El análisis de James Petras en Radio36, Uruguay

(Entrevista) James Petras: "Santos no es muy confiable como interlocutor"

James Petras, intelectual estadounidense

James Petras, intelectual estadounidense

8 de septiembre de 2012.-EChI: Para empezar queríamos conocer tu análisis sobre estos diálogos de paz que se llevan a cabo en La Habana (Cuba) entre el gobierno de Juan Manuel Santos, de Colombia; y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).

JP: Es una cosa muy compleja porque no tenemos muchos detalles, aparte del anuncio que el gobierno acepta negociar con las FARC, lo que es un cambio positivo, al menos en lo preliminar, de que no pueden ganar el conflicto simplemente aplicando la fuerza. Segundo, reconociendo a las FARC como beligerante legítimo; y tercero, aceptar un territorio neutral para las negociaciones como Cuba y después Noruega.

Estas son cosas positivas y que confirman la posición de las FARC de que únicamente a partir del diálogo pueden llegar, tal vez, a un acuerdo. Ahora, la razón por la cual el gobierno ha cambiado su política tiene que ver con la nueva estrategia del gobierno de Santos.

Santos ha dado luz verde a capitales mineros y de petróleo a gran escala; y estas regiones donde están las minas y los pozos son territorios muy conflictivos, históricamente y en la actualidad. Entonces, para la estrategia económica de Santos es muy importante pacificar esta área porque espera enormes flujos de capitales extranjeros, pues se han triplicado las inversiones en minería en los últimos tres años.

En contraste con Álvaro Uribe, Santos cree que lo importante es la estabilidad, la inversión, y menor militarización. Según mi análisis Santos cree que la guerra, la militarización, ha cumplido su tarea de limitar la oposición popular; limitar o desplazar las bases sociales de las FARC, a partir de las masacres y las brutalidades de la época de Uribe. Es que Uribe tenía sólo un proyecto militarista, no tenía proyecto económico. Santos, en cambio, tiene proyecto económico. Por eso en primer instancia llegó a un acuerdo con Hugo Chávez, en función de los intereses económicos, de intercambio entre productos venezolanos y productos colombianos.

Este contexto, entonces de la primacía económica, indica que Santos está más dispuesto a buscar una solución política siempre que no toque el proyecto económico, que depende mucho de los flujos de capitales extranjeros, principalmente capitales extractivos.

Ahora, del otro lado, las FARC creen que con los movimientos populares, la Marcha Patriótica y otras movilizaciones populares, están en condiciones de extender el programa de transformaciones sociales a partir de mayor acceso al gran público.

Entonces, estas dos cosas juntas significan que mucho depende de la agenda. Santos está dispuesto a desmovilizar a los grupos paramilitares, ya lo empezaron a hacer; segundo, está dispuesto a terminar o disminuir las masacres generalizadas; tercero, está dispuesto a permitir la inserción de las FARC en el proceso político electoral. Pero lo que Santos no va a tolerar es una reforma agraria, ni una renegociación de contratos con el capital extranjero –que es el modelo extractivo- ni ninguna posición que permita una política que pudiera extender la participación popular en el proceso político – social. Es decir, mantener el proceso político dentro de los parámetros existentes.

Ahora, ¿en qué grado las FARC está dispuesta a llegar a un acuerdo sobre las bases de Santos, manteniendo el modelo económico, simplemente la ubicación campesinos en territorios fronterizos y no cultivados; y sacrificar la política nacionalista en relación con el capital extranjero? Habrá que ver. Pero de todos modos, yo dudo que las FARC– por lo menos la mayoría de los líderes y activistas- puedan aceptar estas condiciones.

Las experiencias anteriores no son alentadoras. Cada vez que los militantes de las FARC entraron en el juego político fueron masacrados, como pasó con la Unión Patriótica. Tenemos la intervención militar durante las negociaciones 1999-2001. Entonces, puede también ser una trampa de Santos para eliminarlos.

El otro peligro es firmar un acuerdo como en Centroamérica -El Salvador, Guatemala, etc.- donde simplemente la cúpula guerrillera consiguió fueros parlamentarios y nada cambió, incluso aumentó la violencia porque pese a la desmovilización de milicias, guerrilleros, paramilitares, ahora en El Salvador hay más muertos que antes, durante la guerra civil, por ejemplo. Entonces, un acuerdo al estilo salvadoreño es una traición de todo lo que fueron las bases sociales de la lucha y es otro punto de referencia que debemos tomar en cuenta.

En suma, el hecho que haya movimientos a nivel político, el hecho que las FARC tenga una plataforma ahora para articular los cambios necesarios -como la renegociación de contratos de inversión, cambios en relación a la tenencia de la tierra, atacar las raíces la colaboración militar paramilitar, etc.- me parece que es muy positivo. Lo que tenemos que decir también es que hay peligros en todos lados. Santos no es muy confiable como interlocutor, no sólo por su antepasado como Ministro de Defensa y asesino con Uribe; sino también por el nuevo modelo que él plantea, modelo que da mucha importancia al capital extranjero, la concentración de riquezas y el desplazamiento de campesinos de los centros productivos de la tierra.

Reitero, la situación es compleja. Por un lado hay una apertura hacia Venezuela y por otro, las bases militares norteamericanas se quedan en Colombia. Por un lado abre negociaciones y diálogo con las FARC y al mismo tiempo firma un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Por un lado está dispuesto a considerar la reubicación de los refugiados y por otro está promoviendo el agro negocio.

Entonces hay una combinación de factores nuevos que por lo menos desde el ángulo del pasado, son diferentes; pero en el fondo Santos no va a traicionar a las clases dominantes ni sus acuerdos con los Estados Unidos; aunque si va a modificar el grado de militarización para favorecer su proyecto económico, que significa el desarrollismo con amplio espacio para el capital extranjero. Esto es clave. Y la seguridad de las inversiones es primaria, y para conseguir esto necesita un acuerdo con las FARC; pero un acuerdo que simplemente permita a las FARC desmovilizarse e insertarse en la política actual.

EChI: Me voy a Estados Unidos, los contendores son Romney y Obama. ¿Cuáles son hoy las perspectivas?

JP: Bueno, la Convención Nacional Republicana ha terminada con un programa de la ultraderecha: proponiendo la confrontación con Rusia, recitando un discurso de la guerra fría, amenazan a China, hablan de una guerra contra Irán y a favor de Israel. Es la ultraderecha.

Ahora, frente a eso los demócratas no ofrecen muchas cosas diferentes. Más flexibilidad en relación a Rusia, no están dispuestos a una ruptura abierta. Reconocen que no están en posición de atacar a China, pese a que la señora Clinton está en Asia provocando una ‘alianza santa’ contra China…

Por una parte el programa ultraderechista de los republicanos es simplemente una forma más avanzada de lo que están haciendo los demócratas. Obama ayer declaró que van a tomar medidas más fuertes contra Irán, maniobras militares, más sanciones, más provocaciones. Todo el mundo se está enfocando en el extremismo de los republicanos, que incluso plantean la eliminación del plan Nacional de Salud para los jubilados, recortes a todos los programa de beneficios sociales, amenazas de eliminar los sindicatos.

Los demócratas van a conservar los sindicatos, pero no van a dar nuevos espacios ni muchos menos a profundizar los planes de Salud. Por tanto, los republicanos van a eliminar y los demócratas van a limitar. Es la diferencia entre la ultraderecha y la derecha.

El problema es que la Convención Nacional Demócrata empieza mañana (por hoy), con mucho teatro, mucho bombo y platillo, discursos retóricos de Obama; el miedo de importantes sectores de clase media a que los republicanos vayan a eliminar sus empleos, especialmente en el sector público; hay mucha gente que piensa votar a los demócratas como el mal menor. Pero no hay la euforia, el entusiasmo, la juventud preparándose a dar la batalla por Obama, y eso es un problema.

Los republicanos han recolectados cientos de millones, los demócratas un poco menos; y esto indica que a pesar que los demócratas pueden movilizar para la Convención, el resultado electoral es todavía demasiado estrecho. Hay frustración entre los sectores populares, mucha frustración. Un conocido mío, un trabajador, me dijo: ‘es una elección entre el cáncer y el sida’. Por eso, en última instancia, creo que mucha gente votará por Obama, como mal menor.

Yo personalmente voy a votar por el candidato del Partido Verde que es una verdadera alternativa en todo sentido, un programa para empleo, programas para salud; pero tendremos posiblemente un 1 o 2% del electorado. La gente en su mayoría va a votar a los demócratas y el resto a los republicanos, no tenemos una coherencia aquí. Y hay mucha división, los hispanos, negros y mujeres van a votar a los demócratas. Los blancos, clase media y alta, e incluso sectores obreros, van a votar a los republicanos, no entiendo exactamente porqué, pero puede ser por las preferencias religiosas, puede ser por el conservadurismo frente a las exigencias actuales, o simplemente por ignorancia. Tenemos una situación bastante desesperante aquí  frente a estas elecciones.

Pero bueno, mañana empieza la Convención demócrata aquí, se va a ver mucho teatro, mucha retórica, mucha promesa, pero con poca confianza del electorado, de eso no se va a hablar mucho.

EChI: Se ha hablado mucho de la participación del actor de cine Clint Eastwood en la Convención republicana.

JP: Si, fue una actuación teatral, de hablar frente a una silla vacía. Una suerte de monólogo de Eastwood con Obama, criticando su falta de cumplimiento del programa. Fue algo que cayó bastante mal en la cúpula republicana mientras los asistentes se reían y aplaudían a Clint Eastwood. No tuvo casi ningún impacto afuera de la Convención.

La gran mayoría de los actores de Hollywood van a apoyar a Obama, incluso son una de las principales fuente de financiamiento. Simplemente porque los republicanos son mucho más ‘censurosos’ de la prensa, más represivos socialmente, más contra los homosexuales. Por esta razón todo el sector liberal de Hollywood y Broadway en Nueva York, van a votar por Obama. Clint Eastwood es una excepción dentro de este ambiente.

EChI: No se ha sabido mucho esta semana sobre lo que hoy se vive en Siria.

JP: En Siria siguen canalizando muchas armas y muchos mercenarios, pasando por Turquía, Jordania, Líbano. Hay un gran flujo de Al Qaeda, islámicos de extrema, fundamentalistas, actuando, entrando en los barrios populares que apoyan al gobierno, masacrando cientos de personas. Especialmente los alauitas que son una minoría en Siria.

Hay un hecho muy importante: Hubo una gran manifestación en Turquía contra la política del gobierno, una manifestación a favor de [el presidente sirio] Al Assad. Una manifestación muy significativa, con más de 25 mil personas. La intromisión de Turquía como miembro de la OTAN y aliado de los países agresores, han provocado una gran división en Turquía; como la hay también en Líbano, en Jordania. Esta intervención imperialista ha tenido repercusiones afuera.

Además, el ejército de Siria no se va a entregar porque la consecuencia es una masacre de proporciones monumentales. Tiene que continuar la lucha, barrio por barrio desplazando los terroristas para conseguir alguna estabilidad que permita una estabilidad política. Pero hasta ahora, sigue el flujo de armas y dinero. Incluso más agresivo que Obama y Cameron es Hollande, que quiere imponer un control de la frontera de Siria, con fuerzas armadas de OTAN. Esto indica que los socialistas franceses no sólo son reaccionarios sino además toman una postura de agresividad para desplazar a sus aliados y conseguir la hegemonía sobre las fuerzas intervencionistas. Es curioso, los franceses apoyan y son parte de la agresión contra Siria, pero quieren más, quieren ser hegemónicos entre los países imperialistas.

EChI: No se si te queda algún tema para abordar.

JP: Si. El último punto que quiero mencionar es la noticia que viene de Afganistán, donde el gobierno norteamericano declara que las fuerzas especiales van a dejar de entrenar a los nuevos reclutas afganos porque han sufrido 45 muertos, de soldados que se dieron vuelta y mataron a sus entrenadores. Hay tanta antipatía contra la presencia imperial que incluso las fuerzas especiales no se animan a continuar en esta tarea. Cada semana al menos un recluta se da vuelta y mata a varios soldados de OTAN. Norteamericanos, ingleses, australianos, no les importa, todo son fuerzas de ocupación contra su patria, contra su nación, contra su religión. No tiene futuro este programa de nacionalizar la lucha, porque las fuerzas nacionalistas religiosas son más fuertes que toda la propaganda occidental.  

El escudo antimisiles de EE.UU. en Europa puede reactivar la carrera armamentista

No obstante, Putin apuntó  que existen también cuestiones complicadas en las relaciones entre ambas naciones. Por ejemplo, el mandatario ruso se refirió al escudo antimisiles que EE.UU. está instalando en Europa, algo que considera “uno de los principales problemas” entre los dos Estados, ya que el sistema antimisiles norteamericano “afecta a los intereses vitales de la Federación de Rusia”. “Es un sistema de defensa antimisiles puramente estadounidense y además estratégico, y sacado a la periferia en la parte europea”, dijo el presidente, añadiendo que “los europeos tampoco tienen acceso ni a la determinación de amenazas ni al control, al igual que Rusia”.

Según Putin, esto supone “esencialmente, la aspiración de romper el equilibrio estratégico”, lo cual “es muy peligroso” y puede dar lugar a una nueva “carrera armamentista”, ya que “cualquiera de las otras partes tratará de garantizar su capacidad defensiva”.

Para resolver el problema del escudo antimisiles “hay que aceptar y admitir que somos socios y aliados fiables”, afirmó el presidente. De manera que ambos países tendrán que “solucionar juntos los problemas concernientes a la amenaza de los misiles y aceptar que ambas partes tengan un acceso equitativo al manejo de este sistema”. Y es un tipo de colaboración para la que EE.UU., posiblemente, no está preparado.

Asimismo Putin mencionó la existencia de un fuerte lobby militar en EE.UU. que podría jugar su papel en la implementación de dicho sistema, al igual que el Departamento de Estado “con su maquinaria bastante conservadora”.

El jefe del Estado apuntó  que Rusia continuará el diálogo con EE.UU., aunque, por otra parte, también aseguró que “vamos a pensar en cómo defendernos y mantener el equilibrio estratégico”.                                                             



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