Chavista todavía

De vez en cuando me da por retirarme de la escena de Aporrea. Aquí es el único portal donde me atrevo a escribir. Pero luego de oír a Mario Silva en La Hojilla del pasado sábado, entendí que tengo la responsabilidad de manifestarme como chavista en estos tiempos de crisis.

Claro, como chavista siempre. A pesar de los pesares, a pesar de la fuerte presión ejercida por el entorno, sobre todo por donde me muevo, pero yo diría que es ya a todos los niveles. Ser chavista hoy es considerado un grave error, una afrenta, una locura, y es ser despreciada, de manera benevolente, considerada como loca excéntrica por los que me rodean. Entonces oyendo al Sr. Silva comprendí que quien calla otorga. Si ya no escribo, mis lectores de antaño podrían pensar que salté la talanquera como pareciera estar de moda en estos momentos. Se menciona a marea socialista, unos que se salieron de la marea original y a otros disidentes del chavismo. Se menciona a ex ministros muy cercanos a Chávez, algunos muy apreciados pero que decidieron andar en otra honda. Yo no los entiendo. Pero hay que respetarlos. Seguramente ellos nunca me entenderán y sé que alguno me considera inocente por lo mínimo, ingenua, pendeja.

No logro no ser chavista. A pesar de la información de tanta corrupción, de mucha ineficiencia, de tantos errores, disculpables o no, me siento leal al Presidente Maduro y su tren ministerial, mientras permanezca al pie del cañón y no salte la talanquera como los otros. Tiene mucha razón el profesor Earle Herrera cuando afirma que fue fácil ser chavista con el dólar a más de 100. En mi caso, ni en la mejor época disfruté de algún beneficio, como no sea viajar al exterior de vacaciones con mis hijos comprando los dólares Cadivi. Como hicieron muchos otros. Lo que sí ocurre ahora es que cada vez es más difícil conseguir nuestros alimentos básicos, harina, arroz, azúcar, café, aceite. Hoy en día es casi imposible comprarse un carro, ni hablar de una vivienda, para los que no están en la banda de merecedores de la Gran Misión. Por cierto, si yo fuese el Presidente, en esta situación de crisis aguda, mantendría los desarrollos habitacionales "stand by, para concentrar los esfuerzos del gobierno y los escasos recursos petroleros, en comida y medicamentos, además de la defensa a ultranza del modelo socialista.

Opino también que Diosdado Cabello tiene razón cuando señala que, en este preciso momento, cualquier debilidad es traición. A eso mismo me refería cuando argumenté sobre Pérez Pirela y Vanessa Davies, hace un tiempo en este espacio. Como sí considero que, en cambio, Vladimir Villegas no traiciona a los suyos, a la MUD, cuando entrevista a ese señor secretario de la OEA, en Washington, y le permite expresarse, sin siquiera emitir ni un sonido, sólo movimientos de cabeza y hasta afirmativos, y lo escucha hablar de un gobierno que mantiene y hasta maltrata a los presos políticos sin respetar sus derechos humanos. El nuestro, bolivariano, no será. Pocos días antes, además, la Sra. Tintori estuvo en el programa Vladimir a la Una, muy feliz y satisfecha por sus exitosos viajes al exterior, mal poniendo a Venezuela en el mundo. ¿Dejando a su esposo en manos asesinas? Creo… creo que ella está queriendo ser otra Evita Perón. Muy fantasiosa. Por cierto, ya que hablamos de Globovisión, me parece muy acertado que Conatel aún no le otorgue la concesión. ¡Aguanten!

En fin apreciados lectores, los que aún tienen algún interés en leer mis consideraciones, deseo expresarles que sigo siendo chavista, ahora más que nunca, consciente de las dificultades, crítica con muchas decisiones, pero con el claro conocimiento que la oposición, su dirigencia, es basura, como basura fue, por ejemplo, lo que dijo Julio Borges en Vladimir a la Una, que al Gobierno le interesan las colas. Impresiona como crean una matriz de opinión, como dicen mentiras con sus caras de tabla, y cómo pareciera que hasta ellos mismos se lo creen.

El peligro es alto, también estoy consciente de ello, la escasez es fuerte, el hambre está pegando. Ya de vieja aprendí a picar un pollo, a rebanar la carne, hacer pan en la casa, hasta la pasta. Pero no es momento de vanagloriarse de nuestros pequeños éxitos. Es momento de resistir. Y esperar con Fe y confianza, con gran esperanza, que el Gobierno Bolivariano y la unión cívico militar atiendan la solución de la gravedad. Nunca con guerra ni devolviendo dos bofetadas al recibir una, Sr. Diosdado, pero si con inteligencia, buscando la Paz. Creo en Nicolás Maduro como digno sucesor de Hugo Chávez. Creo honestamente que pronto llegará el final de esta fase dura, y creo que saldremos victoriosos como otras veces. ¡Sigamos!



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Flavia Riggione

Profesora e investigadora (J) Titular de la UCV.

 flaviariggione@hotmail.com

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