Legado de Fidel Castro: La coherencia y la Transparencia dieron soporte a la Revolución Cubana

Nacer y Morir dejando huellas. Eso lo marcó Fidel Castro Ruth en sus 90 años de  vida,  por lo que no se puede hablar de Cuba sin inmiscuir a Fidel Castro Rus coronando la independencia verdadera del país del caribe devolviendo el respeto a su propia identidad, gracias a la coherencia y transparencia para gobernar lo cual dieron soporte a la Revolución cubana.

El pasado 25 de noviembre se nos fue el guía de la revolución latinoamericana y del caribe, pasó a la inmortalidad dejándonos un legado desde el 1 de enero de 1959 hasta este 2016, para enfrentar  con dignidad al imperio norteamericano, el cual nunca fue vencido. Fidel no perdía tiempo ni un segundo para dar ejemplo, para luchar al lado de un pueblo soslayado. Siempre tenía una palabra que servía de guía , abriendo la conciencia del hombre a través de los principios y valores espirituales que no se puede callar pese a las arremetidas y persecuciones.

Muchísimas son las razones para que todo un pueblo rinda homenaje póstumo al líder de la Revolución Cubana a quien tuve la suerte de conocerlo en Campo de Carabobo, en los primeros años del mandato de Hugo Chávez . Fueron muchos sus legados  y entre ellas, en esta oportunidad, quiero referirme a los aportes a la teoría de la revolución social a través de dos conceptos: revolución y construcción del socialismo.

Su sensibilidad humanista lo llevó a hacer suyo el ideario independentista de José Martí a la vez que condicionó una inteligente receptividad del marxismo desde posiciones anti dogmáticas. Analizar sus concepciones en este terreno requiere tener en cuenta que no estamos ante un hombre de gabinete o un teórico de la revolución en el sentido estricto del término, sino ante un revolucionario devenido en relevante líder político de talla mundial, un luchador y un educador social desde su temprana juventud.

Pero su pensamiento y proyección política no han sido ajenos a la teoría, todo lo contrario. La teoría sociopolítica ha desempeñado un importante rol en el pensamiento de Fidel Castro, y por tanto en la proyección del proceso revolucionario cubano; de la teoría se ha nutrido a la vez que ha  realizado aportes en variados temas, contribuyendo a la profundización del marxismo, que como él mismo ha reconocido, sigue siendo la más avanzada teoría anticapitalista y pro socialista, no superada aún. 

A su variada producción intelectual  -nacida del  bregar diario y de los retos del proceso revolucionario durante más de 60 años- une su capacidad como ideólogo comunicador, suerte de labor educativa que ha estado presente en cada momento de un pensamiento y una obra integral en la que sobresalen varias facetas como son su permanente reflexión sobre la importancia de los contextos históricos que marcan los derroteros revolucionarios; entender la sociedad como totalidad;  su concepción de la historia como condicionante del presente y fuente para su análisis; las relaciones entre  teoría y práctica y entre estrategia y táctica, unido al manejo no mecanicista de las regularidades del desarrollo social, contradicciones y oportunidades. A ello se suman su empeño por la integralidad y continuidad de la revolución social,  el reconocimiento del lugar del ser humano en ese proceso y del papel de la individualidad, de la crítica y la autocrítica.

Desde muy temprano Fidel Castro tomó conciencia de que camino al socialismo requería transitar por la aplicación consecuente de un programa de liberación nacional y justicia social que a su vez creaba condiciones para un desarrollo de la cultura política y de consolidación de la base social de la Revolución que favoreciera la ruptura con los esquemas anticomunistas vigentes en la Cuba neocolonial.

Más allá de definiciones que no han faltado en numerosas intervenciones y discursos, el líder revolucionario profundizó  en la vinculación del subdesarrollo y la dependencia nacional con el capitalismo y el imperialismo, interpretó las condiciones históricas que en Cuba favorecían las transformaciones de carácter socialista para la solución de los problemas derivados del subdesarrollo y la dependencia.  A la vez reivindicó el ideal comunista y desmitificó el esquema que lo consideraba ajeno a las necesidades y condiciones latinoamericanas. Este es también uno de sus grandes méritos, tanto en su manejo táctico como al demostrar que la esencia del socialismo no es contradictoria con las raíces y las tradiciones revolucionarias en nuestro continente, incluyendo las luchas obreras y las expresiones de internacionalismo.

Decía en sus discursos que no se puede hablar de Paz en nombre del alfabetismo, con un pueblo carente de salud. Mientras exista hambre. Para qué sirve la Organización de Naciones Unidas y la OEA si no vela por el pueblo que sufre y es dominado por el capitalismo.

Hablar de Fidel es hablar igualmente de Hugo Chávez Frías, quienes dieron sus vidas por el pueblo que los vio nacer. Quienes en sus vidas nunca fueron acusados por malversaciones en la administración pública.

No hay fanatismos reduccionistas en la reivindicación que Fidel hace del socialismo que reconoce las especificidades de cada proceso revolucionario en condiciones de buscar sus propias vías.  Claro ejemplo de esto fue el altísimo respeto que mostró sobre las concepciones de Salvador Allende en su intento por desarrollar la revolución a través de la vía pacífica, mientras que, en las condiciones de los años 60 y 70 solidariamente, Cuba apoyaba la lucha armada o de masas que libraban pueblos hermanos sometidos a condiciones dictatoriales y represivas. Más tarde hemos visto las interesantes y positivas valoraciones de Fidel sobre la Revolución Bolivariana en Venezuela y los procesos de cambio que tienen lugar en otros países.

En sus últimos años de vida, Fidel reconoció que la lucha armada no es la solución para lograr la paz y la transformación de los pueblos, y lo demostró con Colombia en donde Cuba ha venido jugando un papel fundamental para la Paz. Lo hacía desde La Habana, donde la guerrilla nacida al amparo de la revolución cubana -que instruyó y apoyó incondicionalmente a las FARC- negoció con el Gobierno durante cuatro años el acuerdo de paz de Colombia que ha puesto fin a más de 52 años de guerra.

Pocos países se han mostrado tan agradecidos con Cuba en los últimos años como Colombia. El apoyo del castrismo ha sido determinante para la consolidación del acuerdo de paz. País garante de las negociaciones junto a Noruega, albergó primero las conversaciones secretas que fijaron las bases del proceso de paz, del que después ha sido sede. El Gobierno de Cuba cedió durante estos años las instalaciones de Laguito, un complejo de mansiones de la época de Fulgencio Batista donde se alojaron las delegaciones durante más de cuatro años. Mientras el Gobierno iba y venía, las FARC han permanecido allí todo este tiempo, hasta la firma esta semana del nuevo acuerdo de paz en Bogotá.

 

No se puede llamar muerto quien lucha por la vida ¡¡¡

¡!!! Hasta la Victoria Siempre



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Enrique Paredes


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