Pildoritas CXLIII

ABRAMOSLES LAS PUERTAS DE LOS CUARTELES A VER CÓMO LES VA:

Una cosa es que los dejen entrar a los cuarteles y otra que los huéspedes de éstos les paren bolas. Si se supone que la asistencia a la convocatoria que en cada cuartel hagan estos ilusos verdolagas debe ser voluntaria, habría que ver cuántas sillas van a quedar vacías, y es porque nuestros soldados no son ni sordos, ni ciegos, ni mudos y si no vivieron las barbaridades de la IV, uno de cuyos principales protagonistas fue precisamente el partido de quienes aun patalean en su agonía, por lo menos sus padres o familiares de mayor edad podrán contarles cómo aquí en este país bajo los gobiernos adeco-copeyanos, se vulneraron a diestra y siniestra los derechos humanos, se allanó la universidad, se convirtió al país en un mercado persa en el cual los negociados que incluían mordidas, compra-venta de licencias de exportación, contrabando, ingresos ilegales, venta de la nacionalidad, trafico de armas y estupefacientes etc., etc. y sobre todo se excluyeron millones de seres humanos de los beneficios de la renta petrolera y todos los índices macroeconómicos y microeconómicos se fueron al subsuelo, se entregaron nuestras riquezas a empresas del imperio y casi se privatizó hasta el aire que respirábamos, y todavía éstos cara dura, se atreven a exigir entrar a los cuarteles. Si en mi estuviese no lo pensaría dos veces y les abriría las puertas a ver como les iba a tocar cuando se quedaran esperando oyentes. Ello sería una buena lección a ver si al fin caen en cuenta que en este país las cosas están cambiando, que aquí ya se está consolidando una revolución, que se ha introyectado en las mentes y en los corazones de nuestro pueblo, el cual incluye a nuestros soldados que, por serlo, no dejan de ser también pueblo. Déjenlos que vayan a ver cómo les va, y que salgan y cuenten su experiencia para conocer así la lección que nuestros conciudadanos los militares les infringirían a estos ingenuos e ilusos políticos de pacotilla.-



A LOS GOLPISTAS LES SALEN PLANAS

Saben qué haría yo con los que gritan a rabiar por las modificaciones al Art., 337: ponerlos a hacer planas con la definición de “excepción” como en mis tiempos de la escuela primaria, para ver si así aprenden lo que ella significa. Excepción es excepción aquí y en Pequín, así como negro es negro y blanco, blanco y no claro-oscuro, o qué pretenden quienes se oponen: ¿acaso a que se repitan las barbaridades que aquí vivimos en los aciagos días del golpe, del paro petrolero y financiero y de las gurimbas?, aún están frescas en nuestra memoria, las cadenas de los canales privados llamando a la rebelión, al magnicidio, a la desobediencia tributaria, a trancar calles, a incendiar la ciudad, todo lo cual lograron en total flagrancia y con la mayor impunidad, tanta que algunos han seguido insistiendo en su actividad abiertamente desestabilizadora y no pasa nada y es entonces cuando nos tenemos que acordar de las sabias palabras de nuestro Libertador cuando expresó; “ Las leyes deben ser inexorables contra el delito”; “La clemencia con el malvado es un castigo al bueno”;”la corrupción de los pueblos nace de la indulgencia de los tribunales y de la impunidad de los delitos”;”La impunidad de los delitos hace que estos se cometan con más frecuencia y al fin llegue el caso de que el castigo no basta para reprimirlos” Y esos pensamientos producidos por la brillante inteligencia de nuestro máximo héroe pareciera que se pudieran aplicar al pie de la letra en los momentos que vive la República, precisamente producto de la impunidad contra los criminales del abril, del paro y las guarimbas, contra los asesinos de campesinos, de dirigentes de la izquierda, contra los conspiradores y desestabilizadores que huyeron como ratas a Miami, con sus manos manchadas de sangre pero con sus maletas repletas de dólares y los que aquí siguen y son una bofetada para los venezolanos que sufrimos en carne propia la conducta delincuencial de los que por los canales golpistas encadenados, lanzaban sus partes de guerra, o los que, cual manada de cochinos hambrientos recibían con actitud casi orgásmica, los anuncios del decreto carmoniano que destruían y entregaban la Patria.

Ésos siguen tan orondos, con su prontuario en los cestos de basura de los tribunales y entonces, cuando ahora se blinda la Constitución para que no se repitan experiencias tan dolorosas, vuelven a salir por los mismos canales con su rostro desencajado por la ira y el odio a oponerse a unas medidas que en “Estado de Excepción” en cualquier parte del mundo son apenas normales.-

yuviliz40@hotmail.com







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Saúl Molina Z.


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