Un análisis situacional imperdible: Schemel-Potella-Petróleo

Nota de Aporrea: Por error en el pegado del texto y fallas en la conexión, este artículo se publicó inicialmente truncado, pudiéndose leer sólamente su primera mitad. Para el momento de su corrección tenía 382 lecturas. Ofrecemos disculpas.

El domingo (10/07/2016) vi por Globo Visión, el habitual programa «Análisis Situacional», que como siempre estuvo excelentemente conducido por Oscar Schémel, con una buena introducción y preguntas pertinentes. El entrevistado fue Carlos Mendoza Potellá, uno de los pocos analistas que opinan con pertinencia, objetividad y espíritu revolucionario sobre el tema de la energía, sobre todo en estos momentos en que la toma de posiciones vacila, ante el miedo de dar armas al enemigo histórico, que hoy, en la medida en que avanza la crisis sistémica, se torna más agresivo y peligroso. Para Uds., quienes lean este artículo, les suministro el link:

https://www.youtube.com/watch?v=LrJUo0RsgDQ

 

Comenzó Schémel diciendo, que pese a que una encuesta de Hinterlaces, señaló que el 91% de la muestra opina que el petróleo es un tema importante y el 76% que PDVSA no debe ser privatizada, ese asunto no está en la agenda política nacional. A nuestro juicio esto depende de a qué agenda se refiere: si habla del dialogo entre la MUD y el Gobierno (incluyendo al PSUV) claro que explícitamente no está, aunque se encuentra presente tras bastidores, es más, es el tema de fondo, la línea divisoria entre quienes defendemos la soberanía delineando nuestra particular política y los que se pliegan a la diseñada por los estadunidenses. Si se trata de la agenda del bolivarianísmo es parcialmente cierto, ya que el tema petrolero está en el Plan de la Patria y en la Agenda Bolivariana, lo que sucede es que el campo revolucionario no lo discute, lo elude y, en verdad, durante el proceso revolucionario ha sido una especie de tabú y solo se trata, tanto en los ámbitos donde se toman decisiones como entre los conocedores, especialistas y analistas, con extremo secretismo, provocando ese efecto aparente de no estar, del tema prohibido que solo atañe al Poder.

 

Pero esto es un problema cultural, que vale para muchas otras cosas, pues nos manejamos dentro de una cultura patriarcal donde tememos controvertir a quienes detentan el poder y diseñan las políticas. Por eso la verdadera lucha revolucionaria consiste en derrotar la cultura patriarcal y abrazar la matríztica, porque la primera, como sabemos, es jerárquica, negadora del otro, generadora de ese miedo que tantas veces ha paralizado a los revolucionarios, mientras que la segunda, al abrirse a la controversia seria y profunda, es consensual, respetuosa del otro y libertaria. Siempre traigo a colación un ejemplo: en el año 1999 la Asamblea Nacional creó una Comisión para que la asesorara en temas económicos, financiada con un crédito del BID y dirigida por Francisco Rodríguez (actual representante del Banco Mundial, uno de los ejes del consenso de Washington, para América Latina), y no hizo lo mismo en el campo de la energía (lo que habitualmente llamamos petróleo). La razón es obvia: la mente colectiva/corporativa de nuestros académicos y tecnócratas y también de buena parte de nuestro imaginario colectivo cree que la economía es el demiurgo de la historia, el piso donde se apoya todo cuanto sucede y que la acción en los otros ámbitos de la actividad humana es una simple consecuencia de la economía, cuando he ahí la paradoja es precisamente lo contrario: La economía es solo el ámbito de la socio/cultura donde se producen, distribuyen, comercializan y se consumen bienes y servicios, pero quien decide qué es un bien o un servicio es la mente social, la socio/cultura. La economía puede ser una actividad comercial monetizada o el fruto de un diseño organizacional que evalúe las necesidades reales de la población, considerando su diversidad sobre el territorio. En un espacio/tiempo/cultural enmarcado por la cultura matríztica la economía podría reducirse a un esquema de administración y contabilidad social apoyada en las redes territoriales, es más, ese es el enfoque para diseñar las redes de producción, transporte, comercialización y consumo en todas y cada una de las actividades sectoriales que ocurren en el territorio, tomando en cuenta a los verdaderos emprendedores fincados en sus espacios y apartando a los gerentes ligados a las trasnacionales y al sistema financiero.

 

A primera vista parece algo insólito, difícil de creer: cuando casi todos los políticos afirman que tenemos que abandonar el modelo petrolero rentista porque colapsó, no abren el tema al debate para discutir las nuevas perspectivas que se nos presentan y solo proponen insertarnos más y más en el capitalismo dependiente y el extractivismo. Por eso vivimos clamando para que presenten sus programas, su Proyecto País moderno y territorial en tiempo presente. En el caso de la energía, debemos debatir el modelo energético dentro del Plan Territorial integral, como, junto a otros compañeros, he planteado tanta veces: en link http://joseluispachecos.blogspot.com/ ver Proyecto Nacional y Modelo Territorial Hoy (págs. 31 a 34).

 

No es serio sostener que tener una buena renta diferencial de suelo (en términos Ricardo y Marx), que es el caso de los hidrocarburos, es malo, cuando precisamente es la apropiación de una renta especial u oligopólica lo que permite a los países elevarse o descender en la estructura jerárquica mundial, tal como lo demuestra Samir Amin en su texto clásico La desconexión (Ediciones Pensamiento Nacional. Buenos Aires 1998), pues se trata con actos político/culturales de impulsar actividades que generen tanto soberanía alimentaria como la obtención de los bienes salariales, así como las divisas necesarias para obtener la ciencia y la tecnología que tardaríamos mucho en producir. Ser un país con tanta fuerza energética es una bendición, mal usada, con visión de negocios, insertándonos en el sistema mundial en condiciones de dependencia, para obtener más y más renta, es, como hasta ahora, una maldición.

 

Como dijimos, es la apropiación de la renta lo que hace a unos países centrales y a otros periféricos en la jerarquía del Sistema Capitalista Mundial, al igual que es la apropiación de la renta lo que mantiene a los de arriba mandando a los de abajo, por tanto es erróneo no llevar la información veraz y la discusión del modelo energético a todos los venezolanos, ya que esa insistencia en el secretismo solo incrementan la tensión entre el bipartidismo ya manifiesto (al menos en la polarización del debate) y un inmenso porcentaje de venezolanos que pasamos a formar el tercero excluido. Para lograr, como lo reclama Oscar Schémel, que el requerimiento del 91% de los venezolanos sea satisfecho, es necesario cambiar la naturaleza del debate: la discusión debe ser entre los revolucionarios para armarnos y corregir errores, con la finalidad de combatir más y mejor a los enemigos históricos.

 

Potellá abordó temas como el mercado petrolero real, abandonando las ficciones que diariamente nos transmiten la mayoría de quienes opinan sobre el tema. Habló sobre los precios y los costos de producción por regiones petroleras, situando el petróleo mejorado” de la “Faja Petrolera” entre los más costosos de producir, requiriendo, por tanto, un precio entre 50 y 60 $/b para que algunos lotes sean rentables, lo cual, en el panorama del “mercado petrolero mundial”, dominado por las transnacionales estadounidenses, no parece factible en el mediano plazo. Afirmó que la política de explotación de los petróleos extrapesados de la faja con los mejoradores era erróneo y conduciría a que la inmensa mayoría de esos petróleos no podrían comercializarse, quedando para siempre sepultados en el sitio donde están, proponiendo, como contrapartida, volver a nuestros viejos yacimientos de petróleos livianos y medianos (tenemos 17.000 pozos en existencia) usando razonablemente la producción de gas asociado para gas industrial y doméstico, con un plan de inversiones acorde con nuestra real capacidad financiera que nos permita la recuperación de los yacimientos de petróleos livianos.

 

Dijo que USA, ante la fuerza que había tomado la OPEP junto a países como Rusia, para llevar el precio a 100 o más $/b, diseñó un plan estratégico con dos patas principales para bajarlo: una, el incremento de su propia producción usando el petróleo extraído de las lutitas (incrementó la producción rápidamente en 4 MM/bpd para llevarla a un total de 10 MM/bpd); y dos, transformar la geometría territorial en el medio oriente, destruyendo la estatalidad de Irak y Libia para poner esas provincias bajo su dominio; esas dos derivas confluyeron para bajar los precios sustancialmente y golpear a Rusia, Venezuela y otras naciones petroleras emergentes con fuerza, y también mantener su dominio del mercado energético mundial. Surge la pregunta: ¿esta situación era desconocida por nuestros ministros y estrategas geopolíticos y por ello nos sorprendió? Si somos una provincia petrolera importante, ¿cómo no vamos a tener inteligencia petrolera y un plan geopolítico y operacional para enfrentar la estrategia del enemigo? ¿Cómo nos pueden sorprender con un proceso conocido por todos quienes estudian el tema energético? Creo, que para encontrar una explicación a esta paradoja, debemos recordar la Comisión parlamentaria de Francisco Rodríguez.

 

Afirmó Potellá que el repunte de los precios a unos 40 o 50 $/b es estacionario y se debe, entre otras cosas, a los incendios en Canadá, la crisis en Nigeria y a la disminución de la producción venezolana desde 2015 en 300.000 b/d, pero que al ir entrando al mercado los petróleos producidos por Irak e Irán la sobreoferta se incrementará y los precios se mantendrán bajos. Atribuyó la caída de nuestra producción a la mala praxis en el manejo y mantenimiento de nuestros pozos, alertando que había zonas como las del Furrial y Sta. Bárbara donde los pozos se estaban sobreexplotando dañándolos severamente. Pienso que esto deben explicarlo los ministros y estrategas.

 

En la segunda parte se refirió a cómo nuestras universidades habían eliminado la cátedra de política y legislación petrolera, impidiendo así la generación de expertos universitarios en estas materias, vitales para una provincia petrolera. ¿Recuerdan la eliminación de las escuelas técnicas por Rafael Caldera? Creo que el Ministerio de Educación superior y los rectores de nuestras universidades también tienen algo que explicarle al país.

Finalmente quisiera referirme a un tema que estuvo ausente: el uso de nuestros hidrocarburos extrapesados y viscosos para generar y vender energía eléctrica a vapor, pues si en lugar de priorizar la conversión de los petróleos extrapesados y viscosos para producir productos para el mercado internacional del transporte lo cual requieren los mejoradores con tecnología extranjera (que se materializa en royalties, dependencia y corrupción) para la refinación previa y la mezcla con petróleos livianos o nafta los convirtiéramos en electricidad para nuestro plan eléctrico y para venderla a nuestro entorno geopolítico, tendríamos no solamente soberanía eléctrica y suficiencia de energía primaria, además de ello, no dependeríamos del mercado mundial del petrolero ni mucho menos de la OPEP que ha sido arrodillada y puesta bajo el mando del Imperio Colectivo liderizado por los estadounidenses. El gran potencial revolucionario de esos trescientos o seiscientos mil millones de barriles, no está en usarlos para perpetuar al Capitalismo, manejándolos con «visión de negocios» y dirigiéndolos al mercado del transporte, sino en usarlos fundamentalmente para vender electricidad y así independizar a nuestro entorno geopolítico del dominio estadunidense y ser, junto a nosotros, plena y cabalmente autosuficientes en energía.

 

Debo decir que ni por un momento pienso que Schémel y Potellá eludieron o no quisieron tratar el tema, muy por el contrario, creo que de tener tiempo lo hubieran hecho, sobre todo Potellá que conoce y siente esta problemática, pero es un programa muy corto y ya aquí, permítanme decir que tampoco entiendo cómo programas como el de Croes y Vladimir Villegas duran una hora y el de Schémel solo media. Es insólito, algo digno de «aunque Ud. no lo crea», pero los medios son los medios y tienen su propia y perversa lógica, sobre todo Globovisión.

 

La cultura generada durante el largo siglo XX petrolero venezolano, aún persiste en la mente de nuestros dirigentes y por eso el Ministerio del Poder Popular de Petróleo y de PDVSA diseñan su actividad gerencial para capturar la mayor cantidad posible de renta con visión de negocios. Esa cultura capitalista/rentista busca generar la mayor renta posible, fuera de un diseño eco social enmarcado en un Plan Nacional territorial, y por eso, durante el proceso bolivariano (después de 2005) diseñaron, con plena autonomía y sin amplia discusión, tres ámbitos de acción: uno, aliarse con países OPEP y no OPEP para mantener los precios tan altos como fuera posible; dos, borrar el concepto de bitumen para considerarlo petróleo y así incrementar las reservas certificadas, logrando, por una parte, que coticen en bolsa de valores (que se conviertan en un bien transable en el mercado financiero) y, por la otra, aumentar nuestra cuota OPEP (las cuales en principio y teóricamente son proporcionales a las reservas, al menos así lo creen nuestros inocentes estrategas); y tres, incrementar la producción de petróleo a 6 MM/bpd para tener más renta.

 

Es una política de crecimiento extractivistas/financiera que nos hace más dependientes, pues todo ello requiere alianzas, asociaciones y patentes por tecnología incorporada e inversión compartida, donde el negocio es de los dueños de las patentes y de los gerentes que negocian, no de la República. Potellá es lapidario cuando analiza este tema en el caso de la Petroquímica, y cómo el pago de royalties por patentes se lleva todo el beneficio: triste, pero no nos queda nada. Como han dicho insignes pensadores que van desde Alberto Adriani a Potellá, la minería es efímera y la agroindustria permanente, de tal manera, que si manejamos el tema con prudencia y administramos una renta del suelo, extraordinaria y pasajera como estimulante de un Proyecto Nacional Territorial antisitémico y ecológico, seríamos realmente un país señero, un ejemplo a seguir.

 

Ese «Análisis Situacional» y estas notas son insumo para la discusión entre los revolucionarios, buscando la unidad partiendo de una discusión programática y propositiva, no bajo el paraguas de los dogmas ideológicos y la descalificación personal. Cuesta entender lo que sucede en el campo revolucionario después de las experiencias vividas en Chile y en la URSS: la falta de humildad y la soberbia nos están llevando a sufrir una derrota de trágicas consecuencias: … ¡Cuidado! …..¡Pensemos lo que hacemos y decimos! No podemos en manera alguna coincidir con el enemigo histórico por grandes que sean nuestras diferencias con otros compañeros.

 

 



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José Luís Pacheco Simanca

Ingeniero Civil (ULA). Fue fundador del (MIR) en Mérida en 1959 y secretario de organización y de formación ideológica en el Dto. Federal y el Edo. Miranda. Coordinaba el apoyo logístico al frente guerrillero El Bachiller y dirigió revistas Rojo y Negro, órgano del MIR y Vanguardia, del Movimiento Marxista Leninista de Venezuela– MMLV– en 1965. Estuvo preso por revolucionario. En 1997 participó en el Plan de Gobierno de Hugo Chávez. En 1999 fue Viceministro y Director General del Ministerio de Transporte y Comunicaciones, luego Viceministro de Planificación. En 2000 fue Viceministro de Energía en el Ministerio de Energía y Minas con la misión de coordinar la elaboración del Plan Nacional de Energía. En 2001 fue director principal de la Junta Directiva del Banco Nacional de Desarrollo (Bandes). Posteriormente fue director principal de la Junta Directiva de Bandes Uruguay, hasta 2010. Fue Presidente de la Fundación Teatro Teresa Carreño. Es autor de varias publicaciones.


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