Caballo de troya del proceso

Deformación del gerente revolucionario

“…La modestia revolucionaria debe dirigir nuestro trabajo diario y debe ser un arma fundamental de nuestro comportamiento…”

Ernesto “Che” Guevara.

En oportunidades anteriores hemos querido poner al descubierto la metamorfosis conductual que sufren muchos de nuestros cuadros revolucionarios cuando ocupan cargos de mediana y alta envestidura en la administración pública. En esta oportunidad señalaremos algunas de estas perlas:

a- Atropellos a los transeúntes y conductores por escoltas motorizados, quienes interrumpen la libre circulación para darle pasó a la autoridad.

b- Nunca hacen cola, pues tienen una chapa o credencial que le da paso libre a cualquier espectáculo público, oficina o a lo que sea.

c- Estacionan en sitios prohibidos, ellos son autoridad y pueden violentar las leyes cada vez que quieren.

d- Los gastos de representación se utilizan para cualquier cosa, menos para lo que fueron concebido, ejemplo de ello lo hacen con las comidas y bebidas en restaurantes.

e- Llenan su despacho – y el de sus afectos de turno – de flores y toda clase de decoraciones que lo haga más exótico y de “cache”.

f- Sus chóferes son utilizados por toda la familia para hacer diligencias personales, algo parecido a lo que hacían los generales de la cuarta cuando empleaban a los “soldaditos” para arreglar los jardines de sus mansiones.

g- Algunos de los vehículos oficiales son utilizados para otros fines, como por ejemplo mudanzas, viajes de placer, rumbas nocturnas, etcétera.

h- Maltratan al personal subalterno con sus actitudes y palabras y algunas ocasiones los ponen a trabajar en cuestiones personales.

i- El trato hacia las secretarias va a depender de sus atractivos personales, es decir si están “buenas” o no, desmeritando sus capacidades de trabajo.

j- Le gusta ser adulados y es por ello que se hacen rodear de personal altamente especializados en estos menesteres, pero ineficientes en el desempeño de las funciones que demanda el cargo oficial para el cual fueron designados.

k- Si son altas funcionarias, van trajeadas a todo trapo, con el look de moda, mientras los gerentes compensan sus deficiencias gerenciales con costosos trajes y corbatas de las más finas sedas, creyendo que el hábito hace al monje.

l- Contratación de agencias de festejos para celebrar “quítame esta paja”, es decir cualquier cosa.

m- Como tienen celulares asignados, algunos poseen hasta cuatro (4), llaman para donde sea (nacional e internacional), se pegan y no interesa nada, pues eso lo paga el gobierno.

n- Se aumenta el sueldo como le da la gana, se pagan bonos únicos, y se crean algunas primas especiales, el propio caso de “se pagan y se dan el vuelto”.

ñ- Realizan gastos groseros y ostentosos, muchas veces sin sentido y provocando pena ajena por la ridiculez.

o- Se hacen llamar doctores, esa mención los hace sentirse más superiores, aunque no posean ningún titulo.

p- Hay algunos de estos “gerentes revolucionarios” que contratan asistentes, asesores y hasta secretarias a los cuales por debajo de mesa le cobran un porcentaje (%) del sueldo que le asignan.

q- Otros ocupan grandes espacios en su oficinas, inclusive pisos enteros, mientras el resto, es decir la “chusma” esta hacinado en pequeños espacios de oficina.

Este listado es tan solo un aproximado de las deformaciones o degeneraciones que se pueden encontrar en gerentes revolucionarios que han perdido el rumbo, las letras del alfabeto no alcanzarían para todas las que se podrían mencionar. Esta en practica una ley del embudo es decir lo ancho para ellos y lo angosto para el pueblo, ensancha la brecha entre estos dirigentes y el soberano. Le hacen un grave daño a la revolución con su comportamiento de quinta columna o caballo de Troya, y, van minando las bases del proceso, van dejando un sentimiento dentro del pueblo de rechazo hacia estos líderes. A pesar de esto, creemos y luchamos por el proceso de transformación necesaria, al igual que otros que dentro y fuera de la estructura burocrática tratan de cumplir con esta meta, a pesar de estos pseudos revolucionarios que son un verdadero “plomo en el ala”.

Cuando se aborda esta reflexión sobre los vicios que aún sobreviven en la gerencia de los funcionarios de la revolución, la cantidad de abusos y desmanes cometidos por algunos de ellos, que han olvidado que son servidores públicos, que están para servir a la patria, no para servirse de ella. Es por ello que necesitamos rectificar el camino que se traza. Un revolucionario consecuente no se sirve de su posición para ganar privilegios, cumple sus funciones para servir a su patria; no persigue beneficios egoístas, trabaja por el bien común; no se desanima por las decepciones y traiciones, lucha cada día sabiendo que con cada una de sus acciones se acerca un paso más a la victoria plena: la construcción de una patria grande, libre, soberana y más humana.

PATRIA, SOCIALISMO O MUERTE…. ¡VENCEREMOS!

pedro_garciaa@yahoo.es



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Pedro García Avendaño


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