Ahora la guerra es en el ámbito cibernético

Y todavía hay unos laureados analistas que niegan el hecho, cada vez más irrefutable, de que estamos sometidos a una sistemática, prolongada y envolvente guerra irregular

El pueblo venezolano está siendo objeto de una nueva agresión, en esta oportunidad en el ámbito cibernético, por parte de quienes se han propuesto desde el inicio mismo del período bolivariano, primero con Chávez y ahora con Maduro, derrocar al gobierno apelando a las más disímiles armas.

Con ese objetivo estratégico, los enemigos del proceso bolivariano, han venido instrumentando diversos mecanismos tácticos con el fin de crear el caldo de cultivo que haga propicio el debilitamiento gubernamental para luego provocar su salida.

Sacarlo del juego

Cuando Chávez, lo intentaron con el golpe de estado de abril de 2002, el paro petrolero-empresarial de 2002-2003, la insurrección guarimbérica, el empleo del paramilitarismo mercenario, la desestabilización institucional, la guerra económica, psicológica y mediática, el aislamiento internacional y el cerco financiero; y al no poder concretar tal objetivo, a pesar de la articulación de todos esos dispositivos, la coyunda que lo adversaba- conformada por el imperialismo estadounidense, la derecha internacional, la burguesía parasitaria local y los viudos apátridas de la jerarquía eclesiástica, la élite cultural y políticos opositores de la cuarta república-, optaron por la vía extrema de asesinarlo físicamente, de sacarlo del juego, a través de una abrasiva enfermedad inoculada, al observar, desesperadamente, lo infructuoso de todos los esfuerzos por ellos emprendidos, al cabo de 13 años de revolución bolivariana.

Para el imperialismo la reconquista del poder en Venezuela está planteada en términos guerreristas, de una guerra no convencional, la que tienen definida como guerra irregular, que pasa por el uso y combinación de diversas formas de lucha, legales e ilegales y que ya han experimentado en distintas latitudes, aplicando los manuales contentivos de los métodos de desestabilización de los gobiernos que no le son afectos a sus intereses, pero que, eufemísticamente, denominan como "métodos para la instauración de la democracia", por supuesto, la "democracia" que cuadre con sus propósitos de dominación y de expansión hegemónica.

Potenciaron las acciones

Calcularon los imperialistas, junto con la derecha local apátrida, que con la ausencia de Chávez del escenario político les sería más fácil coronar la ambición de retornar al poder del país para continuar con el festín que tradicionalmente mantenían con las riquezas nacionales, antes del triunfo del chavismo; se ilusionaron con la idea de que, con Maduro, el añorado retorno era lograble en términos inmediatos; para ello potenciaron todas las acciones que ya habían adelantado en vida del Comandante Chávez, convencidos como estaban que ahora sí les llegaba la hora para lo que tanto anhelaban.

Es así como arreciaron sus acciones, en lo económico, con el desabastecimiento y acaparamiento de productos básicos, el enlentecimiento de la producción, el contrabando de extracción, la especulación desmedida por parte de la burguesía comercial, la instrumentación del mercado negro del dólar a través de la combinación Miami-dólartoday-Cúcuta, el estímulo al bachaqueo, etc., medidas todas, destinadas a sembrar caos, incertidumbre y angustia en la población en aras de producir el malestar social al que aspiran para apuntalar una turbulencia política que haga posible el derrocamiento del gobierno.

En lo político, han intentado con el "drenaje de arrechera" de Capriles, la Salida guarimbérica de López-Machado y, últimamente, con la presión anticonstitucional emprendida desde la Asamblea Nacional, con el guasón Ramos Allup al frente, desatar una situación tal que procure sus planes golpistas y desestabilizadores.

Junto con toda esta combinación envolvente, el plano internacional también ha estado muy activo con el traidor Almagro desde la OEA pugnando por la aplicación de la Carta Democrática, el Decreto-Orden Ejecutiva ratificado por Obama declarando a Venezuela como una amenaza a la seguridad exterior de los Estados Unidos, el pretendido aislamiento en Mercosur, la Cuarta Flota estadounidense activada y el evidente cerco, adicional, de más de veinte bases militares yanquis circundando con intimidante presencia a nuestro país.

Y por si fuera poco, también, hay que resaltar, las notorias maniobras imperiales emprendidas para derrumbar los precios petroleros, en el mercado internacional, destinadas, entre otras motivaciones, a llevar al mínimo los ingresos de divisas al país, buscando con ello limitar la capacidad importadora tanto de insumos industriales y de servicios como de alimentos y medicinas necesarios para la vida cotidiana de los venezolanos y comprometer, al mismo tiempo, la capacidad del país a honrar sus compromisos financieros internacionales a fin de que se declare un default, que implicaría, ni más ni menos, el embargo de los bienes nacionales en el exterior.

Es decir, hemos estado y estamos frente a una férrea tenaza de medidas concebidas acompasadamente, de manera sistemática aunque prolongada, para cercar al país, debilitar al gobierno y resquebrajar la capacidad de resistencia del pueblo, todo ello, dentro del fin estratégico de truncar y derrocar la revolución bolivariana. Es la guerra irregular que vienen desarrollando sin ningún tipo de miramientos; allí está, como muestra, la espiral inflacionaria que tenemos en puerta, que la están desatando, sin tomar en cuenta, en lo más mínimo, las terribles consecuencias que le acarrearía a la sociedad venezolana.

Sin municiones ni ejércitos

Evidentemente con esta modalidad de guerra irregular, mucha más sutil que la forma tradicional, ya no hay necesidad de usar armas ni municiones ni ejércitos, ahora la amenaza es más sofisticada, como con la guerra cibernética, que infiltra los sistemas tecnológicos apuntando a someter gobiernos, quebrar economías y desquiciar grupos sociales.

Es, en este marco referencial, que ocurren, recientemente, los ataques cibernéticos, desde el exterior, que pretendían, según explicó el ingeniero Manuel Fernández presidente de la CANTV, por un lado, afectar el servicio ABA de navegación de internet de millones de usuarios, efecto que si bien, logrado, por algunos instantes, inmediatamente, fue recuperado por los técnicos de la corporación estatal y, por otro lado, la afectación del sistema del consorcio Credicard de Venezuela que tuvo como consecuencia la caída del sistema en los puntos de venta en la plataforma de intercambio comercial de 20 entidades bancarias tanto públicas como privadas, en todo el territorio nacional; hecho este, en el que estuvieron involucrados, presuntamente, funcionarios de Credicard, integrantes de la Mesa de Unidad Democrática, MUD, que según informó el Mayor General, director del SEBIN, ya fueron detenidos.

Una acción de saboteo que, indudablemente, se anota en los planes opositores de generar colapso y acrecentar el malestar social con el que aspiran coronar sus planes regresionistas. Ante lo cual resulta, por lo menos sorprendente, la insistencia de ciertos analistas de atribuirle los problemas que confronta el país, en particular, los de naturaleza económica, a la omisión, retardo o incompetencia gubernamental para tomar las medidas que según ellos son las adecuadas para solventar la calamitosa situación que padece el pueblo.

No se paran en mientes

Cómo les cuesta entender a estos sesudos analistas, que los enemigos estratégicos del proceso bolivariano no se paran en mientes a la hora de proceder en la prosecución de su definido objetivo y que, independientemente, de las medidas que se adopten por parte del gobierno bolivariano, siempre encontrarán la manera de contrarrestarlas y boicotearlas.

El problema no son las medidas que se apliquen, adecuadas o no, el quid del problema está en la existencia de un modelo de sociedad que, como el bolivariano, se postula como alternativo cuestionando la concepción depredadora de la vida y de las relaciones sociales del modelo capitalista-imperial. Así como mataron a Chávez, que les importa, a estos enemigos desaprensivos, aplicar cualquier medida, por deleznable que sea, con tal de ponerse en el camino de lo que pretenden.



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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

 miguelugas@gmail.com

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