¡Huele a quemao!

Cualquiera sabe que los motores de los automóviles se llaman de combustión interna porque el movimiento que comunican a las ruedas, surge de la conversión de pequeñas explosiones controladas, provocadas por la chispa de las bujías y la mezcla de aire y gasolina, cuya energía mueve los pistones, éstos el cigüeñal, y así hasta la transmisión y los cauchos. Para que estos estallidos de gasolina no terminen fundiendo el motor, se requieren dos cosas: refrigeración y lubricación.

"Motores" y "explosiones" forman parte del léxico chavista desde los tiempos del Comandante. El mismo se permitió aquel comentario, entre amargo e irónico, de que los famosos "cinco motores" (¿se acuerdan?) se habían fundido, allá, en el año 2007. Uno de los cinco motores de Chávez, fue una "explosión": la del Poder Comunal. Los otros cuatro eran, a saber: la reforma constitucional, la Ley Habilitante, la misión "Moral y Luces" y la "nueva geometría del Poder". Había otra decisión que no llamó "motor", pero como si lo fuera: la fundación del PSUV de los restos del MVR y algunos pedazos arrancados de otros partidos "aliados". No insistiré aquí en que el PSUV nació como "Partido-Gobierno-Estado", es decir, un partido de funcionarios confundido con los cargos del gobierno y el estado, y por eso nunca fue de vanguardia, a la manera leninista, por lo menos. Lo cierto es que le cabe aquella expresión amarga de Chávez, cuando aceptó la "victoria de m…" de la oposición en 2007, contra la reforma constitucional. No me extenderé en el análisis de aquella circunstancia.

Lo que sí viene al caso, es la diferenciación entre las múltiples explosiones controladas de los motores y una gran explosión de un depósito de gasolina, al cual alguien le echa candela. Igualmente, la importancia de la refrigeración y la lubricación para que el motor no se recaliente y termine fundiéndose, como ocurrió en aquellos años.

Aunque no se le dé cobertura televisiva ni radial, todos sabemos lo que ha venido ocurriendo en zonas como Petare, Catia, 23 de enero, Caricuao, Montalbán, la Vega, etc. En Caracas, en los Valles del Tuy, al algunas zonas de Maracay, y pare usted de contar. Y todos los sabemos porque las redes sociales se encargan de divulgar videos y fotos de esas explosiones, mal que bien, controladas, como las conocidas "candelitas" que se trataba de apagar apenas se manifestaran.

La profesora López Maya lleva una contabilidad de esas manifestaciones. Alguien dirá que es con ánimo de fregar. Pero hay que reconocer que últimamente se han multiplicado. Hay una antigua frase que se presentaba como una "ley dialéctica": el paso de la cantidad a la cualidad. Ahora las pequeñas explosiones son más significativas. Hay más, y en zonas populares. La gasolina está esparcida por doquier. La chispa puede ser cualquier cosa. Para quien observa las colas, porque es miembro de ellas cada semana, lo ha constatado muy bien. La Policía y la Guardia a veces prenden el fósforo con algún abuso, algún gesto brusco, un celular decomisado, unas camionetas que llenan los efectivos de productos pasando por encima de la gente de la cola.

Y no hay ni refrigerante, ni lubricante, para estos motores, para la energía que producen esas explosiones controladas en las cámaras y los pistones de las localidades. De verdad, que no me gustaría estar en los zapatos de todos esos admirables militantes que, leales y dignos, por supuesto, todavía se fajan para formar los CLAP, las siembras urbanas, cualquier cosa, para paliar un poquitico (siempre, un poquitico) la grave crisis que vivimos. Sumidos en un activismo que les sirve para no ver su entorno; aferrándose a una brocha para evitar mirar el vacío sobre el cual patalean. Ellos pretenden ser el refrigerante y el lubricante. Pero no alcanzan. Se están quemando. No es suficiente su sacrificio, su trasnocho para viajar a la marcha en Caracas y caminar media Caracas para reafirmar su compromiso revolucionario. Les hace falta unos buenos conductores.

¡Huele a quemao! ¿No sería mejor, como en Argentina y Brasil, combatir desde la calle a los corruptos y grandes burgueses, que toman medidas antipopulares para imponer el capitalismo más cruel pero, al mismo tiempo, más esclarecedor, porque el proceso político ha puesto donde deben ir el pueblo y sus enemigos, en las dos aceras opuestas?



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Jesús Puerta


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