(Carta pública a Farruco Sexto)

La cultura, la cultura, la cultura...

Quería escribirte esta carta de forma privada y no encontré  tu correo al final de tu artículo de hoy en Aporrea,  donde le respondías al señor Lemois, el que pedía tu cabeza. Igual las cosas que te escribo nos incumben a todos. No solo `piden tu cabeza, además denuncian de pornografía el inmaculado acto cultural del 19A, todo en la arremetida virtual que se acentúa cada día. Lástima que en el Teresa Carreño no pudimos hablarnos más allá de tomarnos una foto juntos debido a nuestro increíble parecido, te hubiera querido contar que mucha gente me para en la calle llamándome por tu nombre, que antes me tomaba el trabajo de aclararles que yo no era tu, hasta que un día una dama se indignó y me dio un paraguazo diciéndome que me le estaba negando, que yo si era Farruco y que no la quería atender, fecha desde la cuál no le aclaro a quienes nos confunden que no somos la misma persona, tan solo les digo que pasen por el ministerio, así que a quien llegue al despacho enviada por mi, es decir tu, atiéndela como imagino que atiendes a todas y todos. 

Quizá  debido a nuestro parecido, desde hace un buen tiempo que te leo y me preocupo por las cosas relacionadas a ti. Así recuerdo tus declaraciones cuando entregaste el cargo de Habitat, en donde pienso igual que tu, que fuiste muy rápido en medidas que de todas formas deberán tomarse en nuestra revolución, Si es difícil ese avance en lo que a vivienda y los precios de los terrenos corresponde, estoy más que seguro que si podrás hacerlo en cultura. La cultura, esa palabra tan repetida y tan poco bien entendida, como el caso del señorito Lemois. Yo soy escritor, soñador, poeta y por tanto revolucionario. Cuando pienso en revolución pienso en cultura. No puede pensarse en revolución sin pensar en la cultura, no tan solo la tradicional, la que defiende y rescata las tradiciones por tantos años empañadas por la invasión de valores extranjeros, sino por la nueva cultura necesaria, la cultura revolucionaria. 

Quería contarte algunas cosas que a veces sueño y que con humildad quiero compartir. Pienso que la cultura debe dejar de ser un hecho eventual, un acto cultural o un desfile del 19A. La cultura debe convertirse en un hecho cotidiano, constante, presente en cada paso del camino al socialismo. La cultura es  la semilla que se siembra en el surco y que germinará en la mujer y el hombre nuevo necesarios para la nueva sociedad. Por tanto quiero proponerte que pienses en un gran esfuerzo nacional, una revolución cultural en nuestra patria, ¿te acuerdas la revolución cultural china? ¿Con que se come esto? Cultura popular, cultura popular. 

Pensaba en esas tardes de ensoñación que en cada barrio o poblado agrícola se construyeran estructuras tipo escenarios o templetes a donde se les brindara de forma constante al pueblo, cada fin de semana, cada noche si es posible, cultura popular en movimiento. Que cada uno de estos grupos folklóricos sea un batallón de lucha, que vayan rotándose en una gira y que además, en estos espacios, los otros días, se presenten en las noches, temprano, los grupos de teatro de las escuelas adyacentes, los grupos de música de los jóvenes, las charlas de tantos compatriotas valiosos que tenemos en la patria y los jóvenes valores que nacen de nuestra revolución, un espacio abierto para la expresión `popular, donde los concejos comunales incorporen las mesas de cultura, a la que tanto olvidan. 

Soñaba en esas tardes con un festival suramericano de cultura, Imaginaba las quenas del altiplano resoplando en cada barrio, los chilenos cantándonos cuecas, los cubanos y su hermoso son, las cumbias colombianas y tantas cosas tan excelentes de nuestro continente que aun no llegan a nuestro pueblo. 

Añoraba aquella fuerza tremenda que fue la nueva trova cubana para la revolución antillana, que apenas comienza en nuestra revolución, creo que hay que incentivarla. La cultura tiene que tomar la calle. El teatro tiene que tomar la calle, las plazas, los parques, los semáforos, todo espacio público es un buen lugar para la batalla por crear la nueva mujer y el hombre nuevo. 

Un gran aplauso camarada, se que si no lograste bajar el costo del metro cuadrado de los terrenos burgueses, por ahora, si lograras que la cultura no sea mercancía sino oficio necesario, arma de combate revolucionaria. 

Yo desde mis compromisos en la lucha, con tan poco tiempo disponible, igual me pongo a tu orden como un soldado más para cualquiera de estas tareas que me parecen tan necesarias para darle  fortaleza al sueño de transformación y para la que estaré dispuesto eternamente. 

Un gran abrazo, adelante, siempre adelante, llena de tambores y de bailes a todos nuestro pueblo, cultura adentro camarada, venceremos!!



raulhbracho@hotmail.com


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Raúl Bracho


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