Mientras los sectores productivos públicos y privados y los sectores políticos de la sociedad no consigan un verdadero dialogo que tenga como norte la solución estructural de nuestros problemas económicos y tenga como centro la problemática socio-económica que genera esta nefasta, colonial, ruinosa, corrupta y desvencijada estructura actual, debemos lastimosamente que generar propuestas que ayuden a sobrellevar la coyuntural crisis de abastecimiento que se genera de lo anteriormente citado y que beneficia solo a los sectores que sin resentimiento alguno se aprovechan de los errores del sistema para chuparle la sangre al más débil; y no es cuestión de clases, se aprovechan tanto los dueños de grandes medios de producción y grandes burócratas enchufados como simples residentes de barriadas populares que intentan sobrevivir bachaqueando un producto a precios que ya sabemos o un simple GNB que saca ventaja de su privilegio de autoridad para hacer lo propio y explotar a su misma clase y todo esto ante la mirada displicente e ineficaz de los organismos del Estado.
Ante este aterrador cuadro y antes de que en nuestro querido país ocurra una tragedia de dimensiones incalculables y se genere una crisis humanitaria que diezme a la población por hambre, violencia o por ambas, me permito volver a sugerir una propuesta que en época pretérita sugerí por este mismo medio, solo hasta que se logre aumentar nuestros niveles de producción que sobrepasen nuestra demanda alimentaria diaria y podamos exportar y para llegar a ese deseado estadio como ya dije es necesario un dialogo sin cortapisas donde estemos representados todos los sectores de la sociedad porque el hambre no entiende de colores ni ideologías.
La propuesta de marras es la siguiente: El Estado venezolano y miren que digo Estado y no un poder especifico debe acordar y en esto todos los poderes deben convenir por necesidad de Estado, en establecer un sistema de distribución de alimentos, medicinas y artículos del hogar que permita una distribución justa de los mismos, que garantice que ningún hogar se quede sin su canasta básica fundamental.
Para lograr esto se hace necesario que las fábricas, importadores o distribuidores mayoristas de estos productos; sean públicos o privados, se les prohíban terminantemente vender los mismos a ningún ente o persona al mayor, por cuanto es de esta manera y a través de este medio como se nutren los bachaqueros mayores para desangrar a los venezolanos. Es necesario obligarlos a venderlos o distribuirlos de la siguiente manera:
1.- Que las fábricas, importadores o distribuidores tipo Makro, solo Vendan de acuerdo a sus necesidades y en base a censos sujetos a verificación, a los Clap de cada sector las cantidades necesarias por cada mes. Para esto es necesario que no se quede un rincón del país sin ser organizado en Clap, organismo que debe ser despartidizado y controlado por la sociedad civil de cada sector con la inspección de una comisión local del Estado conformada por un actor de cada poder (Ejecutivo, Legislativo, Moral, etc.) más un integrante de la iglesia católica y que el reparto se haga teniendo como centro de operaciones la iglesia misma u otra edificación de la iglesia. El control de las ventas se hará a través de la data que arroje el censo y de manera biométrica se verificará que no se repita la venta a nadie en ese mes y la persona solo podrá comprar en el lugar de residencia donde lo censo el Clap. El control de inventario sobre la mercancía que ingresa, a quién se le entrega y cuanto y como egresa quedará en manos de la sociedad, de ti pues, porque todos debemos tener derecho a inspeccionar y denunciar lo que nos compete y lo haríamos ante la comisión local del Estado arriba citada, quien debe privilegiar la denuncia y darle celeridad a la misma.
2.- Como generalmente los productos distribuidos por medio de los Clap llegarían por razón social necesariamente a los sectores bajos y medios de la población y hoy día hay gente que puede pagar no sin sacrificio, algunos productos muy por encima de su precio real, por ejemplo el azúcar a 2000 y 2.500 bolívares, el arroz en 1600, la harina de arepas en 2000 bolívares, etc. En base a esto la misma comisión del Estado podría servir de enlace y de punto de apoyo con la industria para que aumente con incentivos reales, su producción y en primera instancia y solo mientras se estabilice la situación, producir bajo presentaciones especiales los mismos productos a precios que permitan el desarrollo sostenido de la industria y que se comercializaran en los distintos supermercados de manera libre para quien pudiera comprarlos tengan acceso a los mismos, sobre todo la clase media alta y la clase alta, así como poder exportarlos. Es seguro que cualquier persona prefiere pagar una Harina Pan en 400 o 500 bolívares con la seguridad que contribuye al desarrollo del país que pagarla actualmente en 2000 o 2500 a unos sinvergüenzas que no generan ningún valor agregado. Insisto todo esto solo en esta coyuntura, hasta que la dinámica propia del desarrollo, la productividad y de un mercado sano y competitivo genere condiciones normales para todas las clases sociales y podamos hacer mercado como debe ser en cualquier economía sana.
Estas propuestas coyunturales son necesarias por cuanto el nivel de conflictividad política no prefigura un acuerdo de los polos en conflicto ni siquiera al mediano plazo y de haberlo, la reconstrucción económica del país pasará por un largo trecho y mientras esto suceda; deseando que los principales actores políticos piensen y actúen con madurez política sobre la necesidad del dialogo sobre todo económico y social, debemos quitarle presión a este conflicto social tan exasperante que se nos presenta y que amenaza la poca paz y tranquilidad que aún nos queda y en un conflicto violento entre hermanos nadie gana, preguntémosle a nuestros hermanos colombianos, nicaragüenses o salvadoreños.
