A esta coyuntura
electoral del 23 de noviembre, las fuerzas pro-chavistas del estado
Zulia han llegado con un conjunto de circunstancias realmente favorables,
tanto así, que se requerirían un gran talento para perderlo electoralmente,
vamos a ver: Tienen un excelente candidato, excelente porque Gian Carlos
Di Martino, además de su formación política integral y su absoluta
definición ideológica, ha sido un ganador en el terreno electoral
y un exitoso gobernante que tiene una gestión para mostrar. Tiene además
el candidato del chavismo, la flexibilidad táctica y la dosis de pragmatismo
necesaria para moverse en este ambiente heterodoxo de la lucha electoral,
por lo que tiene la facilidad para captar un gran caudal de votos NINI,
e incluso la capacidad de sustraerle una gran cantidad de votos a su
adversario.
Además
el Chavismo en el Zulia tiene otro aspecto favorable, mientras Gian
Carlos brilla con luz propia, el candidato de la oposición es malísimo,
un perfecto tibio, sin discurso ni nivel, lo cual es lógico si entendemos
que es el candidato del Bachiller Rosales, quien sí tiene un importante
caudal electoral, porque ha gobernado sin oposición en el Zulia durante
muchos años y le han gastado una fortuna en imagen sin dejarlo hablar
mucho por las razones ampliamente conocidas, además de una practica
de gobierno tan asistencialista que raya en lo delincuencial. Pero en
este caso, el candidato no es él, el candidato es otro tan maleta como
él, pero sin la inversión publicitaria mencionada y sin resultado
alguno que mostrar, es tan malo el candidato de Rosales que anda para
arriba y para abajo con él, sin pronunciar palabra, ¡quien habla es
Rosales!, ¡Oh sorpresa!, el tipo parece su guardaespaldas y solo se
limita a hacer gestos de aprobación mientras su mentor dice perlas
como que el gobierno tiene las carreteras por el suelo.
Pero, lamentablemente
hay un gran pero, parece que el talento que mencione anteriormente mora
en la dirigencia del chavismo zuliano, esa mezcla de estupidez y perfidia
con que han venido desarrollado esa política de sectarismo y exclusión
para lograr construir una derrota electoral en nuestro estado, lo cual
en otras circunstancias no sería tan grave, como ahora que nos asecha
la amenaza separatista, ahora que los apartidas se han quitado la mascara
y descaradamente exponen sus planes.
Ver a los diputados
del equipo político del precandidato perdedor, andar de gira por el
estado bombardeando en las radios locales a los aliados y sin tocar
ni tangencialmente a Rosales y sus candidatos, despierta en mi grandes
sospechas, ¿A que están jugando?, ¿Es brutalidad o perfidia?, ¿Es
un muy buen plan ejecutado por infiltrados?, En el Zulia nos jugamos
todo, la dirección debe ser una dirección para la guerra, debe ser
una dirección mas vertical y ejecutiva capaz de sumar a todos los aliados
posibles, el enemigo no es una fuerza monolítica, al contrario, hacen
agua por todas partes, pero de nada vale esto si no sabemos aprovecharlo.
Perder electoralmente
al Zulia en estos momentos de la geopolítica mundial es simplemente
una irresponsabilidad criminal, sería el inicio de una agresión
como la que está sufriendo nuestra Bolivia bolivariana, sería el inicio
de una agresión dirigida a desmembrarnos, por eso perder no es una
opción y se debe ser muy severo con los infiltrados.
Es urgente
que le otorguen poderes al candidato Di Martino para tomar decisiones
importantes en cuanto a las alianzas necesarias para que un gobernante
progresista, nacionalista y culto, ocupe el Palacio de los Cóndores,
es hora de apartar a los oportunistas y paracaidistas. Que opinen y
decidan los que tienen votos propios y capital político, a los ineptos
e infiltrados que solo han logrado figurar montados en el portaviones,
deben mantenerlos alejados.
.