La
Navidad es la celebración del nacimiento del hijo de Dios, de ese bebé
concebido milagrosamente por el Espíritu Santo en el vientre virgen
de María, que nace en una cueva en Belén de Judá, como había sido
predicho por los profetas del Antiguo Testamento (Isaías 7, 14 y
9, 5).
La Navidad Cristiana nada tiene que ver con el supuesto “espíritu de la navidad” que se celebra el 21 de diciembre, que es otra forma de corromper el verdadero mensaje cristiano. Proviene del ocultismo y se apoya en costumbres paganas, se ha creado una figura que pertenece a los países nórdicos, la cual desde hace varios años, ha sido adoptada en otros países, entre ellos Venezuela, para satisfacer el aumento de la venta de mercancía con referencia a tal celebración, es decir “el espíritu de la navidad” no es más que otra estrategia comercial y capitalista.
La falsedad del relato
Un
supuesto ángel llamado Uriel, relata que el espíritu llegó al planeta
proveniente de una galaxia lejana y se instaló en la región Norte,
en lo que hoy se conoce como la península escandinava. Este supuesto
cuento no tiene ningún asidero histórico, científico, ni siquiera
religioso.
Lo
qué se pretende con la introducción de ese tal “espíritu de navidad”
es sencillamente desviar el significado de la Navidad, que es el nacimiento
de Nuestro Señor Jesucristo. Esta fiesta pagana busca sustituir el
sentido cristiano de la celebración decembrina por ceremonias y prácticas
provenientes del ocultismo y del espiritismo, pero bien disfrazadas
de provechosas, espirituales y aparentemente cristianas. Todo parece
indicar que los países más boreales no aceptan al Dios del medio oriente
y por ello han creado estos cuentos paralelos como santa claus y ahora
el “espíritu de la navidad”
Otro
posible origen del supuesto “espíritu de la navidad” está basado
en el “Cuento de Navidad” (A Christmas Carol en el original
inglés). Novela corta de carácter realista-gótico, escrita por el
británico Charles Dickens en 1843. En ella se habla de cómo una persona huraña
puede cambiar su actitud en Navidad.
El
protagonista es Ebenezer Scrooge, una persona avara y tacaña que no
celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción
al trabajo. Scrooge recibe la visita tres espíritus navideños: del
pasado, del presente y del futuro. Lo hacen reflexionar y al final,
el avaro despierta de su pesadilla y se convierte en un hombre generoso
y amable.
Solsticio de invierno
Lo que realmente sucede del 21 al 22 de diciembre es el “solsticio de invierno” o de verano según el hemisferio del planeta en el que se encuentre. Los solsticios son aquellos momentos del año en los que el Sol alcanza su máxima posición meridional o boreal. Las fechas del solsticio de invierno y del solsticio de verano están cambiadas para ambos hemisferios.
Polo Norte 24 horas sin sol
Solsticio de invierno
Noche más larga (en el norte)
Invierno
Solsticio de verano
Día más largo (en el sur)
Verano
Polo Sur 24 horas con sol
Del
21 al 22 de diciembre es la noche mas larga y el día más corto en
el norte. En el sur la situación se invierte (día más largo, noche
más corta), es por ello que es invierno en el norte y verano en el
sur. Del 21 al 22 de junio la situación es totalmente inversa, noche
más larga en el sur, día más largo en el norte. También se invierten
las estaciones.
Celebraciones de solsticios
En Europa,
ante la llegada de los solsticios, y desde tiempos prerromanos, se han
realizado diversas celebraciones rituales encendiendo hogueras.
En el solsticio de junio (verano en el hemisferio norte), se pueden
citar las famosas hogueras de la Festividad
de San Juan, que tienen lugar
en la costa española, para celebrar el solsticio de verano. Éstas
provienen de festividades anteriores a la natividad del cristianismo,
aunque actualmente se celebren con ese nombre.
Este
simbolismo era compartido por pueblos distantes, separados por el océano
Atlántico. Es el caso de los viejos incas en Perú. Los dos festivales
primordiales del mundo incaico eran el Capac-Raymi (o Año Nuevo) que
tenía lugar del 21 al 22 de diciembre y el que se celebraba cada 21
al 22 de junio, el Inti-Raymi (o la fiesta del Sol) en la impresionante
explanada de Sacsahuamán, muy cerca de Cuzco. Este gran festival se
sigue practicando y representando hoy en día para conmemorar la llegada
del solsticio de invierno, con un claro tinte turístico. Los habitantes
de la zona se engalanan con sus mejores prendas al estilo de sus antepasados
quechuas y recrean el rito inca tal y como se realizaba (más o menos)
durante el apogeo del Tahuantinsuyo.
En el solsticio de diciembre (invierno en el hemisferio norte), se celebraba el regreso del Sol, en especial en las culturas romana y celta: a partir de esta fecha, los días empezaban a alargarse, y esto se asociaba a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba encendiendo fuegos. Posteriormente, la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre, la Natividad de Jesucristo, dándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y la luz en el mundo y tratando así de solapar al mismo tiempo la festividad pagana previa.
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