Las contradicciones de Socorro

La semana pasada sucedió un hecho político insólito, propio de una novela en donde el realismo mágico sea el tono dominante. Y lo digo porque la rectora del CNE, Socorro Hernández, quien por cierto si sabe de literatura porque es egresada en Letras de la Universidad de Grenoble (Francia), dio unas declaraciones ante Vladimir Villegas y luego (horas después) las desdijo sin ningún rubor.

Villegas le planteó a la funcionaria del órgano rector que si todos los estados recogían el 20% necesario y uno solo no lo lograba, ¿de igual forma se convocaría a un referéndum revocatorio?, a lo que contestó: "Debe haber revocatorio". Horas después rectificó su posición: "Es importante aclarar a la audiencia que mi respuesta es a esa hipotética situación en caso de que se produjera, una determinada condición, pero lo aprobado en el CNE sigue siendo la recolección del 20% por estado, tal como está reflejado en nuestra página web". Expuso que ese requisito fue aprobado por el directorio del CNE con su respaldo y que no ha cambiado.

No tengo porque desconfiar de la capacidad profesional de esta respetable rectora, su currículo así lo indica: ha trabajado en PDVSA, Vicepresidenta de CANTV y Ministra de Telecomunicaciones e informática motivado a que se ha especializado en esta área. No hay duda alguna de su filiación política e identificación con el Presidente Chávez y ahora, seguramente, con Maduro. Aquí es donde es escabroso el asunto.

Pienso que los altos funcionarios de los órganos públicos deben ser ciudadanos que tengan clara su función: esas instancias (Tribunal Supremo, Fiscalía, CNE, Fuerzas Armadas, etc.) están allí para atender los requerimientos de toda la nación y no pueden estar subordinados a una parcialidad política. Es distinta la situación del Poder Ejecutivo y el Legislativo que son expresiones de las diferentes ideologías que en nuestro país se disputan una mayoría electoral que la historia nos ha enseñado que son circunstanciales en democracia.

Tribunales al servicio de un poder político lo tuvimos en la cuarta República donde la otrora "tribu de David" Morales Bello (alto jerarca de AD) hizo historia. Una Fiscalía que volteó la mirada cuando ocurrieron detenciones ilegales, torturas y ajusticiamiento fue asunto también cotidiano. Todavía recuerdo que en el viejo CSE (Consejo Supremo Electoral) era moneda corriente eso de "acta mata voto" que solían expresar impúdicamente los dirigentes adecos, así como el "cementerio" de actas en Fuerte Tiuna en donde seguramente estaban las actas que le darían la Presidencia a Andrés Velásquez. No puedo olvidar el control político total de todos los poderes públicos por AD/COPEI.

Se entiende que Chávez iba a cambiar el asunto, pero sabemos que no lo hizo ni lo intentó, es más, creo que profundizó el control con la concepción que se tiene de la democracia: es buena cuando somos mayoría. Ello no me impide reconocer que los avances tecnológicos del CNE ha mejorado sensiblemente al árbitro comicial venezolano y que nuestros resultados electorados han sido escrutados en vivo y a posteriori sin encontrar nada oscuro.

Sin embargo, el chavismo oficialista instalado en Miraflores ha cambiado de opinión y actitudes, desdiciendo al "Comandante Supremo". El revocatorio es un ejemplo muy bueno para demostrar este aserto. Dos muestras: Jaua (el revocatorio es para la burguesía y no para el pueblo) y el improvisado cambio de opinión de Socorro Hernández. Estas dos situaciones demuestran que en materia democrática el chavismo oficial gestiona de acuerdo a las encuestas: apoyan la participación del pueblo cuando les conviene porque son mayoría.

Este tipo de democracia lleva a un camino desconocido, sobre todo cuando el país está en medio de una crisis (económica y política) que no tiene salidas fáciles en lo inmediato. Yo no digo que el CNE salte la talanquera y sea de oposición, que fabrique un revocatorio a la medida de la MUD. Pienso que debe ser un verdadero árbitro. Los del 20% por estado cuando la circunscripción electoral es nacional (Presidencia) tiene un olor a podrido, es poner piedras en el camino para parcializarse por uno de los contendientes. Y lo peor del asunto: el CNE va a pasar a la historia no por las mejoras electorales que se conocen sino por su evidente parcialidad en la organización del revocatorio. Triste papel de las rectoras que bien mala imagen le dan a la mujer venezolano: en eso de las triquiñuelas están a la par de los hombres del viejo CSE.

¿Y que nos espera? Lo escribí a raíz de las marchas del 1S: estos días son claves para el futuro inmediato del país. Espero que al final –con la llegada del Papa Francisco— ocurra un milagro y el diálogo arroje luces al respecto. La otra opción es impredecible y sin muchas buenas nuevas.



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Nelson Suárez

Docente/Investigador Independiente (Literaratura, Ciencia, Tecnología y Sociedad)

 suarez.nelson2@gmail.com

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