En este momento desde la crítica, la única opción es votar por nuestros candidatos

Quizás haya quien piense que lo que diré no es resultado de una reflexión muy profunda, que me pueden los sentimentalismos y las piedades en lugar de una postura crítica. Sin embargo lo diré: Pese a todo cuanto podamos criticar en algunos candidatos del PSUV, en algunos gobiernos locales actualmente en ejercicio en cualquiera de nuestras comunidades, en las próximas elecciones del 23N, lo mejor es mantener del lado izquierdo aquellos estados y municipios que ya están del lado de la izquierda y pintarlos de rojo en aquellos casos en que se asoma un cambio de gobierno. Después de todo y pese a nuestras muchísimas faltas, carencias e imperfecciones, la izquierda es en este momento LA opción.

A continuación algunas de mis razones.

1) Es una oportunidad para la continuidad con la línea nacional de gobierno. Esa quizás es la razón más básica pero también la menos válida para quienes no creen en las líneas generales del Plan Nacional de gobierno. Sin embargo soy de las pesonas que creen que es necesario fortalecer ese plan nacional con las contribuciones regionales. Esto, dados, entre otras cosas, la juventud de nuestra sociedad y su inexperiencia en la formación de alianzas políticas es sencillamente impensable con un gobierno regional de derecha. Esta, para mi, es una de las razones más claras para mi argumento, aunque reconozco que es complicado que alguien del lado de la oposición piense -realmente- con criterios colectivos y muestre otros intereses más allá de los personales disfrazados de comunitarios.

2) Es una oportunidad para la continuidad de las acciones locales de gobierno. En la mayoría de los casos, los partidos locales o nacionales presentan nuevos nombres a los cargos de alcaldías y gobernaciones, sin embargo es de esperar que cuanto hemos aprendido como ciudadanos ayude a lograr una suerte de continuidad en las acciones que ya se han adelantado desde los actuales gobiernos regionales. Lamentablemente experiencias hay -muchas y sabidas- de abusos de esta condición de continuidad, que puede hacer que deje de ser una oportunidad para convertirla en un verdadero problema, así que hay que cuidarse también.

3) Apunta hacia la reducción del tiempo de inercia e inactividad en las acciones de gobierno por el natural período de adaptación al que recurren las nuevas administraciones para adaptarse al modo institucional de hacer las cosas. Claro, donde tal modo exista, pues en muchos casos se trata de un proceso de construcción de prácticas institucionales que está a medio camino aún.

4) Es una oportunidad para profundizar los cambios institucionales que, me consta, muchas instancias gubernamentales locales están emprendiendo o en camino de emprender, pese a la casi natural resistencia institucional a los cambios organizacionales.

5) Es una oportunidad para la consolidación de los programas nacionales. Quien se haya asumido la labor de leer los programas de gobierno de los candidatos a las elecciones regionales -cosa que debo confesar he hecho- habrá podido ver que, en el fondo, las propuestas de los candidatos y grupos de oposición se acercan -en algunos casos- mucho a propuestas que no sólo se hacen desde el gobierno sino que se mantienen operativos desde hace varios años ya. Quizás, para el caso de Mérida, la diferencia más sensible -debe decirse- y más penosa también es la del actual alcalde del municipio Libertador y candidato a la reelección. Pero incluso allí, la izquierda sigue teniendo opciones que resultan ser las mejores en el panorama existente.

Salvando todo aquello que podamos criticar a funcionarios y miembros del gobierno central y algunos locales, salvando todo aquello que podamos criticarnos como ciudadanos que aún no asumen en pleno sus responsabilidades, lo cierto es que ningún candidato de oposición ha hecho méritos para ganarse ni siquiera la abstención del voto chavista y, además, creo también que este proceso aún en construcción del que todos somos responsables, no sólo necesita nuestros votos y respaldo cuando todo está bien, sino -y quizás aún más- cuando las cosas no se hacen como quisiéramos. Nadie ni de dentro del PSUV ni de afuera puede objetar el proceso de selección de candidatos, pues fue un proceso transparente y abierto a todos cuantos quisieron participar. De modo que es ahora cuando, incluso por un simple sentido de estrategia, nuestros candidatos necesitan ser respaldados por TODOS nuestros votos y nuestro compromiso de ser, de carala futura gestión, ciudadanos constructores de espacios para todos.

Esta es, en suma, una nueva e irremplazable oportunidad para aprender como ciudadanos sobre otros modos de incidir en las decisiones, para formarnos en la construcción deliberativa de nuestra sociedad. Una oportunidad de oro para decidir, de un modo comprometido, sobre nuestro destino.

Para quien quiera asumir el deber ciudadano de conocer los programas de gobierno de los candidatos del PSUV, le animo a que revise la página de divulgación del CNE, donde tendrá acceso, incluso, a los tarjetones electorales.


petrizzo@gmail.com



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