Un recadito para el Presidente Chávez

Denuncia-Monagas: Algo pasa con los Créditos para Oleaginosas en el estado

Credito: oleaginosas.org

A nuestra redacción llegó la siguiente denuncia remitida por  Palmeros de Monagas Asociados la cual explican en el texto.

2 de septiembre de 2012. Nuestro país, durante décadas, ha sido un tradicional importador de aceites y grasas.  En 1980 importábamos el 81% de nuestras necesidades; en 1984 el déficit había aumentado al 88%. En los años noventa, a los dirigentes de la IV República se les ocurrió la fórmula neoliberal  para bajar los déficits existentes: disminuir el consumo per-cápita por intermedio  de la pérdida del poder adquisitivo del salario de los venezolanos, dada la acción conjunta de la  congelación de salarios y el aumento de los precios de los alimentos. Tanto fue así, que en 1984, cuando el déficit fue de 88%, el consumo per-cápita de ese año ascendió a 15,80 Kg/por persona. Para 1998, último año de la IV República, el déficit bajó de 88% a 67,15%, pero el consumo se ubicó sólo en 12,96 Kg/per-cápita (casi 3 Kg menos por persona/año que en 1984); todo ello derivado de la falta de poder adquisitivo de nuestra población.

Durante el Gobierno Revolucionario la estrategia cambió para abordar los déficits. En 1er lugar, la redistribución del ingreso  tuvo inmediatamente una repercusión positiva  sobre el consumo, al punto de que el  promedio per-cápita durante el período 2004-2011, se ubica en 20,6 Kg/persona/año (casi un 59% de aumento con respecto a 1998). En 2do lugar, se han hecho algunos esfuerzos- aunque definitivamente no lo suficiente- en aumentar la producción nacional. La misma se ha elevado en un 74% entre el 2004 y el año 2011. Sin embargo, dado el incremento tan sustancial del poder adquisitivo de la población y del consumo nacional, hubo necesidad de aumentar las importaciones de aceites y grasas- en igual período- en un 144%. Esto arroja para el 31 de diciembre del 2011, un déficit nacional del 74,12%   en aceites y grasas comestibles, porcentaje demasiado elevado todavía. De mantenerse los parámetros actuales de poder adquisitivo, consumo per-cápita y producción nacional, año tras año se fugarán al exterior- a engrosar las tesorerías de las casas matrices de las transnacionales de alimentos-, no menos de 500 millones de dólares por concepto nada más de importaciones de aceites y grasas comestibles.

Para atenuar estas cifras de déficit y fuga de divisas, es necesario impulsar una política de producción de múltiples de oleaginosas, audaz y perfectamente complementaria. Apoyar  cultivos en los que tengamos ventajas comparativas en determinadas zonas del país. Entre ellos la palma aceitera, el girasol, la soya y el maíz (este último es un cereal, no una oleaginosa, pero del cual se puede obtener como sub-producto el aceite de maíz). Es necesario diseñar una política crediticia eficiente y con resultados tangibles. Y en este sentido, aquí en Monagas, se ha fallado por lo menos con todos los cultivos perennes, en detrimento de los altos intereses nacionales.

Es cierto que durante los años 2006-2007 y 2009, se han aprobado créditos para la siembra de 3.500 ha de palma aceitera en Monagas (debieron ser al menos 10.000 ha, dados los altos déficit que tiene el país); también es cierto que estos planes de siembra tuvieron un desarrollo alejado de los parámetros elementales de eficiencia requeridos.  En tal sentido, nos permitimos enumerar las deficiencias y errores cometidos: en 1er lugar, no ha sido posible, nunca, comenzar los planes de siembra en la fecha requerida por el cultivo. Entrada de lluvias es lo correcto (mayo-junio), y en cada programa de siembra se ha comenzado en noviembre-diciembre (salida de lluvias). Esto ocasionó además la suspensión de los planes del 2008 y 2010 por encontrarse congestionados los viveros con material vegetal que no salía a campo por los atrasos en la siembra ;  en 2do lugar, la palma aceitera y otros cultivos perennes (cacao, café, frutales), tuvimos paralizados durante un año los créditos de mantenimiento del cultivo, por el sólo hecho de la liquidación de Fondafa y su pase a Fondas; en 3er lugar, muchos de los créditos de productores los canalizó Fondafa a través fideicomisos en bancos privados, instituciones que fueron posteriormente intervenidas por Sudeban y cuyos dueños se llevaron los recursos de sus ahorristas, incluyendo lo que estaba en los fideicomisos de cada productor. Esta situación paralizó los créditos a los productores  por año y medio más; en 4to lugar,  se bajan algunos recursos en el año 2011, después de múltiples presiones de los productores, pero sólo a menos del 50% de los productores  financiados por el Estado. Eso se hizo sin la más elemental supervisión técnica, y ello repercutió sobre el resultado ineficiente de la aplicación de esos recursos sobre el cultivo; en 5to lugar, no ha habido respaldo crediticio en lo que va del 2012. Dicen que ello se debe a que la plataforma Zamora (nueva) no es compatible con la de Agrovenezuela (vieja), y ello hace que el trabajo de adaptación sea muy lento y estén paralizados los créditos. Los productores tenemos en lo que va del año seis meses de reunión en reunión con las autoridades regionales, y no hay manera de conseguir una luz al final del túnel. Y todo ello ocurre paradójicamente en la era satelital y de los grandes avances informáticos; en 6to lugar, nunca una supervisión técnica ha sido tan ineficiente. Por un lado, Fondas Caracas le ha asignado a cada técnico la supervisión de al menos 70 créditos. Eso en agricultura es un imposible, dada la lejanía entre una unidad de producción y otra, al estado deplorable de las vías agrícolas del estado Monagas, y la falta de vehículos adecuados de los propios técnicos para llegar al sitio a supervisar; los técnicos, ante tantas limitaciones objetivas – y no es que queramos justificarlos-, hacen las “supervisiones” en los caseríos, sin ver en sitio el estado del cultivo y sin constatar si lo realmente sembrado se corresponde con lo financiado. En otras ocasiones, al no haber las supervisiones, los técnicos no  hacen los informes y, por ende, no se tramitan las órdenes de pago para los productores, creando con ello retrasos injustificados en la bajada de partidas y, con ello, un mantenimiento nulo (sin control de malezas, sin fertilización) de las plantaciones que apenas se encuentran en desarrollo y sin entrar en producción todavía. Esto ha ocasionado múltiples problemas, entre ellos uno de los más  importantes el del efecto inflacionario sobre el poder adquisitivo del crédito. Cuando una partida no se baja por dos años y medio, la inflación  deteriora al menos un 50% del poder adquisitivo de esa partida. Cuando por fin la partida se le entrega al productor, éste ya no puede hacerla rendir para lo que estaba previamente planificada. El costo de la mano de obra, por ejemplo, está contemplado en el financiamiento. Resulta que 2,5 años sin bajar partidas para la mano de obra, cuando se hace ya existen casi tres nuevos salarios mínimos decretados por el Gobierno Nacional. Es imposible entonces que el productor pueda utilizar la partida de mano de obra para lo que originalmente se planificó. Si acaso podrá abordar menos de la mitad de las tareas que requiere el cultivo.

Todo lo anterior, visto en contexto, crea las condiciones para un mantenimiento deplorable del cultivo;  un retraso en la entrada en producción del mismo; una disminución sensible e irreversible de los rendimientos potenciales del material vegetal sembrado; y una incertidumbre en cuanto a la recuperación del crédito otorgado por el Estado con dineros de todos los venezolanos. Y como si todo esto fuera poco, se compromete el futuro de los productores financiados por el Estado, quienes nunca podrán aspirar al nivel de vida digno que alguna vez soñaron, cuando incursionaron en esta aventura.

Nadie puede acusar al gremio de los productores de palma aceitera del estado Monagas de haber guardado silencio.  No ha habido director del MAT o de Fondas en Monagas, que no hayamos tocado en nuestras denuncias desde hace más de cuatro años. Hemos ido a Caracas a hablar con la alta jerarquía de Fondas y con directores del MAT. Hemos enviado reiterados oficios a diferentes vice-ministros y no ha habido ningún resultado. Sólo nos falta hablar con el presidente Chávez, molestar al presidente Chávez- por cierto, el único que en Venezuela tiene claro que la palma aceitera es un cultivo estratégico-; porque pareciera que la burocracia que está al frente del sector agrícola venezolano, ignora las prioridades estratégicas del Estado venezolano. Ignora la situación del déficit actualizado de aceites y grasas, e ignora la cuantía anual de la fuga de dólares desde nuestra Nación hacia las tesorerías de las grandes transnacionales de alimentos. Nuestra burocracia pareciera resignarse ante los obstáculos que todo proceso de cambios sociales y políticos, trae consigo.  Es incapaz de resolver. Y eso no es ser revolucionario, sino administrador de entidades burocráticas que son en esencia, soporte de la todavía institucionalidad burguesa dominante. Lamentablemente, el problema detectado  no es sólo con la palma aceitera. Esta malísima experiencia es la misma- calcada al carbón- para diversos cultivos como el cacao, el café y frutales, por lo menos aquí en Monagas. Es un problema grave de la agricultura monaguense y como revolucionario es nuestro deber denunciar. 

Hace 49 años escribió un revolucionario algunas ideas sobre el burocratismo. Nos decía que entre las causas del burocratismo estaba “…la falta de interés del individuo por rendir un servicio al Estado y por superar una situación dada. Se basa en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal….Debemos analizar las responsabilidades de cada funcionario, establecerlas lo más rígidamente posible dentro de cauces, de los que no debe salirse bajo pena de severísimas sanciones y, sobre esta base, dar las más amplias facultades posibles…Y exigir acción  a nuestros funcionarios, establecer límites de tiempo para cumplir las instrucciones emanadas de los organismos centrales, controlar correctamente y obligar a tomar decisiones en tiempo prudencial….Todos debemos trabajar para cumplir esta consigna apremiante del momento: Guerra al burocratismo. Agilización del aparato estatal. Producción sin trabas y responsabilidad por la producción.” (Ernesto “Che” Guevara, febrero de 1963, en Obras 1957-1967 del autor, Casa de las Américas, La Habana).

Carlos Bujanda Andueza (bujandab52@hotmail.com)

Palmeros de Monagas Asociados

Presidente



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