La televisión venezolana ante la batalla decisiva

Saliendo del panteón de héroes el General Zamora se encontró con el pueblo venezolano. “Compatriotas”, les dijo, “sé que la oligarquía quiere traicionar una vez más a la Patria y que hace falta un nuevo triunfo de Santa Inés”. Sí, mi general, grita el populacho y el pueblo en armas, pero necesitamos de su sabiduría.

“Les daré dos consejos, compatriotas. Primero: la retirada del referendo revocatorio de mayo, fingida o no, ya se dio. Ahora, el orden de batalla es el ataque frontal, para derrotar al enemigo por completo.” De acuerdo, General. ¿Cuál es su segundo consejo?

“Miren, la batalla de agosto que la oligarquía llama el ´referendo revocatorio´, no es con lanzas, sables y fusiles, como fue la de Santa Inés. Por lo tanto, los batallones del pueblo son las ideas, los conocimientos, la organización, los fondos, las masas y el arrojo. Busquen algún revolucionario que les regale dos transmisoras televisivas estatales y una cadena nacional radiofónica, hagan un buen plan de operaciones y lancen sus batallones a fondo. De esta manera salvarán a la Revolución.”

¿Y si no encontramos a tan buen revolucionario? “Entonces tómenlas, Caballeros, es su Revolución.”

Un tanto agradecido, un tanto desconcertado, el valiente pueblo de Bolívar se declara en Cabildo Abierto y aborda la siguiente agenda de emergencia, mientras el héroe regresa a su lugar de eterno descanso.

Primero, discute la gravedad de la amenaza del referendo que es la maniobra bélica con la cual la derecha pretende retomar el poder y destruir todo lo que ha avanzado la Revolución Bolivariana: programas sociales, proyectos culturales, la Constitución, el respeto a la democracia, la recuperación de la economía, la reconquista de la soberanía y el prestigio internacional de la nación, entre muchas otras cosas.

Enseguida debate si la contienda de agosto se dará con apego a las reglas del comportamiento y del espíritu democrático o si será con la actitud del futbolista profesional contemporáneo, de que todo lo que no se ve o que no se puede impedir, por más sucio que sea, está permitido.

Recordando los sistemáticos fraudes, las mentiras, el derramamiento de sangre, el financiamiento externo, la destrucción económica y los golpes de Estado de la subversión oligárquica-imperial disfrazada de “oposición”, el pueblo se convence rápidamente de que el enemigo actuará bajo una sola regla: ganar con todos los medios legales e ilegales, legítimos e ilegítimos, a su alcance.

Recordando las enseñanzas del Libertador y del general Zamora, el pueblo venezolano llega, entonces, a su primera conclusión razonada: se trata de una guerra sin cuartel o, para ser más preciso, de la batalla decisiva de esa guerra sin cuartel.

Pero, ¿qué es una “batalla decisiva?” se pregunta el Cabildo Abierto del pueblo, tan poco adiestrado en las tan vitales ciencias militares. Un coronel patriótico le explica que una batalla decisiva en una campaña militar es aquella que determina el desenlace de la guerra, porque logra destruir el grueso de las fuerzas enemigas, haciendo, de esta manera, imposible que continúe la contienda marcial.

El pueblo entiende de inmediato, porque es práctico. Entiende que es vital preparar urgentemente todas las fuerzas propias para triunfar en la batalla decisiva de agosto y entabla un diálogo con el Coronel, que no es sino su símil en armas: ¿Con qué fuerzas de combate cuento?

Tienes en el Canal 8 del Estado, “Venezolana de Televisión”, el equivalente de una división de tanques; en el segundo canal del Estado, “Vive TV”, un enorme cuerpo de artillería pesada y en la radio nacional una división mecanizada, contesta el Coronel patriótico.

Es un enorme poder de fuego, asienta el pueblo. ¿Pero, no necesito también infantería para ganar? Sí, la tienes en la organización de las fuerzas bolivarianas en cada barrio, en cada manzana y en cada círculo. ¿Y no hace falta una Fuerza Aérea? También la tienes: es el Estado con sus leyes y sus fuerzas ejecutivas. Entonces, ¿tengo todo para vencer? Sí, ¡tienes todo para vencer!

Gracias Coronel, ya me hizo mi orden de batalla, pero falta resolver dos problemas serios: no tengo un plan de operaciones y tampoco sé usar los tanques, la artillería y la división mecanizada. A título de ejemplo te ayudaré con los tanques, responde el coronel y diseña para el pueblo ---y con el pueblo--- un primer esbozo del plan de batalla que es el siguiente.

Concentrar y optimizar todos los recursos en la preparación de agosto significa para la “división de tanques pensantes”, el Canal 8, que desde la programación, la tecnología y hasta los recursos humanos, todo tiene que ponerse al servicio de la contienda “bélica”. Por lo tanto, nada establecido, nada de rutina puede considerarse intocable; todo habrá que repensarlo en función de la batalla estratégica de agosto.

Los que conocen a la división de tanques saben que es demasiada inmóvil para la campaña del Blitzkrieg (guerra relámpaga) venidero. No está preparada para la moderna guerra de movimientos que se avecina. Hay moderadores que no son óptimos para la televisión. Algunos quizás servirían mejor para la radio, otros tal vez en los periódicos, pero otros no tienen el don que se necesita para la televisión. Habría que contratar urgentemente dentro de la Patria chica y de la Patria grande “tanquistas” frescos, talentosos, con experiencia, puntería y ganas de luchar y vencer.

Muchos contenidos programáticos carecen de atractividad, son aburridos o intrascendentes. Tratándose de un Canal que se encuentra esencialmente libre de las presiones económicas de las televisoras privadas, debería tener, por ejemplo, noticieros informativos de tipo CNN o BBC de alto nivel nacional e internacional.

Dado que en el país no existen noticieros de calidad internacional, tal medida llenaría una laguna muy sentida y le daría al Canal 8 una ventaja comparativa que los canales privados por razones económicas, excesiva ideologización y falta de profesionalismo, no podrían neutralizar.

Esos noticieros podrían transmitirse en resúmenes de cinco a diez minutos cada hora y complementarse cada dos horas con un noticiero de 30 minutos. ¿Que esto requiere la contratación de muchos reporteros nuevos, la creación de redacciones nuevas dentro del Canal, de corresponsales nacionales e internacionales con videoteléfonos en, digamos veinte países latinoamericanos-caribeños y diez europeos, asiáticos, africanos y Estados Unidos?

Sin duda. Pero, ¿Podría alguien imaginarse mejor apoyo internacional a la causa bolivariana que el de corresponsales comprometidos, jóvenes, progresistas en los países más importantes del mundo? ¿Sobre todo si se toma en cuenta que las embajadas venezolanas no suelen ser precisamente paradigmas de eficiencia y conciencia revolucionaria?

Pero todo esto es muy costoso. Sí, lo es. ¿Y entonces? Bueno, se puede hacer el amor sin dinero, pero no la guerra. Porque para el amor se necesitan solo dos voluntades, un condón y una oportunidad, mientras que para la guerra se requiere de inmensos ejércitos y parques logísticos durante periodos de tiempo extendidos.

Lo primero es lo primero, razona la tautología con certeza y hace recordar que a través de los siglos los cristianos Reyes de la cristiana Europa fundieron, en tiempos de guerra, las campanas de las iglesias, para convertirlas en balas para los cañones. Y que el oro y las limosnas del Vaticano han financiado innumerables guerras. Es de sentido común: sin fondos para la guerra, sólo puede haber derrota preprogramada o rendición.

Además: si Washington, siguiendo su parangón subversivo contra Nicaragua de 1989/90, y considerando la mayor población de Venezuela, le dará 72 millones de dólares a la subversión venezolana para un proyecto anticonstitucional y antinacional:

¿Cuánto estaría obligado a invertir, tan solo por razones de Estado y defensa de la democracia, el gobierno venezolano? Y ¿cuánto estaría obligado a invertir, por razones de la Revolución y Moral Bolivariana y la defensa de la Patria Grande? ¿Menos que el imperialismo?

Un tanque dispara diferentes tipos de municiones según el campo de batalla: obuses que penetran blindajes, granadas con altos explosivos, obuses incendiarios, con químicos, balas trazadoras y metralla, entre otras. Algo semejante es válido para el Canal.

Además de los noticieros, la televisora debería proyectar las últimas películas de entretenimiento para atraer al público comercializado y despolitizado, al igual que transmitir en vivo lo más importante del baseball y fútbol, de Discovery, National Geographic y de la televisión cultural del mundo.

Sería muy importante un programa diario, repetido varias veces, que explicara la coyuntura económica al pueblo y a las clases medias. Podría llamarse, “Protege tu ingreso” o “Hablemos de dinero”, “Entender la economía, para vivir mejor”, o algo por el estilo.

Ahí se aclararía todos los días la situación económica nacional e internacional así como las categorías económicas elementales que son necesarias para su comprensión. Mejor aun, si se hace de manera interactiva, con la gente preguntando y con buenos economistas contestando, es decir, economistas capaces de superar su jerga narcisista para lograr comunicarse con el pueblo.

La programación, para ser interesante, debe ser variada, es decir, abarcar muchos géneros, desde películas, teatro, noticias, debates, arte, ciencia, propaganda política y cátedras, hasta mesas redondas, entre otras. Todo esto, sin embargo, generando un hilo rojo conductor que le dé cohesión a la programación y evite el caos: un patrón de razonamiento crítico y de cultura general en la gente que le permite entender el peligro de un retorno de esa derecha antidemocrática.

Algunos de los temas más importantes a tratar que se derivan de la misma realidad del país, serían los siguientes. 1. La subversión es conducida por gente sin ética. No se puede confiar en esa gente, porque hacen fraude (referendo de mayo), derraman sangre (abril 2002), destruyen la economía (golpe petrolero), y violan las leyes. ¿Alguien entregaría las llaves de la casa a un grupo de delincuentes?

2. Se trata de gente inepta. Cuando estaban en el gobierno, arruinaron la economía. Ahora camina y, mediante el modelo del desarrollismo democrático nacional y regional, tiene un gran futuro. ¿Alguien entregaría la economía del país otra vez a los ineptos que causaron la desastrosa crisis de los noventas?

3. A esa elite no le interesa el pueblo: sólo el petróleo, el poder para sí y Miami. Ahora hay programas de salud, educación para las mayorías, apoyo al pequeño productor, para todos.

4. Sería un grave error que el discurso de los “tanques pensantes” fuese solo el de los pobres. Peor aun, que fuese el discurso de una guerra entre los pobres y los ricos o la trasnochada noción de que sólo la lucha de clases y la clase trabajadora pueden salvar a la nación. Sería suicida, porque encajaría perfectamente en la estrategia de creación de delirios paranoicos que usa la derecha para histerizar a su base social contra el proyecto.

5. El discurso debe enfatizar que se trata de un proyecto incluyente para todos: los pobres, las clases medias, los pequeños comerciantes, los campesinos, etc. Es un proyecto nacional, latinoamericano, democrático, incluyente y con un brillante futuro.

6. El Presidente es un hombre de Estado con estatura y prestigio internacional, tal como se evidencia en los grandes eventos regionales y globales, como las cumbres del G-15, de la OPEC, de las Cumbres Iberoamericanas, y de la OEA, entre otras. Venezuela, nuevamente es un país importante en la comunidad internacional, cuya dignidad y soberanía nacional se respeta.

7. Si regresa la derecha, regresan el revanchismo, la corrupción y la represión. Durante el golpe de Estado de abril del 2002, la subversión disolvió las instituciones democráticas y tenía en sus listas negras a 5000 nombres de personas que iban a ser “neutralizadas”. ¿Alguien en sus plenas facultades entregaría el país a terroristas que lo llevarían a la guerra civil?

8. Con la derecha oligárquica en el gobierno, una alianza con Álvaro Uribe y el Plan Colombia, por una parte, y el Plan Puebla Panamá, por otra ---que es el vehículo de avance bilateral del ALCA en la zona andina--- Venezuela se convertiría en peón de la política de Washington y la guerra de Colombia se extendería a territorio nacional. Quién quiere la paz vota por el gobierno bolivariano.

9. Resumiendo: Chávez es garantía de estabilidad, democracia y crecimiento económico. La derecha es garantía de caos, represión y desastre económico.

Todo este plan de operaciones, termina el coronel patriótico su explicación ante el pueblo, lo tienen que refinar con focus-groups, encuestas representativas, estudios pilotos y todo el arsenal científico que esté disponible, para saber qué temas, en qué orden, con qué consignas, se utilicen.

Y agrega que hay agencias e instituciones capaces en Brasil y México que podrían sondearse y contratarse rápidamente. Deberían ser empresas o universidades latinoamericanas, porque el conocimiento del idioma y de la cultura facilita enormemente los tiempos en la selección de los contenidos, las imágenes y los discursos que sostienen la campaña. Sin embargo, tienen que tener un nivel profesional mundial.

El hermano uniformado del pueblo se despide. “Aquí concluye mi tarea. Por supuesto, se podría pensar en un vocero presidencial para liberar al Presidente de la polémica cotidiana, y en algunos otros cambios”, razona, “pero yo me limito a opinar sobre los tanques, pensantes o no, porque de eso sí entiendo”.

El pueblo se queda agradecido y con un solo problema por resolver: ¿Con qué van a batallar si nadie les regala una división de tanques, de artillería pesada y la división mecanizada?

Y el General Zamora: ¿Qué diría en su tumba?



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Heinz Dieterich- Rebelión.org


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