La guerrilla colombiana y su derecho a la rebelión

En su alocución del domingo 8 de junio, el presidente Chávez se dirigió al Comandante Alfonzo Cano, para urgirle que en su condición de máxima figura de las FARC, liberaran los prisioneros que tienen bajo su control. Que lo hicieran a cambio de nada y que eso sería un gran gesto. También señaló que debían dejar las armas, pues la guerra de guerrillas pasó a la historia, agregando que ellos, las FARC-EP, eran la excusa para las amenazas de EEUU en el Continente.

Dijo también que hay condiciones para buscar la paz y que la liberación podía ser el primer paso. También afirmó, si la memoria no nos traiciona, que las décadas dedicadas a la lucha guerrillera jamás había concluido con la toma del Poder. Dijo que sectores de izquierda habían llegado en algunos países al gobierno a través del voto

Habló Chávez, como si Marulanda y sus compañeros de Marquetalia hubieran dispuesto de la posibilidad de elegir entre varias opciones cuando se fueron para el monte; una por ejemplo, la guerra en las montañas como hasta hoy hace; pero que igual pudo haber sido otra, como el ir a jugar un partido de fútbol o aún, una tercera que podría haber sido ir a beber algo y bailar cumbias y vallenatos con algunas amigas. Se olvidan muchos comentaristas –algunos lo hacen adrede-, cuando hablan de las FARC-EP, que a la guerrilla en Colombia la precedió la necesidad de sobrevivir.

En cualquier análisis que se quiera hacer sobre Colombia, es imprescindible tener esa cuestión en cuenta. La primera instancia fue la huida de unos campesinos hacia la montaña para preservar la vida. Sólo eso. Ni se pensó en combatir en un principio, sino sólo en sobrevivir. Luego es que surge esa idea, cuando no les queda ningún otro camino para vivir sino la guerra. ¿No recuerdan acaso, quienes hablan de las FARC-EP, que en un principio, las guerrillas fueron liberales?

En la montaña, hay días de los cuales una hora es una eternidad. Privados incluso de lo elemental, sí les sobró el tiempo para cavilar, y así es que surge la ideología revolucionaria que marcará su rumbo. Tropezaron muchas veces; pero siempre se levantaron. Siempre para crecer. Su acervo es colombiano en su totalidad, por lo que su ideología revolucionaria, por serlo, trabaja con el contexto de su país.

Por supuesto que cometieron errores, y al calor de esa lucha probablemente también hayan caído en horrores. Pero sus análisis que no son nada complacientes consigo mismo, es lo que les ha llevado a modificar aquellas líneas que debieran ser corregidas. No será imposible que en esa larga marcha, esa, que es su marcha, cambien muchas veces su táctica. Pero, siempre será en relación de las modificaciones que sufra su realidad, por eso es una guerrilla seria, y vaya que las FARC-EP lo son, y es por eso precisamente, que la guerrilla no hace gestos.

Las FARC desarrollan en función de sus percepciones, políticas concretas para su realidad, y visto desde afuera de la organización pueden ellas compartirse o no, pero son sus políticas enmarcadas en una estrategia que hasta hoy ha sido exitosa. Su Norte estratégico es el Poder, no el gobierno. Desde el gobierno nunca podrían realizar las transformaciones que esa sociedad requiere. Para entenderse correctamente esto, hay que analizarlo en el marco de la lucha de clases, que es lo que existe en la esencia del conflicto político colombiano. No es que la Guerrilla es terca, no, por supuesto que no; lo es sí esa oligarquía que, en función de sus intereses de clase, no está dispuesta a ceder nada de lo que constituye su riqueza. Ese es el quid del conflicto colombiano: pocos, muy pocos con las mayores extensiones de las tierras más fértiles, y muchos con escasa superficie estéril, yerma.

El 61.7 por ciento del área predial rural registrada, pertenece a 15.273 personas, equivalentes al 04 por ciento de la población colombiana. 3 millones y medio de personas, constituyen el 97 por ciento de los propietarios registrados en el catastro y detentan poco más de 18 millones y medio de hectáreas.

Luís Britto García nos dice en “Informaciones inconvenientes”, que “La concentración de la propiedad es extremadamente desigual. A principios del siglo XXI, de 2.792.584 predios, 492.744 ocupan cerca de 52 millones de hectáreas, mientras que los minifundios ocupan menos de diez millones de hectáreas”.

La presión militar y paramilitar sobre amplias zonas agrícolas ha producido en Colombia una emigración interna masiva que la clasifica probablemente, como la segunda en el mundo. Sigamos con el mismo trabajo de Luís Brito García que nos habla de ello:”Sólo en el quinquenio entre 1996 y 2001 se registran 2.880.179 desplazados, a quienes por lo general se arrebatan las tierras que ocupaban (…)”. Sigue Brito con “El Censo de población de 2005 registra que más de 27 millones de colombianos migraron de un municipio a otro. En los cinco años anteriores a dicho Censo, 824,858 se movilizaron por “amenaza por su vida” y 49.8 por ciento se desplazó por razones familiares, posiblemente vinculadas con desplazamientos forzosos”.

En su informe de 2006, la CEPAL, dice que el 49.2 por ciento de la población vive bajo la línea de pobreza y el 14.7 por ciento en condiciones de pobreza extrema. La pobreza rural asciende al 68.2 %. Esta afecta desproporcionadamente a las mujeres, a la población infantil, a los grupos étnicos y a los desplazados. Las cifras son aterradoras. Los niños y los jóvenes víctimas de la pobreza y la indigencia en Colombia se exhiben con cifras escalofriantes: 45% de ellos son pobres y 17% se encuentran en la indigencia.

Si nos atuviéramos a las cifras de la FAO, sobre el crecimiento del hambre en Colombia se comprendería el porqué del crecimiento por encima de los miedos, de los sectores contestatarios en esa nación. En algunas zonas de ese querido país el hambre crece con mayor rapidez que en muchas áreas de África.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, se ubica Colombia en el puesto número 11 entre los países con mayor desigualdad en el mundo.

Lo anterior es la razón que explica porqué en regiones como Chocó o la Guajira, existe hambre que repercute con mayor fuerza, en la densa población indígena y negra, y de ella los niños que mueren de inanición, tal como sucede en África.

Todos los años, mueren 20 mil niños por enfermedades curables, tales como diarrea, enfermedades respiratorias y desnutrición. Por razones de parto son casi mil mujeres las que mueren cada año. El 44.7% de las mujeres gestantes son anémicas, y de ellas, el 11% darán a luz bebés con bajo peso. Casi el 55% de los menores de 6 meses de edad no reciben lactancia materna. El 12% de los niños y niñas menores de cinco años, padecen desnutrición. El 36% de la población tiene una deficiente ingesta de proteínas.

Una de las grandes responsabilidades de las tantas que le caben a los distintos gobiernos colombianos, es la prostitución infantil. Es tan grave el problema, sobre todo cuando el piso ya ha bajado de los diez años. Tres veces ha crecido en los últimos tres años, indicador indiscutido de la ineficacia del gobierno. La Defensoría del Pueblo ha ubicado en Cartagena, la principal ciudad turística del país, a 2 mil niños dedicados a la prostitución. Las criaturas, son ofrecidas por la canalla, en los paquetes turísticos.

Una investigación dada a conocer por la Organización Internacional para las migraciones, precisó que en ese balneario, la prostitución infantil es ejercida en su mayoría por niñas entre 8 y 12 años. Están por toda la costa caribeña. Prolifera esta aberración en la “ruta del carbón”; donde está establecida PETROBRAS y en todos aquellos lugares de asentamiento de las tropas imperiales. De estas, el sargento Michel J. Coen del ejército de los EEUU, junto con otro militar de nombre César Ruiz ingresaron a su base de Tolemaida en Melgar (Tolima) con una niña de 12 años a la cual obligaron a tener relaciones sexuales con el primero de los nombrados.

Esto someramente descrito, que tiene fuentes incontrovertibles, permite comprender en parte la descomposición de la sociedad colombiana. Ex profeso, dejamos de lado el narcotráfico y el paramilitarismo, que ameritarían un trabajo suplementario. Lo reseñado explica el salto cualitativo de las FARC-EP que fue de su primigenia aspiración de Reforma Agraria, a la transformación revolucionaria de la sociedad.

La lucha de las FARC, entonces, es contra el sistema, no es ni contra Uribe, los Santos ni toda esa gente que está en el gobierno hoy, que no son más que agentes, encomenderos de los verdaderos usufructuarios del Poder. Naturalmente que el imperialismo es su enemigo principal porque ese es el rector del sistema. No puede haber dudas en cuanto a sus fines. Estos son la toma del poder y la transformación revolucionaria de la sociedad, superando la inequidad y la injusticia predominante.

Como es sí una organización revolucionaria, destruir el aparato del Estado será el principio de una institucionalidad diferente. Cómo se manifestará el nuevo Poder, es tal vez algo hoy no muy bien definido, pero cada día habrá un nuevo aporte en ese discurrir histórico que irá conformando los trazos de ese tipo nuevo de organización.

Aclaramos, al llegar a este punto, que nos desagrada en grado sumo, toda limitación, coerción y cualquier otro obstáculo que aherroje e impida el desarrollo del individuo. No nos gusta ningún tipo de prisión pues la entendemos como la manifestación más evidente de la derrota de un sistema y de una sociedad.

Tal vez pueda ser que por razones parecidas a las expuestas en el párrafo anterior, Chávez haya pedido que se liberaran los capturados por la guerrilla. No tomó en cuenta que los militares y los policías en poder de las FARC-EP, en su mayoría, probablemente hayan sido apresados en combate. Y si fueron apresados en combate son prisioneros de guerra y, como tales, su libertad debe ser producto de negociaciones entre las FARC-EP y el gobierno de Uribe.

Es preciso no olvidar nunca que esos militares y policías son funcionarios de un aparato represivo que no sólo enfrenta a la guerrilla, sino que de ahí han salido parte de los que, junto a los paramilitares, asesinan a la población no combatiente como está hartamente probado.

Respecto de los parlamentarios retenidos, estos pertenecen a un cuerpo que es un Poder del Estado. Uno de los tres poderes que como tal, elabora leyes y aprueba o reprueba todo proyecto de ley que el Poder Ejecutivo le eleve. Le facilita o le dificulta su actividad y sus designios al P. Ejecutivo, según sea su disposición. Es en esa condición, que puede promover la paz creando las condiciones que la hagan posible. La retención de legisladores es parte de una presión que se ejerce, seguramente, para impeler a la institución a participar directamente en la solución del conflicto. Su liberación debe de ser también resultado de una negociación.

La afirmación del presidente Chávez respecto de que el Imperialismo tiene como excusa a las FARC-EP para amenazar al Continente, muestra un desconocimiento muy grande de la historia, con una gran carga de injusticia. Según su opinión, en nuestro criterio muy errada, la guerrilla hoy es un anacronismo. La responsabilidad por la violencia jamás podrá ser atribuida a las FARC-EP. Sobre esto y también sobre la viabilidad o no de la lucha armada, volveremos a escribir.

roosbar@cantv.net


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Roosevelt Barboza


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