Las inconsecuencias de un mal y peligroso vecino

Quiero empezar esta nota, aunque un poco tarde por razones de salud, aclarando el garrafal error en el que incurrí en mi artículo anterior, en el cual, debido a un lapsus mentis, afirmé que el despojo que Colombia le había hecho a nuestro país era de 2000 kilómetros cuadrados. No, no fueron 2000 kilometros sino 200 mil kilómetros cuadrados, precisemos, que el "hermano" colombiano, bajo amenaza de invasión, nos despojara con ocasión de la delimitación de la frontera entre ambos países. Aclarada esta imperdonable pifia, continuemos con la nota.

No existe norma, principio, reglamento o acuerdo por respetable y honorable que sea, que Colombia, fiel al legado antivenezolano de su máximo líder Francisco de Paula Santander, no viole o desconozca permanente y sistemáticamente, sobre todo, si es en perjuicio de nosotros y de sus más cercanos vecinos. En este sentido, es más que evidente que en esta región existe un sentimiento generalizado contra la presencia de potencias extracontinentales en suelo latinoamericano y caribeño. A tal punto esto es cierto, que podría decirse, sin incurrir en una ligereza, que se trata de una actitud compartida por todos los países situados al sur del Río Bravo hacia abajo. Menos Colombia.

En efecto, este país, animado por la conquista de un liderazgo que no puede obtener por medios más lícitos y civilizados y mucho menos, por supuesto, por el militar, ha dado a conocer su intención de adherirse a la Organización del Tratado Atlántico Norte, OTAN, que como se sabe, se trata una alianza militar ofensiva liderada por los Estados Unidos. ¿Qué buscan los gobernantes de este país antibolivariano con esta decisión? Encontrar un aliado que el campo militar lo ayude a apoderarse por la fuerza de algo que desde hace mucho tiempo les quita el sueño: el Golfo de Venezuela y la libre navegación por el lago de Maracaibo.

Pero, claro, este es el deseo particular de ellos, el que suponen podrían alcanzar con la ayuda de una pandilla tan belicosa como es la mencionada organización. Pero quienes están verdaderamente detrás de todo esto, los verdaderos inspiradores de esta siniestra jugada de Colombia, que apunta claramente a nuestro país, son los Estados Unidos. Esta nación, cuyos planes de apoderarse de nuestros recursos naturales no han sido en ningún momento desechados, jamás han abandonado, para el logro de ese objetivo, la opción militar. Preferirían lograrlo a través de sus lacayos internos de la MUD, pero en el caso de que estos fracasen en alcanzar el poder, entonces apelar al uso de las armas.

Sin embargo, no una acción armada donde aparezcan ellos como los patrocinadores principales de las mismas, porque eso profundizaría aun más su enorme desprestigio obtenido a causa fundamentalmente de dos genocidios igualmente execrables: las masacres de Irak y Libia pero también, como ha quedado suficientemente demostrado, al apoyo descarado al terrorismo. De allí que prefieran realizar sus fechorías criminales a través de otros que le hagan el trabajo sucio,o sea, a través de sicarios. Y como desde que en Colombia se instalaron las bases gringas este país no es autónomo en sus relaciones con las demás naciones sino que es un rehén del imperio, nada le cuesta es éste utilizarlo como instrumento para la realización de ese trabajo.Y menos, cuando Colombia puede aportar un ejercito que ha demostrado ser muy efectivo en el asesinato masivo de seres que tenían la particularidad de que además de indefensos eran inocentes.

Lo dicho demuestra el doble peligro a los que está enfrentado nuestro país y la necesidad también de derrotarlos. Parte de ese peligro es la agresión que el inescrupuloso vecino pueda, con cualquier pretexto baladí e instigado por su amo del norte, desatar contra Venezuela. Uno de esos pretextos podría ser, por ejemplo, asegurar el transporte del carbón del Norte de Santander a través del lago de Maracaibo, como ahora, inexplicablemente, se está haciendo. El otro, la llegada de la oposición al gobierno. El primero, se podría disuadir mediante el estableciendo de un acuerdo militar con aliados estratégicos tan importantes como Rusia y China -lo que es igual no es trampa-. Y el e segundo, la sustitución de una política económica basada en el derroche de los recursos del país, lo cual nos ha conducido al estado de grave vulnerabilidad en el que nos encontramos, por otra basada en la iniciativa privada. Hay que convencer a Maduro, por parte de quienes tengan el poder para hacerlo y dentro del marco de la Constitución, de que la suerte del país está primero que esas monsergas de revolución y socialismo que no son ni revolución ni socialismo y, que por el contrario, nos ha hecho un daño terrible.

Los venezolanos bien nacidos de todos los estratos sociales y de todas las profesiones y actividades, no podemos permanecer indiferentes ante un acelerado proceso de degradación nacional que inexorablemente nos conducirá, en un breve plazo, al colapso total y definitivo. Y menos, en aras de unas fantasías ideológicas que, por extemporáneas, no tienen la menor posibilidad de surgir en mucho tiempo. En este sentido, sería bueno que alguien le hiciera conocer a Maduro y a quienes lo acompañan en el gobierno el ejemplo de Vietnam. Porque ¿quién duda que el gobierno de ese país del sudeste asiático sea comunista? Por supuesto, que nadie medianamente inteligente lo duda. Y sin embargo, a pesar de que sus autoridades y el partido que lo apoya sean comunista, su economía se basa en la propiedad privada sobre los medios de producción, o sea, en la empresa privada. En este aspecto, siguen el mismo camino que transitó China y que ha hecho de este país la gran potencia que es hoy día. ¿Por qué? Porque son pragmáticos, y porque saben también que el socialismo es un proceso histórico absolutamente independiente de la voluntad de los hombres. Lo que hace que este sistema surja sólo cuando existan las condiciones favorables para ese surgimiento, y no antes. Lo demás son desvaríos de lunáticos, que pueden hacerle mucho daño a pueblos enteros.

Y en cuanto a los claps, es evidente que no satisfacen las necesidades alimentarias de la población. En primer lugar, porque sus componentes son muy bajos en proteínas, lo que exponen a las personas que dependan ellos a la desnutrición. Y en segundo lugar, porque además de ser muy irregular su distribución y no llegan a la mayoría de los venezolanos, en nada contribuyen al desarrollo económico del país, por lo que nos condena, inevitablemente también, al atraso y al subdesarrollo.

Se justifica entonces los colosales recursos económicos que se están invirtiendo en esas bolsas? No sería mejor utilizar esos inmensos recursos que se emplean en programas como estos, que no contribuyen en absoluto al mejoramiento de la calidad alimentaria de la población, para el financiamiento de las actividades productivas del país? Lo preguntamos, porque las ventajas de una política como esta son indudables. Eso es así, porque no sólo se incrementaría notablemente la producción de alimentos en el país, la creación de nuevas fuentes de trabajo, el ahorro de divisas, sino que, además, se reduciría la la inflación y la población tendría acceso a alimentos de mejor calidad y a menores p recios. Y eso, sin tomar en cuenta que la economía del país, que desde hace mucho tempo se encuentra literalmente paralizada, sufriendo una contracción que la mantiene al borde del colapso total, recibiría un notable impulso.

¿Por qué, entonces , a pesar de los incontables beneficios que se derivarían de una política así, no se implementa? Porque el gobierno piensa que son mayores los beneficios electorales que obtendría si es él mismo el que le entregue directamente a la gente los alimentos, sin importar que éstos no alimenten nada, que obteniéndolos indirectamente, aunque su poder nutricional sea mucho mayor.

De manera que no son con subterfugios ni con atajos ni con mentiras ni medias verdades, como se puede salir de la devastadora crisis que está haciendo estragos entre la población .Es con acuerdos con los factores de la producción y la economía, llámense como se llamen, como se puede superar la crisis y echar hacia adelante. Lo demás,es querer suicidarse en primavera.

1 El gobierno, en un acto que nada tiene de conveniente para el país, insiste en cobrar la gasolina de San Antonio del Táchira en pesos. Debía explicarle a los dueños de ese derivado energético, o sea, a los venezolanos, cuáles son las ventajas que para el país tendría esa medida. No lo hace, porque es más que evidente que para Venezuela no tendría nada de positivo. Al único que beneficiaría esa medida antinacional es al archienemigo de Venezuela que no es otro que Colombia. Y si no, ¿contra quién tiene alojado en su territorio siete bases militares gringas? ¿Contra quién está dirigido expresamente el Plan Colombia? ¿Por qué su deseo de ingresar a la OTAN? ¿Hasta cuando tanto entreguismo de estos farsantes presuntamente bolivarianos?

Sin embargo, ahora que recuerdo, la verdad es que sí lo hizo, sí dijo por qué se iba a vender la gasolina en la frontera en pesos.Dijo que "se hacía para terminar con el contrabando de gasolina hacia el vecino país". Bueno, mejor reconocimiento de su incapacidad para combatir el delito no lo podía haberlo expresado Maduro.Pues, eso fue como decir: "ya que no podemos controlar el contrabando de gasolina, le vamos entregar el país a los delincuentes". ¿Qué clase de gobierno es este que es incapaz de controlar este delito? ¿Que la única solución que encuentra para combatirlo es bajándose los pantalones ante el enemigo? ¿Qué clase de patriotas son estos estos sujetos?

2 En economía existen dos terribles flagelos, los cuales, por separado, independientes uno del otro, son capaces de causarle grandes penalidades a la población que los sufra. Ellos son la inflación y la recesión económica. Bueno, Venezuela, desde hace algún tiempo ha estado siendo víctima de la acción combinada de estos dos grandes males. Se trata de la estanflación, que sólo la padecen los países económicamente desahuciados. En estos día fuimos a comprar pasta dental, y por un tubito, el que le sigue al mediano, me cobraron 3.500 bolívares. Y nos preguntamos: podrán los pensionados cepillarse la boca con la dádiva que reciben? ¿Les alcanzará para pagar el pasaje de regreso después de haberla cobrado? ¿Les permitirá esas dádivas aunque sea para un desayuno? Si no les alcanza para nada de eso, si no resuelven ningún problema social ni económico sino que por el contrario contribuyen a agravar la situación fiscal del país, entonces, coño, no joda, por qué se insiste en mantenerlas.

¿Por qué no se utilizan esos enormes recursos en cosas más provechosas y útiles para el país como la reactivación de la economía, hecho del cual nos beneficiaríamos todos, incluyendo los propios pencionados? Es que acaso son estúpidos, ignorantes, retrasados o autistas, que no se dan cuenta de que la situación del país se deteriora con cada día, con cada hora, con cada minuto que pasa? ¿Por qué se empeñan en este escandaloso despilfarro que configura un delito de malversación, y del cual tendrían que responder algún día? ¿Hasta cuando esa desenfrenada regaladera de dinero, de carros, de tabletas, de canaimitas -que constituye un alevoso atentado contra el hábito de la lectura-, y de cuanta vainas tecnológica aparezcan por ahí? ¿Hasta cuando disponer de los bienes de la nación como si fueran de su propiedad? Y finalmente, hasta cuando José Vicente Rangel, Luis Britto García, Roberto Hernández Montoya, José Santroz y otros destacados intelectuales, van a permanecer indiferentes -cuando no apoyando lo que sucede- ante el espectáculo de una patria que se desintegra y desmorona a toda carrera?

3 Después de 7 días sin agua finalmente la enviaron el 31-12 a las las 4 de la tarde. Mañana o pasado mañana la volverán a quitar para mantenernos otros 7 días sin el vital líquido. Y así ha mantenido durante 17 años a los habitantes de la ciudad de Maracaibo esta revolución socialista, protagónica y participativa.

A la Colgate habrá que expulsarla del país, pero no sin antes haber tomado las previsiones del caso.

Maracaibo es la capital del relajo, es una ciudad sin ley donde cada quien hace lo que le dé la gana. De allí que los escándalos provocados por los bebedores de aguardiente y sus equipos de sonidos a todo volumen, proliferen por todas partes. Eso se debe, como es fácil suponer, a que no hay autoridad ni municipal ni estatal. De allí que las familias de bien tengan que permanecer acorraladas en sus casas donde ni siquiera puede estar ni dormir tranquilas. Qué diferencia con el municipio San Francisco.



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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