender los principios y las propias ideas tiene el costo de que se me trate como si fuera un Capriles, un Borges, un Ledezma, un Ravel o un Aveledo, habrá que pagar ese costo. Hago una diferencia entre principios y posturas. Critico la postura del “revolucionario con revolucionómetro”, para quien el otro es bueno mientras piense como él; pero cuando dice algo distinto, es un traidor, saltatalanqueras, boliburgués o un tipo que debería devolverse a Francia.

—¿Por qué cree que Abreu decide llamarlo a usted?

—Aclaro que no conozco al maestro Abreu ni tengo ninguna vinculación con el Sistema de Orquestas. Lo digo con humildad: Cayendo y Corriendo ocupa un rol fundamental en el universo mediático venezolano, es de los pocos programas vistos, respetados y amados u odiados tanto por el chavismo como por la oposición. Los niveles de rating son históricos, hemos demostrado que es posible una televisión pública con público. Además, siempre le hemos dado lugar a la música. Tal vez esos factores llevaron a Abreu a llamarme.

—¿Qué opina de la reunión de él con Bosé y Juanes?

—No critico la reunión. Creo que fue un gran error comunicacional del equipo de Abreu haber permitido que solamente estuviera El Nacional grabando el encuentro. Pero el tema de la reunión fue una excusa para quienes odian al Sistema Nacional de Orquestas. Eso fue lo que pasó. Es muy hipócrita quien lo niegue.

—¿La discusión sobre este tema hace mal o bien a los revolucionarios?

—Yo creo que mucho bien porque nos permitió ver más de cerca cuáles son los aciertos y desaciertos del Sistema de Orquestas, pero también del Sistema de Cultores Populares. Si hay algo que decir contra la masificación del Sistema Nacional de Orquestas, que es obra de Chávez, porque el sistema existía en la IV República, pero se masificó con la Revolución, pues no se lo tienen que reclamar a alguien como yo. Es un problema que hay que arreglar con Chávez, con el Gobierno.

—¿Se sintió afectado en lo personal?

—En absoluto. A mí me gusta, me apasiona ver cuándo se caen las máscaras, me radicalizo en mis ideas de izquierda, en mi defensa de las culturas, porque no hay una sola cultura y, en este caso, en la defensa de 400 mil niños que andan por ahí con instrumentos musicales. Ahora, sí me ha hecho reflexionar sobre nuestro futuro. Si esto sucede con una cosa tan ínfima, qué sucederá cuando vengan los momentos difíciles de la Revolución, que ¡vaya que van a venir! ¿Qué va a pasar aquí: desunión, puñaladas traperas, noches de cuchillos largos, juicios mediáticos? Esto es un alerta muy importante sobre la existencia de grupos que en las primeras de cambio son capaces de echar a un compañero al fuego. Eso es grave moralmente y traspasa lo de Juanes y a Bosé.

—Los críticos dicen que un Estado socialista no debe fomentar una manifestación cultural eurocéntrica y elitista. ¿Qué opina de eso?

—He escuchado eso, que no hay que entregarles violines a los niños, sino arpas… Pero no hay nada más europeo que un arpa. ¿Cuál es la lógica? No entiendo, creo que hay algo escondido, hay intereses ocultos y algunos de los que me criticaron caen, de buena fe, en esa trampa.

—¿Hay que pasar la página o seguir debatiendo?

—Seguir. Este episodio ha servido para generar un debate de fondo sobre el financiamiento del Sistema de Orquestas y también sobre el financiamiento de los cultores populares. No hay que pasar la vida diciéndose las cosas en el oído. Si usted tiene algo contra el Sistema de Orquestas, dígalo; y si tiene algo contra los cultores populares, dígalo también. La polémica es una de las facetas más bellas de la democracia participativa y protagónica.

El gran dolor ético

Miguel Ángel Pérez Pirela (Maracaibo, 1977) tiene ya más de 500 emisiones de Cayendo y corriendo, dirige el portal La Iguana TV. Escribe en El Correo del Orinoco, tiene un programa en Radio Nacional. Su currículum incluye un posdoctorado en Filosofía (en París), dos maestrías y dos licenciaturas. Pero tiene otras “credenciales” que mostrar: ha sido amenazado de muerte por el uribismo y tuvo que cambiar de casa porque en Globovisión dieron su dirección exacta.

En materia de música, epicentro de la polémica, también tiene su trayectoria: “fui violinista, cantante polifónico de cantos gregorianos, y gaitero, como toda mi familia. Mi novela Pueblo es una investigación de 10 años sobre el jazz”, explica.

Convertido, casi por accidente, en defensor del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles, reconoce la coherencia de personas como Cecilia Todd, quien siempre ha sido crítica de las ventajas dadas a ese programa frente a otras manifestaciones culturales. “Otros, en cambio, han aprovechado el asunto de Abreu para enfilar contra las orquestas”, puntualiza.

“El gran dolor ético es cuando ves a gente que está de tu lado y te trata peor que a un enemigo. Eso sí duele –reconoce-. Además, es todo muy confuso porque después del 7 de octubre, a Mario Silva y a mí nos acusaron de radicales y nos exigieron bajar el tono. Ahora a mí me acusan de ser blando y favorecer a la derecha. Debe ser porque siempre digo lo que pienso”.

CLODOVALDO HERNÁNDEZ/ CIUDAD CCS


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