Trump ante la financiarización y el complejo militar industrial, ¿será domesticado?

El advenimiento, ¿sobrevenido?, de Trump a la Presidencia de EEUU, en contra del establishment político- mediático- Wall Street, tiene entre otros efectos, la revitalización del debate acerca de la capacidad del capitalismo para reinventarse. Del capitalismo utópico de Adam Smith poco queda y hoy asistimos a un capitalismo real, duro y alejado del capitalismo basado en la producción de bienes y servicios, salvo los asociados al sostenimiento de la industria militar, habiéndose concentrado la acción empresarial hacia la financiarización. Nada de Keynes ni Schumpeter ha sido el slogan de los últimos años. A tenor de las principales propuestas adelantadas por el hoy candidato triunfador, la situación de exclusión de una significativa cantidad de norteamericanos blancos puede superarse mediante la reorientación del gasto público hacia la refacción y ampliación de la infraestructura, lo que indica apelar al clásico keynesianismo, reconocido como un excelente salvador del capitalismo en crisis, cuando el problema es de demanda insuficiente por desempleo. ¿Es este el caso de la economía de EEUU actualmente? La otra propuesta de Trump para re-incluir a los norteamericanos desplazados por la re localización de empresas hacia China y otros países en donde se pueden pagar salarios bajísimos, es revitalizando la industria manufacturera, vale decir dándole una nueva oportunidad al emprendimiento schumpeteriano subyacente en toda sociedad, la de la innovación y la destrucción creativa, y que ha permitido al capitalismo batir al socialismo burocrático experimentado en algunas partes del mundo, incluyendo el batequebrado pseudo socialismo nuestro. Invertir en infraestructura no debería ser difícil para Trump y si Obama-Clinton no lo hicieron es porque estaban demasiados enceguecidos por la financiarización de la economía según la cual no hace falta el ortodoxo ciclo dinero-mercancía-dinero, sino el atajo de que el dinero debe invertirse en producir más dinero a través de activos no reales sino financieros.

Para qué hacer una carretera o un hospital si se puede ganar tanto o más dinero, y más rápido, a través de las finanzas especulativas, ha sido el argumento principal de las elites no sólo de los países capitalistas adelantados sino en el mismísimo mundo subdesarrollado, donde la impresión de papel moneda sin valor es el único esfuerzo productivo de los decisores de políticas económicas. Apelar a la construcción (infraestructura) para hacer de nuevo "grande" a EEUU requiere de mano de obra poca calificada y abundante, léase inmigrantes ilegales. ¿Será por este pequeño detalle que luego de la elección se habla de una deportación selectiva y no la masiva que se proponía durante la campaña? En relación a apelar a Schumpeter para revitalizar la industria manufacturera, algo perfectamente viable antes, ahora y siempre, no solo allá sino aquí también, la interrogante está en el tipo de productos a elaborar con esa revitalización manufacturera. Si se producen bienes no bélicos entonces Schumpeter estará a sus anchas pero si ello significa cesantear a las contratistas del complejo militar industrial que sostiene a los EEUU como el policía del mundo, entonces Trump habrá topado no con la Iglesia sino con el mismísimo corazón del capitalismo: la coacción como medio de garantizar la libertad del capital.

Con la financiarización las elites se evitan la molestia de atender las demandas ciudadanas por infraestructura y con la manufactura de armas se obtienen no sólo ganancias para los contratistas y contratantes (que suelen ser militares pues sólo ellos definen las especificaciones de lo que necesitan para matar) sino, lo más importante, se mantienen disponibles espacios para la aplicación de la financiarización y colateralmente se garantiza la participación en la reconstrucción de los países desgastados por la guerras. ¿Estarán dispuestos los militares gringos a ceder su poder económico de decidir qué, cuánto, cuándo y dónde producir las armas que se necesitan para mantener la hegemonía de los EEUU en el mundo actual, en aras de incluir a unos norteamericanos blancos que fueron desplazados de su estatus por la re localización de industrias no bélicas?. Indudablemente que los próximos meses seremos testigos de quien ganará la batalla dentro del capitalismo, si el capitalismo clásico de producción de bienes y servicios para un mercado global apoyándose en un keynesianismo en la construcción, o un capitalismo afincado en la financiarización y en el complejo militar de la guerra? Nos podremos volver a leer en pocos meses pues este tipo de dilemas no se extienden mucho en el tiempo. La ganancia de capital apremia.

 

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Ramón Rosales Linares

Ex Ministro de Producción y Comercio del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías

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