Un llamado a la paz y al diálogo

Es el momento propicio, para llamar nuevamente a la reflexión y al diálogo para lograr la paz entre sectores adversos.

Si se puede cuando hay voluntad para hacerlo, y más aún cuando nuestro país y su gente actualmente lo requiere con carácter de urgencia. No desperdiciemos la oportunidad que se nos presenta.

Aislemos a los violentos, el pueblo quiere paz y tranquilidad a pesar de sus diferncias.

No debemos dejarnos confundir con mensajes de odio, discriminación y violencia.

Todos cabemos en este bello país, que fué dotado por la naturaleza, de un gran potencial humano y de inmensas riquezas minerales, codiciadas por las grandes potencias, que se disputan la hegemonía mundial.

Hemos dicho muchas veces que las ideas son la artillería de pensamiento, las ideas son las armas para crear conciencia.

Los que respaldamos este proceso revolucionario Bolivariano y Socialista debemos crear una verdadera conciencia revolucionaria para hacer patria. Esta es la tarea principal que debemos impulsar todos los revolucionarios y principalmente los que tenemos acceso a algunos medios de comunicación. Escribir, escribir y escribir que algo queda. El pueblo está ávido de ideas y de conocimiento.

Da pena ver a muchas personas, como han sido anestesiadas por el desarme ideológico y sin anticuerpos para defenderse de los ataques del pensamiento único, no pueden resistirse al veneno televisivo privado, a la ponzoña de la prensa y televisión convertidas en armas diabólicas.

Hay que reconocer el poder de la palabra y de la imagen y como han utilizado la mentira y el engaño para convertirlos en aliados de la reacción.

Todo se gana con la paz. Ni siquiera los violentos se benefician de la violencia. Nada se gana con la guerra.

Sin discriminaciones entre guerras justas e injustas, ninguna como solución es aceptable. Hay que combatirlas a todas, un mundo inteligente no hace la guerra la evita.

La violencia, en cualquier de sus formas, siempre será una manifestación de barbarie: entre los animales la única ley.

La violencia no puede ser el arma de los débiles. En una lucha donde ella impere, la victoria necesariamente corresponderá a los prepotentes.

El uso de la violencia es una flagrante injusticia en el poderoso y una estupidez en el débil. Tenemos que conquistar la paz con la paz. La libertar, por los caminos de la libertad. No desperdiciemos la oportunidad que se nos presenta en los actuales momentos, donde hay voluntades de diferentes posiciones y matices: económicos, políticos y religiosos que se han reunido para buscar la paz y el entendimiento. Ese es el camino, el verdadero camino, la paz.



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Raúl Ramirez

Abogado, profesor y escritor. Ex-guerrillero.

 rauljoseramirez@hotmail.com

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