Niños de la Patria


En 1989, durante la campaña política que llevó al poder a Rafael Ángel Calderón, la esposa de uno de sus dirigentes hacía alarde de que la futura primera dama, Gloria Bejarano, acabaría con el problema de los niños de la calle, porque “le partían el corazón”. No fue así. Fracasaron porque no comprendieron la naturaleza del problema y porque otras fueron sus prioridades una vez lograda la codiciada meta electoral.

Desde entonces, los gobiernos neoliberales deshumanizados de la Unidad Social Cristiana y de Liberación Nacional han sido fatalmente omisos en la atención de los problemas de la niñez. Los niños de la calle se han multiplicado en número. El uso de drogas y el abuso de menores de edad han alcanzado niveles escalofriantes. El pueblo ha clamado por leyes de protección efectiva a la niñez, pero lo cierto es que Costa Rica se olvidó de sus niños pobres; a tal grado que figura en la red Internet como meca internacional de la prostitución infantil. Bien lo expresó Silvia Lara a la periodista Amelia Rueda, al dejar su cargo como jerarca del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS): “al Gobierno no le importan los pobres”.

Por eso me impactó descubrir in situ lo que significan los niños para Hugo Chávez, el presidente humanista de Venezuela. En Venezuela el fenómeno de los niños de la calle se tornó crítico durante el último gobierno democristiano de Rafael Caldera. Se estima que cuando Chávez tomó el poder en 1999 había un millón en todo el país. De inmediato Chávez cambió en su discurso la denominación de “niños de la calle” por el de “Niños de la Patria”. ¡Dignificación automática y total de todos y cada uno de esos niños pobres venezolanos por el propio jefe de Estado, desencadenando el sentido de solidaridad y pertenencia social!

Consciente de que el problema de los Niños de la Patria radica en la exclusión y marginalidad social que se produce en las grandes ciudades, el gobierno chavista desarrolló programas de asistencia, como el Plan Bolívar 2000, fortalecimiento de educación preescolar y maternal en la iniciación escolar y políticas sociales integrales de atención de la niñez y adolescentes.

Mientras en Brasil se crearon escuadrones de la muerte financiados por empresarios del sector turístico, para exterminar a los niños mendigos y drogadictos de las calles cariocas, en Venezuela Hugo Chávez los declaró Niños de la Patria, para que toda la ciudadanía comprenda que este no es un problema sólo del Estado y del Gobierno, sino de toda la sociedad.

En Costa Rica –ahora con las “Maras” (pandillas) en puertas- será responsabilidad de toda la sociedad entender que los niños y niñas de la Patria, esos que desamparados y excluidos deambulan por las calles y caen en la delincuencia y la prostitución, son producto del decadente sistema socio-económico que domesticados toleramos en las últimas décadas.

Es responsabilidad ineludible de todos los costarricenses asegurar el cambio político radical que garantice un futuro digno a nuestra niñez. No basta con que cuando vemos por ahí esos niños, “nos partan el corazón”.

Campanada # 172
15 de junio de 2004


CARLOS ROBERTO LORÍA QUIRÓS
www.campanada.org


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