Venezuela bloqueada

El plan de aniquilar la Revolución Bolivariana lleva marcha acelerada. Todos los factores de la derecha interna e internacional han conjugado sus estrategias con el fin de acorralar al presidente Nicolás Maduro. Los llamados al diálogo son inútiles porque lo que la derecha desea es que el gobierno se rinda. El vicepresidente Aristóbulo Istúriz ya lo afirmó: "Maduro no se va a entregar". La respuesta a esta postura gubernamental ha sido apretar la soga económica contra el país profundizando la guerra económica y avivando el bloqueo. Igual que Cuba heroica durante 57 años, la población venezolana no recibe sus bienes esenciales producto de la semi actividad que cumplen las empresas multinacionales, las que han reducido su producción y la desvían hacia el mercado informal. La línea política es "tierra arrasada", como la han aplicado en Libia, Siria, Irak, Irán, Pakistán, Afganistán los últimos años. Y donde les ha resultado, han destruido países y llevado su población a guerras.

El Gobierno Bolivariano se defiende casi solo. La izquierda latinoamericana está confundida y paralizada y, salvo el ALCA-TCP, los antiguos países aliados toman distancia de Venezuela. Está quedando atrás la promesa de integración latinoamericana como futuro de bienestar e independencia de nuestros pueblos, y la derecha ha logrado una articulación internacional sin precedentes mientras dirigentes y partidos políticos de izquierda se desmarcan. No fue suficiente el liderazgo de gigantes como Hugo Chávez, Néstor Kishner, Lula Da Silva, quienes le dieron nuevo aire a la lucha ya emprendida por Fidel Castro y Daniel Ortega, para que efectivamente se levantaran las banderas de la reivindicación popular. La lucha de clases es inevitable y tarde o temprano nos damos el trompazo de escoger entre capitalismo o socialismo. Lo está sufriendo Brasil ahora mismo, apelando a la lucha de los movimientos sociales desmovilizado durante años por el propio gobierno. El antiimperialismo peronista argentino no fue suficiente para abrir la brecha del cambio profundo en ese país y Ecuador transita la débil cuerda del "capitalismo humanista". Solo queda la irreverente Venezuela en sur América, siempre a la vanguardia, acompañada de la Bolivia incondicional de Evo Morales, la Cuba de siempre y los países del ALBA-TCP.

Como otras veces, nos encontramos en el dilema de escoger entre Reforma o Revolución. Pactar con la burguesía (cualquiera ella sea) y propiciar una especie de "desarrollismo nacionalista". Oscar Varsavsky decía que América Latina tenía 3 caminos: colonialismo, desarrollismo o socialismo. En 2005 Venezuela se declaró socialista, lo que nos obliga a seguir apostando a la conciencia del pueblo, formándolo y dándole más y más poder. "Comuna o nada" orientaba el presidente Chávez hace años. No hay otro camino.



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Morella Barreto López

Historiadora y Diplomática

 barreto.morella@gmail.com

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