Cuando organismos como la Cepal dicen que Venezuela es una de las naciones que ostenta mejores indicadores en la disminución de la pobreza y el desempleo, estamos hablando de logros que no se alcanzan de la noche a la mañana. La vocera del organismo de la ONU, de apellido Bárcenas, que fue entrevistada esta semana por CNN, dijo que, en efecto, "Venezuela progresó en forma importantísima" en los últimos seis años.
Citó como ejemplo que la tasa de desempleo bajó de 11 a 7,4% y que la pobreza extrema disminuyó de 25 a 8,4%, pero señaló que el presidente Chávez tiene cifras más actuales que ubican ese porcentaje en un nivel aún inferior (7,4%).
Ese informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe revela que Venezuela es el país con menor desigualdad, contrario a lo que sucedía una década atrás, cuando la brecha entre ricos y pobres hacía pensar que aquella mayoría de ochenta por ciento de pobres no podría aspirar nunca sino a servirle la mesa y limpiarle los baños al restante 20 por ciento de privilegiados. Hoy las cosas son muy distintas. Las distancias se han acortado drásticamente y eso, previsiblemente, irrita a quienes quieren seguir monopolizando las oportunidades de crecimiento.
Un millón y medio de venezolanos aprendieron a leer y a escribir. Las misiones han permitido que se graduaran 200 mil bachilleres rezagados y que medio millón de estudiantes haya ingresado a las nuevas instituciones de educación superior, como la UBV y la Unefa. Mientras eso sucedía en los últimos cinco años, las universidades estatales invirtieron la carga y hoy en día favorecen en un ochenta por ciento a los egresados de colegios privados, muchachos pudientes en su enorme mayoría.
Esas universidades, importante recordarlo, son dirigidas por factores de la derecha que ahora cínicamente dicen defender los intereses del "pueblo".
Se me acaba el espacio y no pude hablar de salud, de CDI, ni de ferrocarriles, metros, metrocable, puentes, tierras en producción, fábricas, satélite, viviendas, créditos, tractores y un largo etcétera. Tenemos un país lleno de esperanzas. Nos toca ahora defenderlo.
Mlinar2004@yahoo.es
