Desde afuera y desde adentro se gesta la traición

Indudable es el comportamiento de quienes se venden como excelsos de la revolución, y no le son, mienten, pero sí que tributan abiertamente en contra de lineamientos ideológicos emitidos desde la dirección presidencial; valga acotar, que en muchas de las entidades de producción del Estado reina esta figura agazapada tras la excusa de la encantada tecnócrata gestión calificada de modelo piramidal, donde el ápice es privilegio de autoridad y la base sin ninguna importancia; solo se le otorga el de peones productivo y aptos para la explotación, se les coarta con brusquedad el derecho al control tildándoles de incapaces de intelecto operacional. Así es como se manipula y se aparenta cumplir, se mantiene el régimen capitalista y se rechaza cualquier intento de poder obrero-trabajador, se defiende lo nobiliario de la gerencia por encima de los cambios que implica revolucionar los obsoletos esquemas; la base es objeto de menosprecio. Rimbombantes discursos alardean al profesionalismo en discusiones, se imponen la jerárquica ejecutiva. Por eso es tan notable la posesión de opositores activos en funciones políticas, despedazando todo rasgo del ideal chavizta e imponiendo su política con anuencia de la traición. La revolución está infécta de censura, el ignorar de su causa es de estrago por quienes le conforman directa e indirectamente, deteriora el proceso por eso de la admisibilidad del otro en exceso de pre-pro-impunidad, quizás un quedo provisto de temeridad va compelido del ejercer político de sumatoria cuantitativa y de poca presencia cualitativa respectiva y necesaria, sea la sí nostra-culpa invisibilizada por esa terquedad desprovista de la razón y de la fuerza. No es para nada casual que por ejemplo tengamos el infortunio de ser gestionados abiertamente del comportamiento contra-revolucionario y duda apariencia que se nos vende con la palabra oratoria que desdice con el hecho conspirativo, pero nunca nos dice de su felonía, dado que los resultados así hablan por sí solo. Desconocer líneas de lucha preconcebidas ideológicas, no admitirles bajo la burda excusa y el negar ser de composición polis-natural, desvirtuando el fin revolucionario de su gestión, es más que suficiente e inobjetable prueba para la confirmación infiltrada de derecha, y les hay aquí.



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Omar Ignacio Pinto


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