Panaderos en rebelión

Señalan los directivos sindicales de las y los trabajadores de Monaca, empresa privada empaquetadora de harina de trigo, según reseña Aporrea que, para inicios de agosto, dicha empresa cuenta con 10.551 toneladas de trigo en sus almacenes, cantidad que garantiza producción para los próximos dos meses. Igualmente, señalan que cerca del 70 por ciento del consumo nacional está garantizado y, en el caso específico de la ciudad de Cumaná, cuenta con suficiente trigo para satisfacer la demanda en esa población, quejándose los mismos, que en las panaderías de dicha ciudad "persisten las colas". Al momento de escribir estas líneas, escuchamos por Radio Nacional Activa en un programa de los camaradas de Zurda Conducta, la llamada de un compatriota desde precisamente la ciudad Cumaná, quejándose sobre la situación de fuerte especulación y numerosas colas en los comercios de la ciudad y, en específico, los panaderos, quienes continúan desafiando la ira popular. Lo allí denunciado, no es, para nada, distinto de lo que se vive en la capital de la República Bolivariana; pues en Caracas, los panaderos continúan en su actitud desafiante de no proveer los panes que reclama el pueblo para su alimentación, estableciéndole horarios de ventas y los precios, por demás escandalosos, mientras la mediática burguesa trabaja el subconsciente popular adosando esa culpa al Gobierno del camarada Maduro. La actuación de la SUNDDE, se ha limitado a una especie de "dejar hacer, dejar pasar", limitándose a una brevísima actuación en el municipio Sucre del Estado Miranda, sin aplicación de medidas contundentes que hagan "meter en cintura" a este sector del comercio que viene desafiando el orden Democrático Constitucional vigente, intentado procurar la ira popular contra sus comercios; logrado lo cual, se pondrán como víctimas del Gobierno Bolivariano, quien de seguro saldrá a darles protección y créditos, para que restablezcan sus negocios, recuerden los saqueos de Cumaná.

Esta forma de guerra no convencional contra el pueblo bolivariano no es nueva. En todo caso, desde que llegó la Revolución Bolivariana, lo único nuevo es la forma en que se abordan las respuestas o el contraataque a esa forma de hacer la guerra contra el pueblo y el Gobierno Bolivariano. En 2010, vivimos una situación de guerra similar. Le tocó a nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez, enfrentar esa conflagración. El imperialismo de los EEUU y sus agentes actuantes en territorio nacional, la MUD, emplearon un sector que, por sus características de ubicación en los sectores populares: las carnicerías, tiende a ser muy cercano o afecto a nuestro pueblo. En dicho año, por lo demás, en general, el sector comercio arreció el factor especulación para propiciar el descontento en nuestro pueblo, como se quejaba entonces el Comandante Presidente Hugo Chávez en su Aló Presidente N° 267: "Yo no voy a dar pie atrás ni un milímetro. Me declaro en guerra contra los especuladores y los acaparadores (…). La alimentación del pueblo no puede estar en manos de los acaparadores irresponsables e inmorales que quieren es ganar dinero y no les importa que la gente no tenga la alimentación". Explicando a su pueblo el asunto en los siguientes términos: "El costo de producción no pasa de 10 bolívares (…) Eso está calculado aquí. ¿Cuánto venden un kilo de carne en el mercado capitalista? (…) Hasta en 40 bolívares. ¿Quién se queda con la ganancia? El capitalista". Nuestro Comandante Infinito fue un hombre de armas tomar si de guerra se trataba, la contraofensiva contra el factor capital que pretendía someter a nuestro pueblo por el estómago se inicia con las respectivas inspecciones y verificaciones de precios en los locales de expendio de carne, valga decir: las carnicerías. Con ello, aparece la mano de hierro que siempre tuvo Chávez contra aquellos que pretendieron humillar nuestro pueblo y someterlo. A mediados de ese año, ya estaban tras las rejas medio centenar de carniceros por presunta especulación, mientras la campaña internacional arreciaba contra nuestro país a quien acusaban de violador de los derechos humanos de inocentes comerciantes, tal como se expresaba la patronal Cámara de Comercio de Caracas, quien mediante comunicado público se victimizaba señalando que se "violan flagrantemente todas las garantías ciudadanas, (se) exponen a la vergüenza a los que ejercen el libre comercio y someten a la sociedad a la presión del odio y el resentimiento de unos contra otros". Para la burguesía comercial, solo existen "garantías ciudadanas" para sus afiliados; el pueblo, que se coma un cable y si quiere carne que pague, mientras más caro mejor para ellos.

De esa batalla, nuestro Comandante Infinito Hugo Chávez vio la necesidad de decretar leyes más severas que castigaran esa novedosa forma de hacer la guerra mediante la especulación y los padecimientos de nuestro pueblo. Hacia el mes cinco de ese año, decreta un novedoso instrumento jurídico que aborda estos delitos y procura castigarlos severamente, nace de aquella batalla la Ley de Costos, Precios y Protección del Salario, la cual, como señalaba el Comandante Presidente Chávez, procura "derrotar la especulación, el acaparamiento y la voracidad del mercado y la burguesía". Entre otras medidas, anunciaba el Comandante Infinito que se aprobaría el Precio Máximo de Venta al Público, PMVP, y adicionalmente, se crearía una Superintendencia de Precios, Costos y Protección del Salario que transformaría al hasta entonces, llamado INDEPABIS. Mano dura contra los especuladores y leyes draconianas contra esa nueva forma de delincuencia, fueron las armas que siempre utilizó el Comandante Chávez para desestimular a quienes osaran utilizar esa forma de hacer la guerra contra el pueblo, tal como lo describe la advertencia lanzada ese año contra la cadena ferretera EPA, que entonces se atrevía a desafiar la ira popular, obteniendo como respuesta de nuestro Comandante Infinito la advertencia de que si continuaban con sus ilícitos: "Habrá que expropiarla, eso tiene que estar en ley y tenemos que apretarle la mano a la burguesía y la especulación". Fue solo mediante estos mecanismos de ejercicio democrático del poder, que hicieron entrar en cintura a ese sector del comercio especulativo. No se equivocaba nuestro Comandante Chávez cuando asociaba burguesía con especulación, como sinónimos. Los años subsiguientes así lo han confirmado.

Estimamos, que esa parte del legado de nuestro Comandante Chávez, ha sido abandonada por el camarada Presidente Nicolás Maduro y de allí, que hoy nuestro pueblo padece las terribles consecuencias de su inacción ante el avance arrollador de la especulación, reflejada y medida en altísimas tasas de inflación que nada le envidian a las vividas en los nefastos tiempos de la cuarta república. Se trata ahora, de retomar con mucha fuerza esa parte del legado de nuestro Comandante Infinito que extraña tanto nuestro pueblo, y que le ha alejado tanto del gobierno del camarada Maduro, a quien no sienten como suyo. Igualmente, estimamos que el Gobierno Bolivariano, debe impulsar y ejecutar, un reordenamiento general de todo el comercio a nivel nacional, estableciendo nuevas normas para quien pretenda ejercer en la República Bolivariana esa noble actividad, tan remota como el ser humano, como lo es el Comercio. La legislación nacional en esa materia, es tan remota como que, el actual Código de Comercio data de 1955 decretado por Marcos Pérez Jiménez, siendo tal la importancia de esa materia de Ley, que no es otra sino la de suministrarnos las normas que van a regular la producción, el transporte, el depósito, la distribución y la comercialización de los bienes y servicios en nuestra República Bolivariana de Venezuela.

La vida cotidiana, se desenvuelve dentro de un marco de relaciones jurídicas cuyo eje central viene a ser el Código de Comercio y, ni aún así, no fue posible darle la importancia que tiene la aprobación de un nuevo Código que actualice nuestro marco jurídico en esa materia. Se han creado nuevas modalidades de hacer el comercio, más no han sido reflejadas en el marco legal que rige esa materia. Incluso, se han cambiado los ministerios que deben hacer valer el marco legal, pero éste se ha mantenido incólume desde la época de la dictadura Perezjimenista, sin cambios sustanciales, prevaleciendo el mercado y la libertad de empresa como entes reguladores de la actividad comercial en nuestra República Bolivariana de Venezuela, prevaleciendo aquella definición del Código de 1955 que señala: "Son comerciantes los que teniendo capacidad para contratar hacen del comercio su profesión habitual, y las sociedades mercantiles" (Código de Comercio, Del Ejercicio del Comercio, Artículo 10, año 1.955). Quedando al margen de dicho Código, empresas que han nacido al calor de la Revolución Bolivariana como las Empresas de Producción Social, sustentadas en las normas constitucionales 299 y 308, como son: Agropatria, Lácteos Los Andes, Venepal, entre otras empresas. Por lo demás, el Código vigente nos habla del comercio como una "profesión habitual", valga decir: para el comerciante, los "actos del comercio" se deben realizar en forma permanente y como medio de vida. Y quien vive del comercio, el comerciante, quien debiera ser una persona que hace de su "profesión" un servicio a otros y otras comprando, vendiendo e intercambiando productos, mercancías o servicios profesionales, siendo que, a partir de su profesión habitual conllevan a otros u otras a incrementar su calidad de vida.

La realidad actual del comercio y del comerciante en la Venezuela Bolivariana, es la temida hipótesis de Adan Smith (1723-1790), quien en su magna obra "La Riqueza de las Naciones" nos advertía: "Los comerciantes del mismo rubro rara vez se reúnen, incluso para entretenimiento y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en alguna estratagema para aumentar los precios". Smith, los veía con recelo pues pensaba que procuraban eliminar la competencia, crear monopolios y vender al más alto precio posible, hechos que consideraba contrarios a su visión ética de la vida y su concepción liberal de la economía. Si bien Smith, era contrario a los controles sobre la economía, de sus conceptos sobre el comercio y los comerciantes, se infiere que consideraba necesario colocar frenos a las conductas especulativas propias del egoísmo que caracteriza muy en particular al comercio, y al comerciante, establecidos en la República Bolivariana de Venezuela. Es sobre ellos, y sus actividades, que la mano de hierro del Comandante Chávez actuó con firmeza y doblegó, más bien: domesticó; pero que, en contraste, la mano de hierro del Presidente Maduro se derritió en flagrante verborrea de inacción, en perjuicio del colectivo nacional y sus ingresos venidos a nada. Es hora de cambios camarada Maduro. O cambia, o en sus manos se perderá la República…

Caracas, 09-08-2016

 

 



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Henry Escalante


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