Bastó que los enemigos históricos de los procesos revolucionarios gruñeran, para que los otrora coleados en el chavismo, corrieran a lamer las botas de quienes desde siempre le han despreciado. Así los mareados por nuestro socialismo, esos que ayer se golpeaban el pecho frente al comandante Hugo Chávez jurando lealtad al proceso revolucionario, hoy sin ninguna vergüenza hacen coro con las voces del imperio para solicitar el exterminio del proceso bolivariano, so pretexto de no aceptar el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y por tanto validar dicha invocación, a pesar del fraude cometido en la recolección de las firmas del 1% promovido por la MUD.
Lo he dicho y lo sostengo, nuestro proceso es de origen electoral, participativo, democrático y popular, por ello está inserto en el alma de un pueblo, que si bien ha sufrido los embates de una guerra ideológica, política y económica en su contra, no se rinde, ni da cuartel.
Vergüenza les debería dar a esas marionetas de la derecha agrupadas en la cepa de Marea Socialista, perdón deberían implorar a la vida, a su micro historia por su traición a la lucha, por su entrega al infierno de la ultra posición que se muerde la cola, por su indiscutible devoción por la derecha recalcitrante, por su subordinación al mandato del amo que le golpea y humilla pero ama y alaban a cambio de notoriedades egocéntricas, atalayas psicóticas y nauseabundas actuaciones contra revolucionarias.
Lo triste es que para estos auto-excluidos no hay posibilidad de atenuarle la falta, pues todos sus actos son intencionales. Ellos lo saben y por eso no es casual su postura ante los hechos, han operado con franca intencionalidad y afán de figurar en las marañas de los hambrientos de poder para garantizar un saldo que satisfaga su egolatría. Así se han defecado en su presunto origen de izquierda, para convertirse en una especie anulada por su ignominia antipopular. Con su arrogancia, estos autodenominados imprescindibles para el proceso bolivariano, sin contenido, ni forma, desleales, sin principios y lo peor, traidores de sí mismos, sirven de sustancia al discurso contra-revolucionario.
Pobres ex-camaradas, ahora caen en el vacío de estar fuera del debate. Ni los quieren en la derecha, ni tienen espacio en la revolución, pues para ser revolucionario, es imprescindible ser disciplinado, irreverente en el debate, pero unidos en el combate.
En otro orden de ideas, si bien el referéndum revocatorio es un derecho que se invoca a partir del cumplimiento de requisitos de rigor, no es menos cierto que si no se cumple a cabalidad con las exigencias legales para su invocación, no se puede activar. Ya que por un lado, los solicitantes tienen y asumen su pleno derecho a presentar sus solicitudes, y por el otro los afectados, gozan también de plenos derechos para verificar y oponerse a su invocación. Por ello, los tiempos establecidos son para proteger ambos derechos, pues cualquier violación a la norma, de un lado o de otro, afecta el equilibrio democrático que permite la sana convivencia en Paz.
Cualquier otra consideración o negociación a favor de parte interesadas, es una violación de lo establecido en la Constitución. Es una transgresión de hecho contra ella, lo que implica causar una lesión al estado de derecho. Por ello, de nada sirve las contorciones histéricas de Ramos Allup, los improperios contra el jefe del estado por parte de Voluntad Popular, las alucinaciones de Capriles y Primero Justicia y las incongruencias esos seres extraños que conforman el mosaico vario pinto de la mayoría opositora en la Asamblea Nacional.
O se entiende que el Estado tiene cinco poderes y actúa en concordancia a la norma constitucional y de allí emana su carácter oficial, o simplemente renuncian a sus curules y dejan de ser oficialista para ir por otras vías a contracorriente de la historia.
Viva Nicolás Maduro.
