Llegar al trabajo es cosa de valientes

Caracas emerge imponente desde las alturas de las torres de Parque Central, pero tal y como decía Mafalda "la diversión termina al poner los pies en la tierra".

Bajar de estas torres y tirarse a la Av. Bolívar es cosa de valientes.

Sabes a la hora que sales de tu casa, sin embargo el arribo a tu destino no está en tus manos (salvo que atravieses la ciudad a pie).

La llegada al tu destino está en las manos de las cooperativas de transporte y en si estas deciden o no hacer paro de transporte para subir el costo del pasaje cuando los autobuses estén cada vez en peor estado, está en manos de los ministros que deciden si cerrar o no estaciones del Metro de Caracas por tal o cual situación.

Se logra desarrollar una habilidad impresionante para sortear a las personas (sin olvidar por supuesto a mototaxis, taxis, el pordiosero que hace de fiscal), que al igual que uno, ocupan un canal de la Av. Bolívar para poder tomar el autobús que sea, de la forma que sea.

Llegar a tu destino no es cosa de uno, es cuestión del humor de la ciudad.

Es cuestión del humor de los transportistas y sus carcachas, es cuestión de los altos funcionarios y su manera de "ver" desde una camioneta blindada y dos escoltas que es lo mejor para "el pueblo".

Seria interesante ver a los altos funcionarios llegar en Metro y carrito a la Asamblea, despachos ministeriales y demás instituciones que desde donde aquellos que parece dejaron de ser "pueblo" toman las decisiones en "pro del pueblo".

Finalmente y retomando el tema inicial, salir a la calle a ganarse el pan es cosa de valientes.

Como diría Elías Calix Pompa

"Trabaja, joven, sin cesar trabaja:

la frente honrada que de sudor se moja

jamás ante una frente se sonroja

ni se rinde servil a quien la ultraja.

 

Tarde la nieve de los años baja

sobre quién lejos la indolencia arroja,

su cuerpo, al roble, por la fuerza enoja

su alma del mundo al lodazal no baja.

 

El pan que da el trabajo es más sabroso

que la escondida miel que con empeño

Lina la abeja en el rosal frondoso.

 

Si comes ese pan, serás tú dueño,

más si del ocio ruedas al abismo,

todo serlo podrás, ¡menos tu mismo!"



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