La economía mundial,
esencialmente capitalista, pasa hoy por una de sus grandes tribulaciones
cíclicas, donde lo positivo de ello, es que viene a dar al traste con
el “reinado” del neoliberalismo. Asistimos hoy al entierro de la
vertiente más salvaje del capitalismo: la neoliberal. Nacida en los
setenta (y encumbrada con el derrumbe soviético), y que llegó a dejar
de lado aquellos años de post Gran Depresión y postguerra donde el
keynesianismo fue la fórmula capitalista anti-crisis, por excelencia.
Hoy, como ayer, el capitalismo
-para salvarse- y ante el susto que acaban de llevarse en los centros
mismos de poder, apela al espíritu de la doctrina de Keynes (a la intervención
del Estado en la economía); así que pareciera venirse (de vuelta)
un nuevo keynesianismo (el “neokeynesianismo”), que irrumpe desde
Europa con los laboristas ingleses (y seguramente se afianzará en la
próxima USA de Obama) como un “salvavidas a tiempo”…del sistema.
Neokeynesianismo como
fórmula para administrar sus contradicciones, inequidades, y superar
una crisis capitalista severa que no terminal, pero que sí es una “crisis
de desgaste” del sistema, como recientemente la calificara Paul Krugman
el nuevo Premio Nobel de Economía.
Veremos ahora “recetas”
viejas y recicladas, las de Keynes, que resucitan para mantener en pie
un anacrónico e injusto sistema expoliador (el capitalismo) que amenaza
con destruir el planeta. Pero bueno, un enfoque neokeynesiano que podría
ser también, si se lograse re-direccionar (con las “armas” de la
política, la geopolítica y la geoestrategia), en la oportunidad esperada
para acelerar el avance hacia formas superadoras de organización social
en el mundo (con más justicia, igualdad y multipolaridad de por medio).
Un neokeynesianismo que,
si bien inicialmente dirigido -por sus patrocinadores- a “maquillar”
y salvaguardar el sistema, se transforme evolutivamente hacia un esquema
socioeconómico superador: el nuevo socialismo, el del siglo XXI. Claro
que no será nada fácil. Se trata de ir avanzando en la ruta de una
compleja y difícil evolución, con obstáculos, y que no será un proceso
automático, ni está asegurado. Se requerirá empujar de variadas e
inteligentes maneras; con paciencia (y más paciencia) y con constancia
(y más constancia).
Pero, me pregunto, ¿será,
entonces, que un nuevo keynesianismo en acción, como el que parece
venir, pudiera -si sabemos actuar eficazmente en el “concierto internacional”-
ser el “embrión” de un esquema radical de cambios socio-transformadores
en el mundo actual?, o ¿será que debemos esperar que el capitalismo
“implosione” algún día para que a partir de ahí, de sus
cenizas, se instaure el socialismo nuevo?.
No olvidemos que estamos
(no sólo en América Latina) en un mundo ávido de cambios por la nueva
época que vivimos. Claro que el “fuete” habrá que imprimirlo desde
el sur, pues quienes hoy ostentan el poder en el norte, solo aplicarán
neokeynesianismo, en lo estrictamente necesario para superar la crisis
actual y salvaguardar el sistema.
La verdad es que con
un país con visión imperialista como USA, armado nuclearmente, un
derrumbe súbito del capitalismo podría acarrear también el fin de
la humanidad, así que, apostar a una evolución por fases o aproximaciones
sucesivas, para transformar el actual modelo expoliador, consumista
e individualista, en el humanista colectivo y liberador del socialismo,
podría ser la vía inteligente y posible (…de otro mundo posible),
donde la toma de conciencia colectiva (poniendo al descubierto ante
las mayorías lo pernicioso del sistema actualmente imperante) sería
fundamental para el logro del gran objetivo.
Se trata, pues, de alcanzar
el socialismo por la vía evolutiva, siempre compleja y difícil, no
exenta de avances y retrocesos pero…con posibilidades de “final
feliz”. En todo caso, un camino posible a seguir, con paciencia y
mucha “sapiencia”. América Latina ya está dando pasos, y su aporte,
hacia esa gran causa de la humanidad. Estemos atentos y despiertos.
Afiancemos lo logrado, sigamos avanzando, y sigamos actuando con liderazgo
y buen ejemplo. Bolívar Vive.