Activemos el Poder Constituyente Popular

La incompetencia del gobierno para resolver la actual crisis que atraviesa el país, aunado a la ineptitud de la oposición para concebir repuestas que satisfagan las necesidades de todos y todas las venezolanas, han colocado a nuestro país en una grave situación que solo se puede superar mediante la activación del PODER CONSTITUYENTE POPULAR para que, tomando en cuenta el ineludible efecto en nuestro país de la crisis mundial en curso, así como las causas estructurales y coyunturales del agotamiento del rentismo petrolero y bajo el ejercicio responsable y antagónico de la democracia garantizada en la Constitución Nacional seamos capaces de formular el Proyecto País que impida que la situación actual quede fuera de todo control pacífico.

ACTIVEMOS EL PODER CONSTITUYENTE POPULAR PARA ENFRENTAR LA CRISIS!!!

FRENTE A LA CORRUPCIÓN, AUDITORIA PUBLICA Y CIUDADANA!!!

DEFENDAMOS LAS CONQUISTAS SOCIALES Y POLÍTICAS DE LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA!!!

CONSTRUYAMOS DEMOCRÁTICA Y PACÍFICAMENTE LAS BASES ECONÓMICAS Y CULTURALES DEL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI!!!

NO AL ECOCIDIO DEL ARCO MINERO Y AL EXTRATIVISMO MINERO DEPREDADOR!!!

1.  Necesitamos repuestas nacionales en un marco internacional sometido a la crisis del capitalismo global

El mundo vive una crisis sistémica caracterizada por la desigualdad creciente entre el trabajo y capital, la inestabilidad económica y la degradación ambiental. Empobrecimiento y exclusión en el ámbito global son reflejo contundente de esa crisis, como también son expresión de la crisis del capitalismo global las guerras en Afganistán, Irak, Libia y Siria, incluyendo las inhumanas consecuencias para los obligados a emigrar. También es inocultable el cambio climático, la contaminación, el fenómeno del Niño, el incremento del nivel de los mares, el agotamiento de las fuentes de agua, el deterioro de la biodiversidad, el brote de enfermedades nuevas, la desertización y el agotamiento de los recursos naturales debido principalmente a la exacerbación del extractivismo en la explotación de la naturaleza y del trabajo impulsada por la acumulación, cada vez más desigual, del capital.

La crisis mundial impacta directamente a todos los países, en particular a los periféricos y dependientes primario-exportadores, como Venezuela, viéndose estos sin posibilidades de alcanzar mejores niveles de bienestar, socavándose no solo su soberanía sino los logros sociales y políticos alcanzados.

Ante la crisis mundial del capitalismo, la revolución bolivariana liderada por Hugo Chávez inició en Nuestra América un cambio político democrático que sincronizándose con el surgimiento de varios gobiernos progresistas ha producido nuevos mecanismos de integración como el ALBA, PETROCARIBE, UNASUR y CELAC, conformándose un bloque geopolítico regional con autonomía frente a las estrategias hegemónicas de EEUU. Lamentablemente hoy debemos reconocer que la contraofensiva de EEUU y sus aliados nacionales en diferentes países latinoamericanos coloca en riesgo los logros de soberanía e independencia alcanzados en los últimos años, obligando ello a una defensa de los logros alcanzados, principalmente en la autonomía de los países para librar sus propios combates contra la pobreza empleando sus recursos naturales en armonía con la Naturaleza.

2.  Necesitamos enfrentar democráticamente la crisis nacional: colapso socioeconómico, crisis institucional, con pérdida de legitimidad del liderazgo nacional

Impactada por la crisis global del capitalismo, Venezuela padece una grave crisis sistémica que abarca lo económico, la social y en particular lo cultural y lo político. En lo económico la recesión es socialmente insoportable por la caída de la producción interna, tanto agrícola, como manufacturera e industrial, acompañado de un déficit fiscal derivado de la enfermiza dependencia del rentismo petrolero. Hasta ahora el Gobierno Nacional no ha sido capaz ni de comprender ni mucho menos enfrentar la causas estructurales y coyunturales de la situación económica, originándose un descontrol de la inflación –el principal problema actual de la economía venezolana– y del desabastecimiento y especulación de los bienes, en particular los agroalimentos, y servicios esenciales que está afectando abruptamente las condiciones de vida de la población y de trabajo, sometida a las indignantes e inmanejables colas ocasionadas por la escasez, la corrupción, el acaparamiento y el "bachaqueo", que refleja la expansión de una economía ilícita mutiladora de la capacidad y legitimidad del Estado, haciendo peligrar la convivencia social pacífica de los venezolanos y venezolanas.

La crisis social se profundiza, adicionalmente, por el insoportable cuadro calamitoso de la salud caracterizado no solo por el desabastecimiento, con "bachaqueo" incluido, de medicamentos e insumos sino también por colapso de esenciales servicios de salud, atentándose contra la vida de los venezolanos, especialmente de los más pobres. La incapacidad, la corrupción e indolencia de los responsables, públicos y privados, para asumir los correctivos necesarios demuestran que ni el Gobierno ni la Oposición son capaces de acordar lo mínimo para mitigar las calamidades de la población. Si en salud no hay capacidad ni voluntad para un entendimiento humanitario mucho menos lo hay para enfrentar los desafíos de la crisis del modelo rentístico petrolero arraigado en el país. Solo mediante la activación del Poder Constituyente Popular podremos encontrar democráticamente las propuestas del pueblo creador y sabio para superar los problemas.

Las agresiones externas e internas contra el país, manifestadas en desinversión productiva, interrupción de la circulación de bienes y servicios, el "dólar Cúcuta" como referencia especulativa del bolívar, la guerra mediática nacional e internacional configuran un cuadro desestabilizador, que el Gobierno Nacional denomina guerra económica, y la designa como la principal o única causa de esta crisis. A pesar de que tales elementos, ciertamente, ejercen influencia negativa en el comportamiento de la economía, no es menos cierto, que el Gobierno es el principal responsable para el adecuado enfrentamiento de la situación. Por el contrario, la deficiencia gubernamental ha profundizado aún más la crisis. Por su parte, la oposición es incapaz de una mínima defensa de los intereses del país, estando secuestrada por los sectores beneficiarios de la guerra económica.

Como consecuencia de esta crisis sistémica el país confronta una profunda crisis cultural y política; que no solamente se expresa en la creciente inestabilidad social y del orden, con enfrentamientos del Pueblo contra el Pueblo, siendo los linchamientos la más reciente expresión de esta fratricida lucha, que se agrega a la falta de solidaridad que se aprecia en el "sálvese el que pueda". Todo ello ha mermado la legitimidad tanto del gobierno como de la oposición. Ni el gobierno ni la oposición, ni separadamente ni en los ámbitos institucionales de corresponsabilidad como la Asamblea Nacional , demuestran capacidad para enfrentar la situación. Todo se reduce a rechazar lo que el otro propone. Para la oposición el problema es la "salida" del Presidente Maduro, ignorando y evadiendo la corresponsabilidad de la oposición en la profundización de la crisis.

Los numerosos casos conocidos de corrupción entre funcionarios y empresarios corruptos que no son investigados y sancionados hasta las últimas consecuencias, aceleran la incredibilidad y desconfianza en el gobierno, pero también de la oposición que hace defensa a ultranza de quienes han cometido delitos contra la Patria y los derechos humanos, como lo acaban de demostrar con la reciente Ley de Amnistía que parte del desconocimiento del estado de derecho y justicia consagrado en la Constitución y más reconciliación pareciera estar dirigida a todo los contrario.

La continuidad de estilos sectarios y autoritarios en el tratamiento de la necesaria discusión interna del chavismo, socava la confianza en la actual dirigencia. Reclamamos una profunda autocrítica del modo vertical, burocrático y autocrático como se ha estructurado la relación gobierno-partido-militantes, que ha fortalecido el modelo clientelar, neutralizando el papel protagónico del poder popular. El debate al interior del chavismo debería comenzar por la renuncia de la dirección política responsable del fracaso del 6D y el inicio de un proceso de regeneración del chavismo que incluya la reestructuración radical del Gran Polo Patriótico, superándose la concepción electorera mediante la convergencia democrática de partidos revolucionarios y movimientos sociales, enraizados en la base popular con autonomía frente al gobierno.

Esta crisis sistémica alcanza a todos los poderes públicos y también al sector privado e incluso al poder popular, mientras que la injusticia y la corrupción permanecen impunes. Otro tanto sucede con la participación de algunos militares en las instituciones civiles que se escudan en la doctrina bolivariana de la unión cívico-militar y su supuesta adhesión al proceso, para justificar su conducta arbitraria y contraria a la probidad que debe caracterizar al funcionario público. Reclamamos que los altos funcionarios y militares involucrados en casos de corrupción sean sometidos a sanciones ejemplares. Así mismo exigimos al Poder Ciudadano que respalde la "Auditoria Pública Ciudadana" que se ha solicitado para investigar el defalco milmillonario de los dólares de CADIVI y particularmente de la deuda externa,

La reciente decisión del gobierno sobre el llamado "arco minero" agrava la situación de crisis del país pues el Decreto del Presidente Maduro, contradiciendo el discurso ecosocialista contenido en el Plan de la Patria, autoriza un megaproyecto explotación minera con una extensión de 111.000 Km2 que incluye a los estados Amazonas y Bolívar, que afectará, de manera irreversible, las fuentes de agua dulce, la biodiversidad, la generación hidroeléctrica, la soberanía territorial y la existencia de los pueblos indígenas en esa región. Esta acción con impacto intergeneracional, profundiza y amplia el modelo extractivista rentístico por lo que reclamamos la activación del Poder Constituyente Popular para derogar el Decreto y restituir la soberanía del país.

3.   Enfrentemos el falso dilema de los dos modelos. Asumamos autocríticamente que el proyecto socialista no ha sido aún desarrollado.

Aprovechando la coyuntura, las cúpulas opositoras, intentan crear confusión en la sociedad venezolana, en particular en el pueblo chavista, afirmando que esta crisis económica demuestra el fracaso del modelo socialista bolivariano, planteándolo como la confrontación entre "dos modelos" mutuamente excluyentes, el capitalismo con su democracia liberal burguesa y el socialismo con la democracia socialista autogestionaria. Aquí no ha hay, de verdad verdad, ninguna confrontación entre capitalismo y socialismo.

Primero, porque en el ámbito de la oposición se confrontan, dentro de su concepción capitalista, dos modalidades, ninguna de las cuales termina de asumirse como proyecto para el país: la social-democracia inspirada en Europa como contención al post-capitalismo soviético, y el neoliberalismo que se impuso luego de la caída de la URSS.

Segundo, porque el modelo socialista bolivariano, más que una realidad es un proyecto en construcción que implica un proyecto de nación en el que deben echarse las bases para el desarrollo de un nuevo modelo productivo endógeno sustentable, privilegiando la propiedad social autogestionaria y, del desarrollo de la democracia participativa y protagónica.

Ni las propuestas de la oposición ni las políticas actuales del gobierno apuntan a resolver el verdadero problema venezolano: el modelo rentístico-importador. La revolución no lo ha podido cambiar. Por el contrario la economía se ha hecho más dependiente de los petrodólares y la fuga de capitales se triplicó. Es en ese sentido que con profundo coraje autocrítico se debe asumir un fracaso, "por ahora", del proceso bolivariano. Esto no impide reconocer los innegables logros sociales alcanzados desde 1999 y que hoy lo que está en riesgo precisamente es la postergación de la construcción del proyecto socialista venezolano.

Venezuela continúa desempeñando en la economía mundial el papel de proveedor minero-petrolero seguro y barato, y a la vez, el de consumidor de bienes manufacturados e insumos destinados a un aparato productivo desarticulado y tecnológicamente dependiente, por ello, carente de dinamismo y sostenibilidad propia. Este modelo originó y alimenta una oligarquía parasitaria, dependiente del gran capital transnacional y existencialmente condicionado a la captación de la renta petrolera, que solo lo que hace es pedir petrodólares para seguir acumulando parasitariamente su patrimonio externamente, sin importarle el bienestar y soberanía del país.

Es necesario entonces, delinear un Modelo económico de transición para construir el nuevo modelo productivo endógeno sustentable. En esencia, de lo que se trata es de pasar, del modelo del sistema capitalista dependiente subordinado al capital transnacional, expresión del proceso civilizatorio occidental eurocéntrico y neocolonial, a un modelo sustentado en el ecosocialismo del "Buen Vivir" indoamericano. Para Venezuela, la resolución de la crisis debe pasar por la búsqueda de un nuevo modo de vivir, tanto individual como colectivamente, apoyado en un nuevo paradigma que rompa con la cultura rentista consumista.

4.  Activar el Poder Constituyente para dar el "Golpe de Timón"

La emergencia por la crisis no se puede atender ignorando los aspectos urgentes de la coyuntura -inflación, escasez, inseguridad- pero tampoco lo urgente se puede atender ignorando lo estructural. Por ello es necesario atender la emergencia con una visión y planificación sistémica de un Proyecto Nacional que contemple lo Cultural. No podemos dar respuesta a la crisis con más rentismo y/o "soluciones" individuales de empresarios y grupos organizados. Asumamos la planificación con un enfoque sistémico, socio-económico-energético-ambiental-territorial y abandonemos el enfoque desarrollista antropocéntrico fragmentario.

Hoy, más que nunca, cobra sentido el "golpe de timón" planteado por el Comandante Chávez poco antes de partir. La conducción política del "chavismo" no ha podido, o no ha sabido, dar el gran viraje para pasar de un estado asistencialista -focalizado casi exclusivamente en pagar "la deuda social" a través del direccionamiento de la renta petrolera hacia programas sociales- hacia la construcción de una versión venezolana de socialismo, que incluye la superación del rentismo.

El país evoluciona aceleradamente y de manera inevitable hacia una crisis de poder que no tiene solución por la vía de la negociación entre las partes. La solución no puede venir ni por la vía violenta del golpe o guerra, ni por el pacto de élites y la negociación cupular. Es allí donde la voluntad del pueblo, a través de la Poder Constituyente Popular debe constituirse en el protagonista que canalice y produzca democráticamente la salida a la actual crisis sistémica: político-social-cultural y económica, dentro del marco constitucional.

Sobre la base de esas premisas proponemos:

  1. Que la democracia real funcione: Pasemos de la democracia que tenemos a una democracia participativa y protagónica real. Insistamos en erradicar el dominio integrista y sectario de los partidos sobre todos los ámbitos de la sociedad y defendamos la democracia participativa y protagónica y la contraloría social.

  2. Un país en profunda crisis no se arregla con la guerra: Enfrentemos la crisis dentro de un marco nacional constructivo, profundamente ético y que garantice la paz. Construyamos las condiciones para la recuperación del país, mediante un consenso nacional que de legitimidad a la dirigencia y a las soluciones.

  3. Enfoque sistémico para enfrentar lo coyuntural (inflación y escasez) a partir de lo estructural: revisión del modelo económico-energético con una visión de Proyecto Nacional concibiendo este bajo un enfoque que permita explorar y buscar soluciones que no se encuentran exclusivamente en la economía, la sociología o en la política. El modelo socio-económico-energético-ambiental-territorial debe ser revisado apelando a las numerosas contribuciones que amplios sectores nacionales han hecho en esta dirección.

  4. Abrir las compuertas de la participación real de amplios sectores nacionales, sin sectarismos: La solución no viene ni por la vía violenta de golpe o guerra ni por el pacto de élites ni por la negociación cupular. La crisis la concebimos como una crisis de legitimidad. La más profunda preocupación que nos anima a pronunciarnos radica en el hecho que no existe alternativa política creíble en el país, capaz de convocar el consenso necesario para salir, pacífica, democrática y constitucionalmente de esta crisis. El temor de que la torpeza, la ineptitud y la incompetencia nos conduzcan por caminos de violencia y de destrucción nos obliga a lanzar este mensaje y a convocar al país para que se constituya una opción que conjure las amenazas que en el corto plazo se avizoran. Y esta opción, constituida en consenso, que impulse la transformación profunda que el país demanda y que las desigualdades entre ricos y pobres producto de la crisis social, ambiental y económica mundial comiencen a ser una etapa histórica superada en nuestro país.

Firman:

Ramón Rosales Linares

Gustavo Márquez Marín

Ana Elisa Osorio

Héctor Navarro Díaz

Víctor Álvarez Rodríguez

Fernando Blanco

Oly Millán Campos

Jesús Puerta

Ezequiel Aranguren

Luis Blanco Aguín

Paulino Núñez

Mariano Crespo



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