Fanáticos del Chavo o escuálidos chavistas

Una de las características por la cual no me denomino “Chavista” tiene que ver con la terminología de aquel fanático del “Chavo”, programa mejicano dirigido como comicidad infantil en el humor negro de la degradación y subestimación de las realidades comunes de muchos niños en nuestros pueblos latinoamericanos. Esta serie fue centrada en el personaje de un niño que vestía de remiendos, dormía en un barril, no se bañaba, era golpeado constantemente y con gracia pasaba hambre.

En Venezuela, aprovecharon el termino “Chavista” relacionado con Chávez, mas allá del término correcto de “Chavecista” en el caso de ser seguidor del Comandante Chávez como en efecto debería ser. La relación con “El Chavo” la impulsaron sicológicamente los opositores del Presidente Chávez, para dar una relación parecida al típico “pata en el suelo latinoamericano” que por décadas ha sido transmitido en las grandes corporaciones de televisión.

¿Por qué?...una “Chavista” a lo “Chavo del Ocho” sigue a Chávez hasta donde pueda beneficiarse individualmente, y en esa actitud sicológica en un descalabro humano de Chávez, éste tipo de “Chavista” podría convertirse en un futuro hipotético negado y recordando las raíces adecos copeyanas de muchos, en Borgista, Petkoffcista, Rosalista o cualquier terminología que lo asocie a la camaleónica figura de la traición y afecto al escualidismo. La diferencia es que el “chavecista” perduraría en el tiempo aún después de Chávez y el “chavista” muere hasta donde llegue Chávez para seguir viendo El Chavo en su mente y corazón.

Han pasado varios años y la oposición política venezolana se niega a utilizar el término “Chavecistas” en honor a los seguidores del padre de este proceso de cambio Hugo Chávez, se niegan a denominar revolucionarios a los seguidores de Chávez, y contrariamente de modo despectivo al Padre de la Patria Simón Bolívar, colocan el término Bolivariano a todo aquello que no funcione o sea de baja calidad. Infinidad de correos electrónicos lo demuestran en un sarcasmo de fotos: computadoras bolivarianas (antiguas máquinas de escribir), autobús bolivariano (burros amarrados con guaguas), productos de mercal como mantequilla bolivariana, harina bolivariana, etc...y últimamente el término educación bolivariana.

A propósito del análisis realizado en el programa “En Confianza” de Ernesto Villegas con el Filósofo mejicano Fernando Buen Abad, quien hizo una buena reflexión sobre el programa “El Chavo”, en el sentido de lo patético y subestimado que representa a los niños de las calles latinoamericanas, a la doble moral y la falta de solidaridad quizás como madre de las mentes de quienes hoy día tenemos la figura de padres y abuelos y, que fuimos contaminados en la infancia por tanto bodrio inútil y alienante como torpes series al mejor estilo del “Chavo”, en esa conducta de violencia infantil, humillación, discriminación, exclusión y promoción del consumismo y materialismo.

Lo absurdo, radicaba en la letra que nos inducía al fanatismo para ver un mundo hermoso en el entorno del Chavo...¡qué bonita vecindad, es la vecindad del Chavo, no valdrá medio centavo, pero es linda de verdad!...esta experiencia nefasta nos permite atacar el secuestro mental de nuestros hijos con programas como Los Simpsons, Padrinos Mágicos o caricaturas sangrientas dizque para adultos con el fondo de una letra de regatón...o los modernos juegos de guerra en internet y el acceso a la televisión por suscripción con programas que de algún modo se convierten en huéspedes alienantes en nuestros hogares porque el mismo Chavo, ya ha sido caricaturizado en canales gringos de comiquitas infantiles.

orieldukey2004@yahoo.es


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Larry Márquez Peralta


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