Ni tan loco ni tan casual, ¡Otra fase del plan golpista!


La verdadera punta de lanza del continuado plan golpista destinado a sofocar el intento de dignidad, justicia y libertad de nuestra patria son los medios de comunicación. Esta afirmación no requiere de exquisita inteligencia para descubrirlo, ni de potentes lupas para demostrarlo.

Conscientes de que la primera fase de la conspiración mediática, basada en la enajenación mental y espiritual de un grueso componente de las clases medias ha sido cumplida con indudable éxito, sencillamente recurren al expediente de la leche derramada o lo que es igual: calumnia, difama, enloda y escupe que queda. No que “algo” queda, sino que queda.

Así, han ido formando un expediente, cada vez más grueso, de gobierno autoritario, dictatorial, asesino y terrorista cuyo objetivo es, por un lado continuar alimentando el morbo en el sector poblacional alienado y por otro ir elaborando un justificativo para acciones directas, tanto nacionales como internacionales que aplaste totalmente el atrevimiento de este proceso y que al mismo tiempo sirva de ejemplo para el resto de los pueblos del inmenso mundo de los excluidos. Saben a la perfección que el daño está hecho y que poco importan las aclaratorias que puedan ofrecer los sectores revolucionarios, porque “su” gente está inmunizada contra cualquier explicación razonable.

Sencillamente leen, oyen y ven lo que ellos les envían en generosas dosis por sus medios y soslayan cualquier sonido que no confirme lo que quieren, -como un drogadicto- leer, oír y ver. Conservo todas las actas de las interpelaciones que se produjeron en la Asamblea Nacional a los actores del golpe de estado del 11 de abril y allí puede verse como, todos a una, incluso sin la menor distinción de estilo, los diputados y los personajes golpistas iniciaban todas sus exposiciones confirmando el mensaje de los medios: “Una marcha democrática y pacífica fue acribillada a mansalva por los círculos asesinos y terroristas a las ordenes directas del dictador Chávez”.

Con desesperación e impotencia podía uno ver como, sin importar cual contundentes fuesen las pruebas de videos o testimoniales, estos señores se ponían en “pausa” y regresaban, una y otra vez con el mismo argumento, por cierto videos que son hechos públicos y notorios que no requieren ser probados porque son en sí mismo una prueba, según el Fiscal Danilo Anderson para justificar la acción contra los “pistoleros” de Llaguno, pero que no sirvieron siquiera para que un grupo de jueces admitieran los testimonios de militares, empresarios, periodistas y clero, cuando el día doce en la mañana se disputaban los méritos de haber conspirado más, planificado más y actuado más.

A estas alturas, esta misma mañana de hoy (miércoles 13 de agosto de 2003), periodistas como Fausto Masó, Giusti o Ana Karina Villalba, mostraban sus trapos más angelicales para confirmar, con desbocada insistencia, que los asesinos del 11 de abril eran los “pistoleros de Llaguno” y que los videos nunca fueron manipulados. Con descaro burlón, producto de la total enajenación de la población a la cual dirigen sus mensajes, obviaban el fondo. Nadie está diciendo que esos videos fueron arreglados o montados. Lo que los videos muestran pasó. Claro que pasó. Lo que representa el meollo de la cuestión es que esos videos fueron editados. Que a esos videos se les colocó una voz encima de un periodista ¿? que estaba en el lugar de los sucesos y quién en sus mismas palabras, sencillamente sólo dedujo que, como A es A y B es B, entonces A más B es igual a C. Ese es el fraude criminal. Un fraude que, de nuevo según el mismo individuo, “logró su objetivo, deponer a Chávez” (ver entrevista del personaje publicada por el Diario Panorama).

Ahora bien, ¿por qué actúan de ese modo?, ¿por qué editan y reeditan episodios como los del chofer de Juan Barreto o el último del descocado hombre de confianza y piloto particular del presidente Chávez?, ¿acaso porque esperan que la trama no será descubierta?, está claro que no. Saben que será descubierta, además rápidamente, pero saben que el objetivo está logrado. Esta mañana ese sector de la población alienado repite con dolorosa ingenuidad que, el piloto y hombre de confianza de Chávez se volteó y están saliendo sus relaciones con el terrorismo. ¿Quieren que les diga más?, podría hacerse una cadena de varias horas para mostrar todas las pruebas y el resultado sería nulo. No lo verán, no lo leerán y no lo oirán. De tal magnitud es el daño causado en este sector. De semejantes proporciones ha sido la zombificación alcanzada.

Sin embargo, inicié esta reflexión mencionando a los sectores nacionales e internacionales, así que aquí está el complemento de la receta. Casualmente, la “denuncia” del militar y piloto de confianza ocurre en el momento en el cual el General Jefe del Estado Mayor Conjunto de los EE. UU., está de visita en Colombia, y casualmente, -de nuevo- se refiere al país vecino de Colombia y afirma: “Un vecino que hace lo que Libia con los terroristas Iraquíes: protegerlos, está del lado equivocado y hay que hacérselo saber”. Así que el objetivo no es sólo mi hermana escuálida y angustiada por vivir en un país comunista, sino la opinión pública internacional que rebotó la primera noticia, -la del piloto- y la segunda: la advertencia a Venezuela del más alto jefe militar de USA.

¿Qué creen ustedes que quedará en el ambiente?, ¿acaso las aclaratorias de Iris Valera, Luís Tascón o José Vicente?. La pregunta es boba ¿verdad?. Aquí, allá y acullá quedará lo que ellos han querido que quede. La gravedad de esto tampoco requiere de anteojos especiales ni visión ultravioleta. Se va creando, inexorablemente una matriz de opinión: Chávez es terrorista. Chávez es comunista. Chávez es un asesino. Al pueblo venezolano hay que liberarlo del tirano Chávez. El propio Carlos Andrés Pérez, explica en Dominicana como matar a un presidente democrático es magnicidio, pero hacerlo con Chávez es un tiranicidio, por tanto alguien que debe ser condecorado.

¿Qué importancia tiene hoy, compatriotas, haber descubierto que la supuesta posesión de armas de destrucción masiva por Saddam fue un montaje?. Como dice el “individuo” periodista y profesor de la UCV… “logró el objetivo”. ¿Qué importancia tendrá la razón histórica y todas esas cosas para los miles de niños muertos en IRAK?. Van tras un claro objetivo: borrarnos del mapa, y a menos que seamos muy sagaces y dejemos la candidez para otros momentos, a menos que seamos verdaderamente revolucionarios, sin ambages o dobleces: lo lograrán. Hay que espabilarse, hay que prepararse para la clase de conspiración que, como zamuro rey, vuela sobre nuestras cabezas o los pueblos del mundo, -no sólo nosotros- lo pagarán muy caro.




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Martín Guédez. Red de Información alternativa Simón Bolívar


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