De la crisis de Venezuela a la desfachatez de Almagro

Es fundamental que el gobierno haga una buena lectura de la crisis económica del país, porque la crisis económica tiene para la sociedad nuestra más peso que la crisis política; pero la oposición juega a hacer de tripas corazón, anteponiendo su crisis política, basada en el lloriqueo constitucional y el desconocimiento de todo lo que suene a bolivariano, chavista, constitucionalista, gobierno y pueblo, menospreciando la angustia colectiva por la merma en la calidad de vida, la angustia existencial de la carencia masiva de productos, las muertes y enfermedades precipitadas. Por esa vía la oposición se está auto derrotando y, por la otra vía, el gobierno pierde su rumbo. En estos aspectos la responsabilidad es compartida.

Se necesita imperiosamente que se enderece el timón. No basta asomar miles de continers cargados de toneladas de fantasías alimenticias y medicinales, promoviendo eso como si se tratara de la llegada del hombre a la luna, matando pranes (insisto) y rodeando tarde a tarde al flamante vicepresidente Aristóbulo Istúriz de un séquito de oyentes-idólatras bajo el pretexto de informes de la agenda económica, las comunas, y bla bla bla; mientras los pendejos nos dejamos la piel cada madrugada en las colas, bien con lluvia copiosa o con el inclemente sol, las rabias propias y ajenas, las ofensas inmediatas y las que le lanzan a Maduro en primera persona, arrastrando una derrota moral, una derrota política, una derrota social, una derrota económica, una derrota profesional y una derrota de todo orden, que parece no tener remedio desde los salomes de Miraflores, tan engalanados por el señor Aristóbulo Istúriz; la pandereta del circo; ni desde el empresariado chantajista y neoliberalista.

El otro circo tiene también su pandereta: el señor Henry Ramos Allud. Este vomita odio, resentimiento y frustración. Su sonrisa y autosuficiencia va pareja con su petulancia. Como líder del ente legislativo no da la cara por los pobres, los hambreados, los sufridos, los chusmas que tienen los afiches de Chávez pegados en las paredes de sus casas (incluyéndome), porque su función es crear alboroto, ponerle la oreja a la conchupancia de la Mud, aumentarse los sueldos, y robar cámaras de la televisión, a ver si puede parecérsele al odiado Chávez, quien aparecía en todas partes. Pero Chávez fue un líder espontáneo, no mampuesto. Chávez era un joven valiente, no un viejo desgastado y sumiso a los intereses foráneos. Chávez tenía estilo dentro de su implosiva locura, pero Ramos Allud es el remedo del político abejorro puntofijista del siglo pasado. No hay por tanto, en esa Asamblea Nacional, un protagonismo de la derecha que convenza a quienes pasan hambre. Por eso el amor no les dura.

Y los protagonismos del Psuv (que no del chavismo) están en coma. Hasta los que se auto tildan "eficientes, honestos, humildes y santicos", están podridos por la corrupción. Desde Ecuador hasta Playa Parguito, desde Cumaná hasta Maracaibo, desde Puerto Ordaz hasta Caracas, desde Barcelona hasta Mérida, desde Maturín hasta San Cristóbal, desde Apure hasta La Guaira. Aquí nadie nos va meter cuentos revolucionarios, que no son cuentos revolucionarios. Necesitamos con urgencia un nuevo líder revolucionario capaz de darle a este proceso un giro de 180 grados, pero con la mano dura. Caiga quien caiga. Y para la derecha ni para mirar el vecino. Un líder con principios, que no esté negociando nada tras bastidores, para enriquecerse para luego aparecer en público con su cara muy lavada.

Un líder que active el trabajo honesto, que limpie de corruptela las instituciones, que acabe con los pillos de derecha y de izquierda, que desenmascare a los vagabundos y los condene, que revise los bienes de quienes se han aprovechado del erario público y los privilegios del poder, y que deje trabajar en paz a quienes permanezcan ajenos al desbarajuste político y demuestren intenciones razonables de invertir en el país, respetándole en justicia sus bienes, sus ganancias y el provecho de su trabajo. Eso sí, sin explotar a nadie. Los justo es lo justo.

El industrial debe dedicarse a producir sin la manía del chantaje dolarizado y la lloradera de camino. El estado de derecho debe apoyarlo imparcialmente para que trabaje con ética y responsabilidad, salvaguardando sus bienes y fortaleciendo al empleado y al obrero, dentro y fuera de las empresas. Es necesario que se alejen del juego político macabro golpista. El comerciante de derecha y el de izquierda tampoco tiene derecho a lucrarse con el descaro del sobreprecio, la manipulación dolosa de las mercancías, el usufructo y los vicios nuevos del bachaqueo y la corruptela con la Guardia Nacional, y otros entes que se prestan a la corrupción. Si no las instituciones como tales, algunos de sus funcionarios posibilitan la macabra maniobra de la especulación y la desviación de bienes destinados al servicio público, sin distinción de raza ni credo político. Eso es intolerable.

El conjunto de empresas expropiadas y los grandes lotes de terrenos arrancados al latifundio ameritan un nuevo esquema de puesta en servicio, bien mediante comodato o contrato con empresarios privados responsables y cumplidores, o bien mediante un sistema de producción mixto, con capital del Estado y del sector privado, que no las convierta nuevamente en foco de la corrupción, el desvío de fondos públicos, la entrega de cuotas de poder a jerarcas del gobierno, ni a sindicatos de vagos y maleantes que mal pusieron a estas empresas en tristes y desolados parajes del despilfarro y la pérdida de grandes sumas de dineros y bienes nacionales. Al sinvergüenza no hay que darle nada que no se merezca.

No se pueden canjear estas empresas por supuestos votos oficialistas que terminan en traición y usufructo. Quizás se pueda lograr esto retomando el programa de cooperativas eficientes, no las que se crearon a porrazos como parte de aquellas campañas electorales. Esas las utilizaron para embozalar a la gente con la promesa de créditos que después se pelotearon los más pudientes del Psuv, ahora convertidos en los ricachones revolucionarios como los que han surgido en la isla de Margarita. Algunos de ellos hasta fueron alumnos nuestros, muy pobres, en la universidad. Pero hoy día son magnates, señores ricos y pudientes. Eso, sí, MUY REVOLUCIONARIOS. Son intocables e intratables.

Tanto se aprovecharon de los dólares del país los comerciantes extranjeros como los nacionales, los estudiantes "raspacupos", como los mismos chavistas que pudieron salir a canjear el cupo de viajaros (en dólares) en Trinidad, Cuba, Puerto Rico, Ecuador, Perú, Colombia, Alemania y España, entre otros destinos. Fue tal la magnitud de este desfalco que las aerolíneas internacionales tenían sobre vendidos los boletos para el exterior hasta con un año de anticipación. En Maiquetía apresaron a no pocos viajeros con más de veinte tarjetas de créditos de diferentes propietarios, y maletas abarrotadas de efectivo, tanto dólares como euros. Y ese pequeño detalle de la corrupción y el enriquecimiento ilícito abarcó por igual a opositores lastimeros y llorones que se mueren si no hay revocatorio, y a gente afecta al chavismo que se rasgan las vestiduras de revolucionarios sólo por ponerse una franela roja rojita.

Esta crisis venezolana tiene, en suma, una profunda corrupción moral que abarca por igual a los opositores, y a quienes ejercieron o ejercen función de gobierno, desde ex alcaldes y ex gobernadores oficialistas y anti gobierno, hasta ex ministros, directores estratégicos, vice ministros, gerentes, jefes de comandos adversos a Chávez y Maduro pero en igual medida de las toldas de Primero Justicia y la MUD, y antes, de quienes rodearon a Frijolito, a Rosales, a Carmona Estanga, Capriles, López, Machado y pare usted de contar. Aquí no hay santos.

Los que recibieron créditos públicos, financiamiento, ayudas económicas sustanciales para la pesca, el agro, la industria y el comercio, y se lo gastaron todo sin pagar nada, se lavaron las manos como Pilatos, sin embargo siguen pegados de la teta del gobierno, mientras los otros se han gastado toda la boletería de las aerolíneas internacionales para ir a lloriquear como unas mamitas malcriadas en Washington, en Nueva York, en Bogotá, en Madrid, en Lima, en Buenos Aires, en Miami, etc,, para que algún alucinado y obnubilado de odio, como el señor Almagro, mande a preparar la artillería pesada de los marines, los drones, los satélites y los barcos para sitiar a Venezuela, aislarla, quemarla, invadirla, desparecerla del mapa suramericano, hasta borrarla de la historia. Vieja pretensión esta que data desde finales del siglo XIX.

Nada más descabellado, más fuera de lugar que esa pretensión almagrerista, dentro del actual contexto geopolítico del mundo. Se creen Ramo Allud, Almagro, Capriles, Lilian Rintori y María Corina Machado que ya este pueblo se dejó aplastar y murió con esa invocación injerencista de Almagro. Pues no. Aquí, en América Latina, en Europa y más allá hay suficiente reserva moral para desnudar sus ambiciones terroristas e imperialistas, y toda su bajeza entreguista y bochornosa de la propia identidad de los venezolanos. Sólo esperemos que se desarrollen los acontecimientos para que ustedes vean una vez más cómo les va salir el tiro por la culata.

Venezuela no se doblegará a la bota imperialista yanqui ni a ninguna otra. La historia de esta patria grande y buena no la mancillarán unos ególatras antipatriotas y unos ricachones hambreadores de pueblos. La dignidad de este país no se somete con cartas de ultratumba ni con ejércitos terroristas. Aquí hay Venezuela para rato. La revolución apenas empieza. Ahora es que viene el joropo, compatriotas. No se engañen.



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José del Carmen Pérez


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