En la CIDH hay 5.289 casos de ladrones venezolanos perseguidos por el déspota Chávez

Cada día los ladrones de la IV se inventan atentados para pasar a engrosar la LISTA DE SCHINDLER de las víctimas del ogro Chávez, quien los persigue y los busca sin piedad porque no comulgan con sus ideas comunistas: ayer conocimos los atentados a Baduel, a Usón, Ortega, Carmona Estanga, Ledezma, Lapi, Ravell, Ybeyise Pacheco, Granier, Baltazar Porras, el Cardenal, etc.  Ahora el pendejo Julio Montoya, de los mantenidos por la Gobernación del Zulia, asegura que han tratado de matarle. Nadie en el mundo sabe ni le interesa lo que hace Montoya, pero como se encuentra en la otra lista de los mantenidos por Manuel Rosales, con 15 millones mensuales que le meten por el buche, tiene que salir a pegar el grito en el cielo antes de que lo incriminen por ladrón.

La lista de los mantenidos por Manuel Rosales sobrepasa las 102 personas, unos cobrando a través del Banco Occidental de Descuento (BOD), otros por Banesco, el Provincial y el Mercantil. Los mantenidos en dólares son mucho más: asesores colombianos, gringos, chilenos y peruanos… Allí están en esa lista de vagos, los genios de la democracia como el gran Gimoteo Zambrano, el viejo sinvergüenza de Adolfo Salgueiro, la trapacera de María Teresa Romero, el super jalabolas de Fernando Ochoa Antich, la muerma de Maruja Tarre Briceño (que a Sanín todos los hijos le salieron ladrones), el borrachito Adolfo Taylhardt, la cacactua imparable de Ana Julia Jatar, el cerdo lacayino de Julio César Pineda, el hijo de gato ladrón Freddy Lepage, el gritón insaciable de Rafael Simón Jiménez, el redundante tracalero de Milos Alcalay, el viejo llorón de Victor Hugo de Paola, entre muchos otros.

Ya todos saldrán a decir que Chávez persigue a muerte a quienes no comulguen con su proyecto tiránico. Esta ha sido una de las grandes tragedias de Venezuela, que cuando se inició la revolución bolivariana teníamos tantos ladrones adecos y copeyanos que era imposible luchar contra ellos. Nadie puede meter en la cárcel a más de dos millones de delincuentes y entonces hemos tenido que aprender a convivir y en muchos casos a gobernar con ellos. Si con el caso de Manuel Rosales, al que se le tienen todas las pruebas para meterlo cien años en la cárcel, resulta casi imposible condenarlo, ¿cómo sería si se destapan los casos de esos otros lagartos de su estirpe que señorean como grandes dirigentes de la oposición en toda la geografía venezolana?

Ahora pretenden llevar ante la CIDH un expediente que fue admitido en ese organismo en 2007, por persecución política y violación de los derechos humanos del pobre Manuel. Incluso hacen gestiones para que una comisión se traslade a la OEA, otra a La Haya, una tercera a la UNESCO y la cuarta a la Casa Blanca. Querrán hacer ver que Rosales es mucho más importante que Posada Carriles y que merece protección y ayuda de la comunidad democrática internacional. De que hay que tomar medidas excepcionales para preservar la integridad, libertad y derechos de Manuel Rosales, el único hombre que puede y deber salvar a Venezuela.

Todos los elementos jurídicos habidos y por inventarse los han metido en la causa: violación de los derechos a la libertad personal, al debido proceso, a la protección judicial y a la amenaza de violación del derecho a la vida e integridad física en su contra, persecución despiadada, etc. En el comunicado enviado se habla de un espantoso cuadro fáctico de persecución política por parte de las autoridades venezolanas, y se insiste en "medidas indispensables y urgentísimas" a favor del alcalde.

Pero la atajaperrera estremece los cielos porque también se está a punto de producir una sentencia en el caso de los comisarios Simonovis, Vivas y Forero, y otros orondos representantes de la IV. Contra Capriles Radonsky hay ya cartapacios de delitos nuevos, que él les encanta acumular por docenas para después cagarse lentamente en ellos. Al mismo tiempo el vomitivo de Ramón Martínez ladra como una perra por una obra en la autopista de Oriente, que él dice fue dañada por una onda sísmica “irreverente”. Por esa pantalla hoy derrumbada se llevó Martínez más de 50.000 bolívares fuertes. “Pero si eso es una pendejada”, no se cansaba de repetir Martínez ante la AN. También es otro perseguido político. Y su caso también va para la CIDH. En la CIDH hay 589 casos de ladrones venezolanos que están siendo perseguidos por el déspota Chávez. El Martínez chillaba como una rata: "Por disidente, ahora soy un delincuente. En 2002, cuando defendí la Constitución, no era delincuente… Quiere Hugo concentrar el poder, como Stalin y Mao, y representa un capitalismo de Estado, no el socialismo. Con Manuel Rosales y los disidentes hay persecución. Si el Presidente enrolla para ahorcarnos, le digo: ¡tenga cuidao!”. Qué les parece.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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