Banco del Tesoro: ¿uno de los signos de la decadencia?

 

En su definición, la palabra decadencia está asociada con la caída, la pérdida de valor de algo, que ha caído, en cierta medida, en des-gracia (que no goza de la gracia de la gente). El Banco del Tesoro, "Un banco nacido el Revolución", como reza su lema, es sin lugar a dudas un ejemplo claro de lo que no debe ser una institución "nacida en Revolución". Si hacemos un balance de todas las instituciones que nacieron en Revolución y que estás signadas por la ineficiencia, entonces quien sale mal parada es la propia Revolución. La razón es sencilla y no amerita mayor explicitación. Quien quiera hacer un ejercicio retórico, alguna pirueta discursiva y tratar de justificar tales desafueros institucionales, está bien; que siga viviendo de sus ficciones.

Confieso que debo tener más de 20 años como cuentahabiente (¡vaya palabreja!); de hecho, tengo más de 16 años con una cuenta corriente en un banco privado. Una sola vez me ocurrió un problema con esa institución: me debitó, erróneamente, un dinero. En 24 horas me repusieron el dinero, me enviaron una comunicación por correo y asunto aclarado.

Con el Banco del Tesoro, sólo este año, me han debitado tres veces de mi cuenta corriente. La primera vez, me repusieron el dinero como en 10 días. La segunda vez tardaron casi un mes para la reposición del efectivo. En esta ocasión, me debitaron casi 100 mil bolívares, el 23 de noviembre de 2016; es decir, hace más de mes y medio; desde luego, a la fecha, no tengo respuestas. Metí reclamo, tengo mi constancia de reclamo; voy al Banco del Tesoro del IPSFA (mi cuenta está afiliada a esa sede); la respuesta de los ejecutivos es la misma: "tiene que esperar". Una oda a la ineptitud, no de los funcionarios del banco en sí, sino de toda esa institución financiera. De ello escribí hace un par de semanas (https://www.aporrea.org/economia/a238901.html).

Ahora bien, cómo se le pide a la gente que confíe en unas instituciones que sencillamente tienen como signo la ineficiencia generalizada (debo acotar que uno de los propios ejecutivos me señaló que caso como el mío se repiten por cientos solamente en esa sede del IPSFA). Si hacemos una sumatoria de las instituciones públicas y del Estado que operan bajo este mismo signo de la ineficiencia, entonces tendremos, al final de la sumatoria, un único culpable: La Revolución Bolivariana. Eso sí, de alguna forma, hay que decirlo también, la propia ciudadanía deviene co-culpable de esta situación, toda vez que no es capaz de ejercer su derecho a la indignación. No es capaz de activar una masa crítica que denuncie, a viva voz y por los medios que sea, a instituciones como el Banco del Tesoro.

Uno de los elementos constitutivos del propio acto político, tiene que ver con la posibilidad que tiene el ciudadano de indignarse ante el abuso de las autoridades, ante el desafuero de las instituciones públicas o privadas; de hecho, Galeano señalaba, certeramente, debo acotar, que el derecho a la indignación es un derecho humano inalienable. Bueno, eso es lo que hago ahora mismo. Dentro de unas horas volveré al Banco del Tesoro del IPSFA, saludaré amablemente a los de seguridad, de seguro la Sub Gerente me hará pasar rapidito (sabe que tengo más de mes y medio en estas lides) y el Ejecutivo me dirá: "Tiene que esperar". En fin, así se nos pide adherencia total, se nos demanda "rodilla en tierra" ante el enemigo que (siempre, al parecer) se aproxima; pero quién nos salva de las instituciones revolucionarias, quién se viste de adalid y termina por defenestrar a estas instituciones tan absolutamente malas. Total, parece que nuestro más urgente problema es Obama o los objetivos claves señalados por Julio Borges para que nos bombardee el Imperio; eso sí, como mi Banco del Tesoro no te metas.



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Johan López


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