¿No será necesario un poco de autocrítica?



Tengo varios días guardando silencio ante el asunto de la torta que se puso con la recogida de las firmas, para revocarles el mandato a 36 diputados de la oposición.

Y no crean que no tuve ganas de decir algo al mismo momento en que se hizo pública la noticia que de 36 revocables sólo se habían conseguido firmas para sacar a 2, y que de los 35 restantes a 14 de ellos no hay la más mínima posibilidad de revocarles el mandato, porque simple y llanamente NO se recogieron las firmas necesarias a tenor de lo pautado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Y si no dije nada es porque lo único que tenía ganas de decir era una descomunal mentada de madre, y como mentando madre no se llega a ninguna parte, fue por lo que preferí comerme la arrechera, y esperar unas días para podr opinar sobre el particular.

Por lo que, vamos por partes.

El 6 de marzo Chávez convoca al Cuerpo Diplomático para informarle de una cantidad de asuntos que no aparecen en la prensa y desvirtuar cosas que a diario se dicen en ella. Es una de las pocas veces que he visto a Chávez ceñido a un guión pre-establecido, sin divagar y entrándole a fondo a una serie de asuntos muy puntuales. Uno de ellos fue lo del secuestro de Aristide y la vulgar intervención de EE UU en Haití. De tal importancia y trascendencia resultó ese segmento de su intervención, que puso a un grupo de juristas y de internacionalistas a elaborar los lineamientos generales de una posible “Doctrina Chávez”, la que habrá de ser tomada en cuenta cuando se esté ante conflictos en los que se involucre la soberanía de algún país de la región. De hecho, lo señalado por Chávez ha servido para darles argumentos a los países del CARICOM para, en base a ellos, desconocer al Gobierno títere impuesto por EE UU y Francia en Haití.

Dos otros aspectos sobresalientes de esa reunión con el Cuerpo Diplomático fue lo relativo al abuso de las televisoras privadas, lo que recalcó con la exhibición del vídeo en el que se veja al presidente Mugabe, así como la demostración que hiciera del por qué es fundado pensar que en el reafirmazo la oposición cometió un descomunal fraude. Y con pruebas en mano demostró que dos de los firmante no podían haber firmado por estar ellos muertos.

Pero…

Apenas 48 horas después los muertos resucitaron y salieron retratados y declarando en El UniBerZal. Y qué duda cabe, esos datos se los suministró el Comando Ayacucho a Chávez, por lo que se le hizo hacer el más descomunal ridículo. A raíz de este fiasco le escribí una serie de reflexiones a algunos amigos, de las que no guardo copias, pero pueden estar seguros que lo que menos digo son cosas bonitas para quienes permitieron que eso sucediera. Es que solamente de imaginarme la cara del Nuncio Apostólico cagado de la risa leyendo en El UniBerZal que los muertos de Chávez no estaban muertos y viéndolos retratados con sus cédulas en la mano, aún me hace ver el demonio y estimula mis más perversos instintos homicidas.

Pero como uno se las da de revolucionario, pues a callar y a no formar un escándalo ya que ello perjudica los intereses de la Revolución. Y por supuesto, a pronunciar sin convencimiento alguno, la trillada frase de que la ropa sucia se lava en casa.

Pero resulta que apenas dos semanas después se destapa esta nueva olla del Comando Ayacucho.

Y bastó que la misma se hiciera del conocimiento público para que desde la Revolución comenzaran las recriminaciones, por parte de algunos, y las justificaciones por parte de otros. Me alarma ver que pocos son los que se han dado a la tarea de reflexionar a fondo sobre el asunto para establecer las causas por las que se puso esta mega torta. Me alarma comprobar que no se haya asumido una auténtica actitud revolucionaria, y que en lugar de justificar, perdonar, condelerse de tal o cual compañero, no se haya llevado a cabo una profunda autocrítica. Y en última instancia, como para restarle importancia al asunto afirmar como si tal cosa: “…pero si todavía hay la posibilidad de efectuar los repararos”

¿Qué reparos?

¿Es que acaso, quienes así se expresan, no se dan cuenta de que hay casos en los que no hay reparo posible?

Y da la casualidad que ellos involucran a diputados que han debido ser llevados a referendo porque sí.

¿No será este el caso de Alejandro Armas?

Con él no se logró el número necesario de firmas para convocar el referendo en su contra. Pero lo más grave es que Armas salió electo por Aragua, y Aragua ha sido un estado bastión de la Revolución Bolivariana, un estado en el que elección tras elección el chavismo ha ganado con más del 60% de los votos válidos. Pero sólo se reunieron 139.417 firmas, y se necesitaban 153.147.

¡Entonces! ¿Cómo es posible que no se hayan conseguido las firmas para pasarle factura por su traición del 11 de abril de 2002?

Y si a ver vamos también es el caso de Ramos Allup, de Liliana Hernández, de Carlos Ocariz y de algunos otros que por ningún motivo se podía permitir que siguieran en la Asamblea Nacional. Y que conste, no se trataba de un Gerardo Blyde que fue elegido por una circunscripción electoral en la que casi es imposible encontrar a un chavista. Eran diputados elegidos en circuitos electorales en los que con un poco de trabajo y organización el objetivo era más que factible.

Y debemos darle gracias a Dios que los escuálidos están tan golpeados por lo que les está pasando con sus “firmas” que no han tenido tiempo, ni ánimo, para sacarle punta a este fracaso nuestro. Y demos gracias también a Dios ya que en parte, esta torta se compensa por el hecho de que no hemos armado alboroto alguno, que hemos aceptado, haciendo de tripas corazón, lo decidido por el CNE, y que Chávez ayer dijo, como si tal cosa, que si había que ir a reparación, pues que iríamos a reparación. El mensaje no pudo ser más claro. A callarse la boca, a apretar ese culo contra el taburete y a ver dónde es que se falló, y por qué razón se falló.

Pero de que se falló, se falló. Y bien feo por lo demás.

Y aquí no vale disculpa alguna. Y no vale disculpa alguna porque lo que está en juego es algo fundamental, que hasta ahora ha sido nuestra principal y más contundente arma, como lo es la CREDIBILIDAD.

Al finalizar el proceso de recogida de firmas el Comando Ayacucho aseveró que se habían recogido más firmas de las requeridas. Y como Chávez delegó en el Comando Ayacucho esa tarea, pues creyó lo que el Comando dijo; y una y otra vez afirmó que había firmas como arroz para convocarle el referendo a cada uno de los diputados y diputadas cuestionados.

Por lo que dos veces el Comando Ayacucho ha hecho que merme la credibilidad de Chávez, y eso sí que es grave, puesto que un líder no puede permitir que se dude de lo que él afirma o da por cierto.

Y si no queremos que todo lo que hemos logrado a partir del 6 de diciembre de 1998 se vaya por el albañal, ya va siendo hora de que se exija responsabilidades y se sancione al que ha fallado. Porque si algo ha perjudicado a este proceso es la LENIDAD. Y vamos a estar claro, si la Revolución Cubana triunfó fue gracias a los ejemplares correctivos que se aplicaron a quienes fallaban o desviaban los objetivos fijados por la Revolución. A diferencia de Cuba, aquí se mantuvo en pie toda la administración pública, y hasta la fecha no hay un solo funcionario traducido en justicia por peculado o por cualquier otro delito cometido en el ejercicio de sus funciones. Sobran razones para haber descabezado a unos cuantos, y que la separación del cargo y el justo castigo que sobre ellos recayera, se hubiese constituido en una advertencia para los demás funcionarios de la Administración Pública.

Pero tampoco hay una sola persona, de las que se dicen revolucionarias, presa por haber cometido un acto punible, y no creo que ello sea debido al hecho de que TODAS las personas que se dicen revolucionarias sean perfectas, razón por la cual no PUEDEN delinquir. Y esta es una cosa que está socavado al proceso. Así como ser compasivo con el incapaz y con el oportunista, lo que también es lenidad.

Vamos a un proceso de reparos, después tendremos que revocarle el mandato a unos cuantos diputados, ahora el número es lo que menos importa, ya que de lo que se trata es de consolidar la mayoría de la bancada revolucionaria en la Asamblea Nacional. Pero de lo que debemos estar claros es que habrá que trabajar calladamente y con ahínco para lograr ese objetivo y convencer a cuánta gente sea necesaria convencer para lograr revocarle el mandato al mayor número posible de diputados.

Y en agosto tendremos otro compromiso, esperemos que de aquí a allá se pueda convencer a mucha gente de que el proceso está por encima de las apetencias y amistades personales, porque por lo vientos que soplan esta es una cosa que aparentemente se ignora, razón por la cual el triste espectáculo que se dio en Cojedes. Y si eso ha de ser así en otras alcaldías y gobernaciones… pues que Dios nos agarre confesados.

¿No creen que sea tiempo para la autocrítica….?

¿No creen que ya es tiempo para dejar de ser permisivos y condescendientes?


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Juan Vicente Gómez


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