Una nota en Facebook sobre la enmienda para mis compañeros de curso que bien pudieran leer otros

Se ha puesto muy de moda expresarse con mensajes cortos en los estados del facebook. Hace apenas unos días, también noté que se dejan notas. Unas muy interesantes y otras que reproducen el casete que de parte y parte nos ha tocado aprender de acuerdo al bando en que estemos inmersos. Seguramente no escapo del uso repetido en el discurso y sé que aunque lo intente no lo lograría en mucho tiempo. Pero veamos, qué me invita a escribir esta tarde. 

     En primer lugar, creo que el ánimo de reafirmar que es el debate lo que nos hará crecer como miembros de una de las más hermosas sociedades del mundo. De eso estoy convencido. El otro motivo es quizá el cúmulo de afectos que se han venido creando con quienes de modo asiduo converso desde que agarré está fiebre por la Internet. Esos afectos, hoy rebasan las tediosas fronteras que antes imponía la intolerancia política y que en muchos casos forjaban alejamientos irreconciliables. Sin duda que he cambiado mucho y el que hoy pueda expresarme de este modo y no con la fiereza de otrora no es más que la epifanía de estos cambios.

     En todo caso, las ideas sueltas expresadas hasta ahora no develan la intención de dirigirme a ustedes. Así, que aquí voy. Me he sentado frente a esta pantalla para ofrecer lo que me queda de estas largas semanas en medio de esta campaña política a favor de lo que considero un derecho al que no renunciaré aún cuando un sector de la población –incluidos algunos de los que aprecio- pretenda conculcarlo. Sí, hablaré de la enmienda.

     No pretendo convencer a nadie con estás líneas ni mucho menos conmoverlos. Pero me es urgente comentarles algo de lo que acabo de darme cuenta.

     Sucede que, en una reciente conversación me vino a la mente algo que no había internalizado pero que pensaba sabía. La revolución llega por toques. Sí, sí, por toques. Fíjense: Los amigos de letras que leyeron junto a mí el semestre pasado aquella hermosa obra de Carpentier, El siglo de las luces, deben recordar a Sofía. Bien, en el momento en que ella se sintió deseada cambió drásticamente dentro de la trama ¿cierto? Sofía, se hizo mujer. Pero lo más importante ese motivo de Hughes la volvió revolución. Es el ejemplo que se nos ofrece la literatura de cómo llega la revolución a nosotros. Ahora bien, veamos este: Una madrugada, un grito me despertó. Eran unos hombres gritando algo así: “Mueva el vehículo, ciudadano. Es por la patria, es por la revolución. Por el futuro de nuestros hijos”. No sé que ocurrió en mí pero en ese momento deje de ser un niño, luego de oír eso comenzó a sonar una lluvia de disparos y un precipitado movimiento de tanques de guerra. Aquello era impresionante para la vista de un pequeño apartamentero de 12 años. Llegaba la revolución y estaba al frente de mi casa. Ese fue el toque que recibí.

     Aún hay más, tengo una hija de 5 años. Creo que la revolución la tocó muy temprano. Aquel día que me cantó “guerrilleros” de Santiago Villar. Cuando casí desnuda tomó el cuatro que había en la casita pequeña de San Martín y empezó a entonar “Hermano dame tu mano” ya estaba más que tocada. Pero lo que quizá más me ha cautivado fue lo que hace poco me comentó. Resulta amigos, que mi hija Paola vive con su mamá. Su mamá es opositora y pese a que vivimos juntos por mucho tiempo nunca sintió el toque de la revolución. Lo siento por ella, así que vamos de vuelta a Paolita. Bien, la niña me dijo algo que aún es capaz de poblar mis ojos de lágrimas y me motiva a seguir. Llega la chama y me dice algo así. “Papi, papi, tú sabes que yo quiero mucho a Chávez pero mi mamá no me deja votar. Tienes que irme a buscar ese día para yo votar contigo, papi” ¿Qué tal? Tuve que explicarle que ella todavía no tenía la edad para votar y por eso no la dejaban. El saber que estaba impedida para votar por Chávez la dejó muy triste y conmovida. Saben ustedes lo que eso significa, no poder manifestar su apoyo con el ser que la condujo a la revolución desde tan temprano.

     Apreciados amigos, yo quisiera que alguien me diera una razón por la cuál esta niña no puede tener la esperanza de manifestarle al presidente su apoyo. Para mí, ella es un motivo más para ir por la victoria del Sí. Y es que el 16 quiero ir a su casa, abrazarla y poder decirle “que… pronto, pronto… podrá votar por Chávez.”

Un fuerte abrazo para todos y ojala que le toque a alguien.

hectfruiz@hotmail.com



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