¿De quién es la calle?

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Las imágenes de lugares (galpones, comercios, restaurantes) donde la inspección del Gobierno Bolivariano, con el apoyo de grupos organizados de la comunidad, encuentran grandes cantidades de productos escondidos (acaparados) son trasmitidas por las redes sociales y por el canal oficial, VTV. Con esos productos, pastas, café, aceite, detergentes, …se pueden abastecer los hogares de muchas personas.

Familias que actualmente están pasando necesidad, no sólo porque el ingreso no le alcanza para terminar la semana sino porque los productos no son colocados en los anaqueles. Los venezolanos estamos siendo azotados por las dos hojas filosas de una tijera: la escasez provocada y la inflación inducida.

Por una lado, se produce una escasez artificial por parte de grandes intermediarios que, en vez de colocarlos en los establecimientos formales, hacen negocio con una red que  se ha denominado “bachaqueros”. Al mismo tiempo, se produce un ajuste de precios de forma altamente especulativa, en la medida que los precios de los bienes se pueden duplicar de una semana a otra, obteniendo de esta forma un altísimo margen de comercialización. La escasez programada forma parte de una estrategia que ha perfeccionado los grupos económicos, con la esperanza de socavar el apoyo político del Gobierno.

Las imágenes de la gente haciendo cola desde tempranas horas, de los rostros de frustración, de rabia y de profunda tristeza porque los reales no alcanzan, se repiten en trasmisiones continuas por las “redes sociales” y por las televisoras privadas. Los capitalistas, y su liderazgo político de la MUD, están aplicando una terapia de Shock, para que la gente traumada acepte

lo que sea, incluso un gobierno de derecha.

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Estas pruebas están servidas, para aquellos que todavía dudan de la existencia de la guerra económica. Las respuestas ante esta situación de necesidad ha sido diversa, focos de saqueos y manifestaciones, en muchos casos espontáneas y en otros capitalizadas por la  derecha, cada vez se repiten y se repetirán con más frecuencia y magnitud. El territorio callejero es un campo de batalla donde los necesitados, los que viven de un salario o un sueldo, están a nivel de desesperación.

Las altamente frecuentes alocuciones de Gobierno, no logran calmarle la angustia a la gente frente a esta trampa mortal. Mientras el discurso falso de la derecha, agrupada en la MUD, no logra convencerlos. Todos intuyen la hipocresía de la oposición, los cuales se han dedicado en estos 5 meses a tratar de tumbar el gobierno para hacerse del premio mayor. La gente sabe que ese liderazgo burgués de la oposición no le interesa resolver sus problemas.

Pareciera que el estallido social está suspendido en el aire que se respira. Sólo falta un detonante para que ocurra.

La oposición de derecha, los defensores de los especuladores y de los capitalistas aglutinados en la MUD, tratan infructuosamente de llamar a la calle y de tener el liderazgo de la protesta. Pero ellos saben que juegan con fuego, porque en el fondo su defensa de la propiedad privada es contradictoria con la promoción de los saqueos. Quieren que se produzcan los saqueos para lograr un objetivo de cortísimo plazo, obligar al Presidente Maduro a dimitir o justificar una intervención. Los saqueos y las manifestaciones masivas, según la planificación del enemigo, tiene el objeto de generar una situación de caos, y de esta forma –siguiendo el guión del Comando Sur (Operation Venezuela Freedom-2)- lograr un momento donde puedan coronar el Golpe de Estado.  Pero saben que, luego de lograr dicho objetivo, deben detener la avalancha del pueblo en la calle. Saben lo que ocurrió el 27 de febrero, saben que la Fuerza Armada Bolivariana no reprimirá al pueblo, estará al lado del pueblo necesitado. Tienen un gran problema los que hoy están del lado de la oligarquía, deben cortarle las alas al pueblo y a los militares patriotas.

Chavismo duro

El Gobierno Bolivariano, atrapado como nunca en la legalidad burguesa, trata de poner “orden” cuando la burguesía tiene sitiado al pueblo. Llama repetidamente a la paz, manteniendo la ilusión que de esta forma frenará la arremetida de los fascistas. Los grandes grupos económicos, siguiendo las directrices emanadas de la Embajada de Estados Unidos, tienen al pueblo en un secuestro express, sitiado, acorralado.  A través de sus partidos y sus medios de difusión y manipulación de masas, tratan de responsabilizar al Gobierno de una situación donde los capitalistas son los responsables principales. Ellos son los que especularon con el tipo de cambio, ellos fugaron las reservas, ellos hicieron negocios con los recursos públicos, ellos acaparan los bienes, ellos son los bachacos mayores.

El Gobierno y el Partido Socialista Unido de Venezuela deben optar entre el pueblo o los capitalistas. Pero resulta que no lo está haciendo por tres razones: 1) Parte importante de su dirigencia está invalidada para tomar la decisión, algunos tienen las manos embarradas en los recursos públicos, muchos están negociando o permitiendo la negociación con el capital financiero y con las trasnacionales mineras; 2) otros, siendo honestos están sencillamente opacados por esa costra que es la corrosión ética; 3) Se perdió la visión estratégica y la capacidad táctica.

No falta la comida ni los medicamentos en las residencias de la Oligarquía del Dinero, en los despachos del Banco Occidental de Descuento (BOD), de BANESCO, de toda la Banca Privada, en la Grandes Empresas Capitalistas. Mas bien celebran las grandes ganancias que han obtenido al lograr capturar los dólares de la renta petrolera y el crecimiento del consumo durante 13 años consecutivos. Celebran las ganancias que les deparó la venta de bonos en dólares de PDVSA y del Gobierno. Celebran la compra de bancos y empresas en el exterior. Mientras el pueblo (chavista y no chavista) es sometido a la penuria.

En la Asamblea Nacional, los diputados de la MUD, que prometieron terminar con las colas si la gente votaba por ellos, ahora no dejan de hacer la cola de inmigración en Maiquetía para pasear por el mundo y disfrutar de los viajes y viáticos en dólares, para denunciar la “falta de democracia” y “el hambre en Venezuela”. Miami y Washington es una de sus escalas preferidas.

La calle es del pueblo, el enemigo está reunido en masa bajo un solo estandarte. Debemos organizar la protesta, convertirla en una protesta pueblo contra  capitalistas, pueblo contra especuladores, pueblo contra banqueros ladrones, pueblo contra corruptos, pueblo por el pueblo. Debemos preparar la resistencia y acumular fuerzas, reafirmar nuestros principios éticos. El chavismo no se reduce al gobierno ni a la actual dirección que perdió el sentido estratégico. El chavismo oficial esta cada vez más disociándose del pueblo, está atrapado en el confort y el disfrute de los privilegios. Los honestos que quedan en el Gobierno son minoría y no tienen liderazgo.

No basta entonces con retomar la calle, con apuntalar el protagonismo popular, es necesario reconstruir la dirección política del proceso revolucionario.

 



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