La salida de Samán: ¿Simple decisión presidencial o efecto de presiones de la burocracia y el Estado Burgués?

Desde la sorpresa hasta la  indignación es el recorrido de sentimientos con los que se puede calificar lo que ha despertado la destitución de Eduardo Samán. Pero es necesario encontrar respuestas  donde lo que ha prevalecido es el silencio.  Cinco días de reclamos, exigencias y de reivindicación de un militante revolucionario es lo que ha proliferado por parte de sectores e individualidades de base a través de la pagina web Aporrea.org. 

Un ministro destituido inexplicablemente, de los pocos ligados a la base, que interpreta la gente y donde hasta ahora no hay una respuesta que transparente la avalancha de interrogantes que existe entre sectores del pueblo bolivariano. No se trata aquí de repetir las consideraciones sobre los valores personales o políticos de Eduardo Samán, que los tiene y muchos. Se trata de encontrar explicaciones, de entender qué es lo que está pasando con esta revolución a la que miramos a la cara y a la que estamos viendo alejarse de las jornadas del 11, 12 y 13 de Abril, de las jornadas de rescate de la industria petrolera, del proceso popular constituyente del año 1999 y de la jornada multitudinaria contra el revocatorio presidencial del 2004: todas igualadas por un proceso de participación y protagonismo de donde surgieron cientos de miles de liderazgos anónimos.

A estas alturas, la destitución de Eduardo Samán es algo que va contra un símbolo. Ya no se trata del mejor ministro de Chávez y no sólo por ser un “buen hombre y buen compañero”. Se ha convertido en un símbolo, porque este buen hombre y compañero en cada uno de los cargos que ha ocupado, fue un factor revolucionario contra la oposición capitalista  y  la burocracia que pervive dentro del estado y que se está comiendo nuestra revolución al defraudar las aspiraciones del pueblo bolivariano.  En once años son muy pocos los momentos en que una decisión anunciada por el presidente Chávez ha provocado tal grado de respuesta contraria  en el pueblo revolucionario. Así lo percibimos muchos, hasta ahora se trata de una decisión que únicamente la celebra la oposición capitalista, la burocracia reaccionaria, la derecha endógena, es decir, el cáncer de nuestro proceso. 

Desde hace tiempo lo venimos diciendo y en los últimos dos años se constatan distorsiones claras en el proceso revolucionario. Algo sucede que está produciendo un desgaste, un desencanto. Nos queda todavía en la memoria la represión a los trabajadores de SIDOR cuando estos reclamaban la nacionalización, antes de concederla el gobierno como fruto de esa lucha inclaudicable; sabemos que hubo oídos sordos a las advertencias de los trabajadores eléctricos sobre la inminencia de la crisis del sector; fue evidente también la molestia y el repudio hacia aquellos trabajadores y profesionales de la salud que advertían sobre la posibilidad cierta de que colapsaran los esfuerzos oficiales por dar salud a toda la población; se mantiene la persecución a los trabajadores de Mitsubishi, en nombre de intereses superiores de “alta política” ; allí está el frenazo que se les dio al esfuerzo de los trabajadores de las industrias básicas y de otras para desarrollar el Control Obrero, envejeciendo, prematuramente el Plan Guayana Socialista 2009- 2019 y, confieso, para no ponerlo en el olvido, que nunca le conseguí una justificación a la respuesta destemplada y la arrechera por las críticas de los intelectuales que desde el campo de la revolución alertaban sobre muchos de los problemas que hoy se han convertido en urgentes.

Sí, algo sucede. Y los que creemos que algo sucede, no estamos en la acera del frente. Este episodio del relevo de Eduardo Samán, sin ningún tipo de explicación y, principalmente, por la tardanza en darla, ha venido a agitar la vieja lucha entre las fuerzas que empujan para profundizar la revolución y aquellas que quieren detenerla, hacerla retroceder. La clave la dio ya hace tiempo el propio comandante: el estado Burgués que aun domina en Venezuela y la burocracia que lo administra y que ha secuestrado el poder revolucionario del pueblo, el verdadero poder constituyente, se están convirtiendo en un obstáculo absoluto para el desarrollo de la revolución, para la transición al socialismo.

El silencio no es bueno, porque pone a la gente a hacer conjeturas para encontrar las claves ocultas de las cosas. Entre otras, da pié a pensar que la remoción de Samán haya sido podido ser parte del  “acuerdo amistoso” con los dueños franceses y sus socios menores, los oligarcas colombianos y del grupo Polar, de Hipermercados Éxito y la cadena Cada, o una posible concesión a la oligarquía, al costo de  tirar por la ventana a un incorruptible.  Una hipótesis como la anterior, no es nada descabellada si tomamos en cuenta la persistencia del Estado Capitalista venezolano, y de esa vieja burguesía que se mueve como pez en el agua al lado de muchos burócratas que acumulan capital privado a costa del erario público.

El Estado Burgués que aún hoy domina en nuestra Venezuela Bolivariana, busca como el oxígeno una clase dominante que lo oriente. Ese Estado no es compatible con un gobierno revolucionario. O el gobierno se adapta a ese dominio o el gobierno, empalmando con la potencialidad revolucionaria del Pueblo Bolivariano, desmontan el Estado Burgués y  lo reemplazan por un nuevo Estado de los explotados, los oprimidos, los marginados…

Esa es hoy la encrucijada de la Revolución Bolivariana: Transición al Socialismo  lo significaría liquidación del Estado Burgués, o freno y marcha atrás hacia la liquidación de las conquistas de once años de luchas. La batalla, como las noticias de Walter Martínez que recorren al mundo, “está en pleno desarrollo”.

La salida de Eduardo Samán ha sido un duro revés para las ilusiones de todo un pueblo que reclama una  Revolución que esté a la altura de su disposición de cambio, que no tiene salida en el marco capitalista, ni con burgueses ni burócratas. La lucha de clases avanzará cada vez con menos disfraces. Que la sorpresa, el desconcierto, la ira, se conviertan en fuerza creadora de más revolución. Se nos va la vida en ello.

*Editor de Marea Socialista y Coordinador Nacional de la Unión Nacional de Trabajadores



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Stalin Pérez Borges(*)

Dirigente sindical y político trotskista


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