Rafael García: "Paracos y DAS querían asesinar a Chávez"

Rafael García, ex director de informática del DAS

Rafael García, ex director de informática del DAS

Credito: JORGE CHÁVEZ

Credito: UN

18 de Ene. 2009.- Cuando Rafael García apareció en el umbral de la puerta de un pequeño hotel de apartamentos, costaba mucho creer que estábamos frente al director de Informática del temido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, quien con su testimonio sobre la parapolítica en ese país consiguió que más de 30 políticos fueran condenados o sometidos a juicio y que, además, había prometido contar la participación de ese organismo de Estado en un plan para desestabilizar a Venezuela, con el evidente propósito de terminar con el gobierno del presidente Hugo Chávez, inclusive por medio de su asesinato.

Moreno, de 1,72 m de estatura, cara ovalada, ojos pequeños y achinados, García esbozó una sonrisa, estiró la mano y con típico acento costeño, saludó.

"¡Hola, Jorge! Bienvenido a pesar del frío y la lluvia. ¿Cómo estuvo ese vuelo? Temía que no llegara porque el aeropuerto fue cerrado más de una hora por culpa del clima.

Venga, pase y tomemos unos tintos, no vaya a ser que se me resfríe".

La sonrisa dibujada en el rostro y el apretón de manos contrastaban diametralmente con la imagen que se había difundido de él a través de los medios de comunicación cuando, a finales de 2005, se conoció que era el tercer hombre en la jerarquía del DAS y que, utilizando su cargo, había borrado los antecedentes y prohibiciones de salida del país de varios narcotraficantes y altos jefes paramilitares.

"Este mes cumplo 45 años".

Sentado alre- dedor de una pequeña mesa redonda y frente a una taza de un "tinto" bien caliente, el ex funcionario del DAS, padre de un niño de 13 años y esposo de una joven y bella costeña, comenzó su relato recordando que cuando niño jugaba fútbol con sus amigos en Santa Marta.

Qué lejos estaba de siquiera imaginarse que 40 años más tarde estaría sentado frente a una grabadora contando con lujo de detalles cómo el organismo para el cual trabajaba, el DAS, los paramilitares y algunos políticos del Gobierno colombiano urdían un siniestro plan para asesinar al presidente de Venezuela, Hugo Chávez; a su ex vicepresidente, José Vicente Rangel; al ex fiscal, Isaías Rodríguez; y al ex ministro de Relaciones Interiores, Jesse Chacón.

"Yo nací en Santa Marta un mes de diciembre de 1963, es decir, en este mes cumplo 45 años. Fui un muchacho normal de clase media y estudié primaria, secundaria y universidad en instituciones privadas".

Rafael García es hijo de Adaulfo García, hombre honrado que toda su vida trabajó en la albañilería. Sus primeros pasos los dio en los barrios Olivos y Minuto de Dios.

Sus dos hermanas estudiaron en el Colegio Normal de Señoritas y él en El Eucarístico, El Ateneo y El Liceo del Caribe.

"Estudié Ingeniería de Sistemas en la Universidad del Norte de Barranquilla, que era como la universidad de élite de la costa atlántica. Al poco tiempo de graduarme, comencé a trabajar en la Corporación Autónoma Regional del Magdalena. Luego, tuve un breve paso por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, donde sólo permanecí tres meses porque luego me vinculé con la Sociedad Portuaria de Santa Marta, que era la empresa más importante que había en la zona".

Durante el tiempo que trabajó en la Corporación Autónoma de Magdalena y en la Sociedad Portuaria, lo hizo junto a un joven y prometedor abogado egresado de la Universidad Javeriana, Jorge Noguera Cotes, quien más tarde sería director del DAS.

García comenzó con una pequeña empresa consultora e inclusive continuó siendo consultor externo de la propia Sociedad Portuaria. Económicamente le empezó a ir muy bien desde 1999 hasta 2000.

La crisis hipotecaria. "El año 2001 se presentó la recesión económica en Colombia a raíz de la crisis de las hipotecas, algo parecido a lo que está sucediendo en Estados Unidos recientemente. Hubo una recesión económica muy fuerte y entonces la cantidad de contratos que yo tenía prácticamente se desvanecieron".

Uno de los amigos de Rafael García participaba en política y había sido electo alcalde de El Difícil, un municipio recién creado; fue precisamente él quien lo invitó a participar en política desde 2000.

"Me volví paramilitar". "A partir de ese momento, me involucro en política con mayor dedicación y comienzan mis relaciones con los paramilitares, aunque ya cuando trabajaba en la Sociedad Portuaria colaboraba económicamente con las AUC y participaba en algunas reuniones convocadas por ese grupo irregular, de manera que cuando decido dedicarme de lleno es que se me plantea la necesidad de planificar el fraude electoral para lograr que ganaran los curules los políticos que previamente habían sido designados por las Autodefensas en las elecciones de 2000".

García comenzó a trabajar arduamente en el proyecto político de las Autodefensas y se dedicó a promover a los candidatos que previamente habían elegido ésas.

Junto con Guillermo Sánchez Quintero, amigo suyo desde la juventud, con quien estudió bachillerato, formaron parte del grupo del Centro del Magdalena y se dedicaron a hacer política bajo el ala protectora de los paramilitares.

"En las AUC había dos tipos de trabajo: uno era el militar y otro el político. Nosotros estábamos en el área política y, por consiguiente, al no ser un trabajo ilegal nos movíamos con toda tranquilidad y a la vista de todo el mundo, porque presuntamente estábamos en una acción lícita".

El jefe de los paramilitares en la zona era Rodrigo Tovar Pupo, conocido con el alias de Jorge 40 y éste ­según García­ había fundado un movimiento político al cual denominó Movimiento de la Provincia Unida, con que legalmente comenzaría a intervenir en la vida política del departamento del Magdalena.

Primer fraude electoral. Para los paramilitares todo resultaba muy sencillo: tenían una fuerza militar cuya sola presencia en cualquier poblado provocaba no sólo miedo, sino pavor; por otro lado, necesitaban un espacio político que les permitiera actuar legalmente y que pudieran utilizar para legalizar todas sus fechorías.

"Tras participar en el primer fraude electoral de 2000, que fue todo un éxito, fui convocado por un amigo cercano para integrar el comando de campaña del doctor Álvaro Uribe, donde por tercera vez volvió a coincidir con su amigo Jorge Noguera, quien rápidamente se dio cuenta de los nexos que teníamos Enrique Osorio La Rosa y yo con la gente de `Jorge 40’, al punto de que en el comando de campaña nos llamaban `los paracos’".

Enrique Osorio La Rosa estudió bachillerato con Rafael García y desde entonces los unió una gran amistad. En 2000, Osorio La Rosa tenía 18 años trabajando en la Registraduría, algo así como una oficina regional del Consejo Nacional Electoral (CNE).

Otro fraude a favor de Uribe. Rafael García conocía a varios parlamentarios que habían sido electos gracias al apoyo de las AUC y que formaban parte del comando de campaña de Uribe. Ellos eran Jorge Castro, José Gamarra y Guillermo Sánchez. Noguera vio en ello una oportunidad de hacerse con ese apoyo para lograr un puesto en el Gobierno y comenzó a acercarse cada vez más a García.

"Luego del triunfo del presidente Álvaro Uribe, en cuya elección volvimos a repetir el fraude electoral en 11 municipios, Noguera fue nombrado director del DAS no sin antes haber pasado por una serie de gestiones y conversaciones al más alto nivel. Él recibió ese cargo como premio de consuelo, ya que siempre quiso el Viceministerio de la Defensa, pero esa ya es otra historia".

"A la primera persona que llama Noguera es a mí; por eso me da risa cuando dice en sus posteriores declaraciones que no me conoce. Noguera me llamó y yo estuve en Bogotá el 3 de septiembre de 2002. Para que tengas una idea de lo cercanos que fuimos, te contaré que, para poder posesionarte de algún cargo en el DAS, normalmente el proceso tarde entre 20 días y un mes porque se necesita un estudio de seguridad, que llaman de confiabilidad, realizado por la gente de la Subdirección de Contrainteligencia del DAS".

Al día siguiente de su arribo a Bogotá, es decir, el 4 de septiembre, García tomó control de su dirección basado en un informe preliminar de seguridad. ¿Por qué? "Porque Jorge sabía que si a mí me hacían un estudio de seguridad se iban a descubrir los vínculos que yo tenía con las AUC".

A partir de allí, García y Noguera comenzaron a tejer una red de trabajo directo con el bloque Norte de las AUC, más específicamente con Jorge 40.

"A la semana de haber sido nombrado, Jorge me cita a una reunión en el apartamento de su hermano, donde estaba alojado. A las siete de la noche de un sábado de septiembre de 2002, Jorge me invitó unos tragos de güisqui y comenzó a darme las instrucciones. A partir de ese momento, fui designado como el colaborador directo con las Autodefensas. Desde ese momento, quedó sellada la suerte de nosotros".





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