Pildoritas 67 (año IX)

Mi viacrucis, el de muchos

Lo que yo viví cuando uno de esos conductores que nunca faltan en las vías urbanas, que andan como alma que lleva el diablo, que creen que lo que conducen es una moto o un jet, se tragó un pare y me destrozó buena parte del frente de mi vehículo, una experiencia que no le deseo a nadie y por la que seguramente han pasado muchos y muchas venezolanas, el tipo no portaba sus documentos en regla y de entrada lo sospeché porque procedió a ofrecerme que arregláramos sin llamar a tránsito, lo cual no acepté entre otras cosas, porque la oferta que me hacía, sabiendo que en la actualidad por pintar una pieza llámese puerta, para choque etc., los costos son exageradamente altos, algo que por cierto debería ser regulado por las autoridades, pues es imposible que la sola pintura de una pieza, llegue a costar hasta 80 mil bolívares.

Esperé la llegada de los funcionarios de tránsito, que se demoraron bastante, quienes hicieron el levantamiento del accidente en el cual quedaba demostrada la negligencia y el descuido del conductor que me chocó y de paso me dañó mi agenda a partir de ese día, aun no sé por cuánto tiempo ya que si sumamos el que se consume en el papeleo que requieren con sendas copias, no una sino dos, de cada documento, bien costosas por cierto, más el que se va llenando una planilla con preguntas irrelevantes, para después de ello recibir una citación para acudir el día que ellos dispongan a otras oficinas de tránsito, donde de entrada es bien difícil estacionar.

Allí en recepción se deja la cédula a cambio de una identificación que indica el departamento dónde se debe acudir, en el cual le entregan un papelito con una larga lista de requisitos y donde no se les olvida, casi que a manera de saludo, indicar que hay que cancelar la suma de 600 bolívares antes de retirar la copia del expediente que debe ser llevada a las oficinas de la Aseguradora, otra vez copia de todo, en el único sitio fuera de las instalaciones, donde nuevamente abusan con los precios, de allí regresar al fulano departamento para entregar los recaudos, mas la solvencia de infracciones y dirigirse al sitio, en otro lugar de la ciudad, ante unos funcionarios que se dedican a los avalúos de los daños, donde otra vez exigen copia de los recaudos, bastante caras en los únicos dos sitios cercanos.

Un funcionario bien mal encarado, indica donde estacionar el vehículo y procede a examinar los daños, mientras comenta que los seguros solo reconocen el 60 por ciento del costo de los mismos, que si los daños ocultos, que hay parámetros para el cálculo de daños etc. para una vez tomadas la fotos de lo que él considera, regresar a la oficina a cancelar la suma de 5 mil 400, bolívares que no son reconocidos por la aseguradora de quien me causó los daños y de lo cual no dan recibo que compruebe el pago.

Algo en todas las estaciones de este vía crucis huele feo, deduzco que son instancias a las que no ha llegado la acción que en cabeza del buen funcionario Dante Rivas, se están llevando a cabo, no solo para reducir los trámites, sino para frenar actividades de corrupción en una de las cuales tuve que caer para que los funcionarios que levantaron el accidente, me resolvieran ese mismo día el envío de recaudos a las oficinas, donde finalmente, varios días después me harían entrega del expediente, para ser llevado a la aseguradora, de manera descarada el de más jerarquía, me dijo, que para ello debería darles "pal fresco", lo cual y para evitar demoras intencionales o que de repente distorsionaran el croquis que graficaba el accidente, casos que se han visto, opté por dejarme vulgarmente matraquear y bases para denunciar

Los hechos sucedieron un jueves y el sólo hasta el miércoles siguiente pude recibir el expediente, no sin antes hablar con el jefe de la oficina, a quien llaman comisionado luego de convencerlo de que sí era factible agilizar los trámites si existe voluntad, eficiencia y se aprovecha bien e tiempo. Aproveché para describirle al funcionario matraquero en espera de que por lo menos se le haga seguimiento a su conducta.

El avaluó que según varios talleres que visité debería arrojar un costo de 600 mil bolívares, resultó calculado por los peritos evaluadores en 420 mil, de los cuales sólo voy a recibir un porcentaje que aun no conozco, lo cual seguramente no me va a alcanzar para reponer los daños, causados por un irresponsable como los que a diario circulan por calles y avenidas y a quienes en la planilla que de inicio le hacen llenar deberían advertirle que está obligado a pagar cualquier diferencia que surja entre el avalúo y el costo real de los daños, ello evitaría la injusticia que yo ahora mismo estoy enfrentando, que me obligaría a incoar una demanda civil contra el delincuente que me mandó por este barranco, lo cual como se supone, conlleva para empezar costo de abogado y lo que de allí se deriva, pérdida de tiempo, otra vez el engorroso papeleo, es decir otro viacrucis más.

Una vez con el expediente en mi poder me dirigí a la Agencia de Seguros, donde me informaron que la cobertura del seguro de quien me chocó apenas llegaba a 58 mil bolívares y que había que esperar otro avalúo que hacía el perito de la compañía y constatar si la cobertura excedente cubre los daños de mi vehículo, lo que quiere decir que el avalúo oficial no tiene ningún valor para la empresa aseguradora, debo llevarles cotizaciones de los repuestos, que por supuesto no voy a encontrar pues en el comercio no se consigue nada, menos mal que aceptan fotos y precios de repuestos de Mercado Libre, donde encontré lo necesario a un precio total de 315 mil bolívares a lo que tuve que sacarle copia para presentarlo a la aseguradora y esperar que Caracas dé o no el visto bueno, a fin de que en 30 días o más salga un cheque a mi nombre para que yo compre los repuestos. En caso de que esa cantidad sea aprobada, a mi me tocará pagar el flete y aun no sé que van a decidir sobre la mano de obra.

Me pidieron llamar en 10 días para saber sobre el caso y 30 días para recibir el cheque que como limosna me quieran otorgar y con la advertencia de que será por un 55 por ciento del total del valor, en fin siendo la víctima, prácticamente he estado siendo tratado como un victimario, típico del capitalismo salvaje.

En fin, ahora que he vivido esta desagradable experiencia, me doy cuenta del por qué de las razones que muchas personas a lo largo y ancho del país, nomás por haber pasado por lo que yo paso aun, el 06 de diciembre decidieron quedarse en su casa, sin pensar en el grave mal que le estaban haciendo a esta Revolución, que a pesar de grandes fallas como la que nos afecta a quienes como yo somos víctimas del burocratismo más abyecto, es perfectible si nos proponemos a denunciar, lo que estamos convencidos, son irregularidades cometidas por personas que se aprovechan del cargo y del poder, que manejan para abusar del ciudadano común.

Pienso que aquí tiene mucho que ver la Superintendencia de Seguros, porque: ¿A cuenta de qué, solo reconocen el 60 por ciento de los daños, si ellos cobran completo?.

¿Por qué las empresas de seguros no son supervisadas a fin de que respondan a los ciudadanos a quienes sus clientes causen algún daño, bien sea a cosas o a personas?

Tránsito, porque ¿Cómo es posible que el costo de un avalúo sea tan exageradamente alto?

Los controles internos de inteligencia para depurar los organismos como la PNB, que ahora tienen las funciones de tránsito.

El abordaje del problema que representa tanto papeleo, en la búsqueda de minimizar tanto trámite.

La concentración de las diversas oficinas en un solo sitio para que de esa manera se minimice el costo de tiempo y los ciudadanos no tengamos que parecernos a un balón de futbol de arriba para abajo.

Voy a intentar que este artículo llegue a manos del Politólogo Dante Rivas y que, ruego a Dios, que como gratamente me sucedió cuando él ejercía la dirección del SAIME, antes DIEX, me responda como lo hizo esa vez, sobre una denuncia puntual para, en tiempo record tomar medidas que corrigieron lo denunciado.-



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Saúl Molina


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